En una de nuestras incursiones por los aledaños del monte Galiñeiro, nos encontramos, en un claro del bosque, entre pinos y carballos, con una pequeña cruz de piedra sobre la que colgaba, ya mustia, una ofrenda floral. Nos llamó la atención que en un lugar tan perdido y oculto se elevase ese pequeño monumento funerario, casi escondido pero no olvidado, pues alguien se cuida, de vez en cuando, de colocar en él un recuerdo.
No faltaron las elucubraciones y conjeturas tratando de encontrar una explicación. Quizás sea un recuerdo de alguien que fue asesinado en ese lugar. O muerto, quizás, en los negros días de la guerra civil. Una venganza, un revancha… Quizá sea algo menos dramático. Un accidente cardiovascular como se dice ahora, un infarto que terminó allí con la vida de un caminante solitario. Si eso fuese, sería un aviso a tener en cuenta para los senderistas que caminan a solas. Es un riesgo el senderismo en soledad. Sin llegar al infarto, una simple torcedura, un esguince, puede dejarlo a uno tendido en el suelo, con pocas posibilidades de auxilio, ya que en estos sitios el móvil no sirve de ayuda porque no suele haber cobertura. En fin, esta cruz nos dio que pensar. Allí, en aquel lugar, humilde y solitaria, un aura de misterio rodea a la pequeña cruz y le da cierto encanto en su rústica belleza.
Un poco más tarde, en el sendero que nos acerca a la Virgen de las Nieves, un fuerte y áspero olor delata la presencia de un animal muerto. Es un caballo. Patas arriba, el vientre hinchado, al borde del camino, un aire de tragedia rodea al animal. La perra Rita, que nos acompaña, se para en seco y solamente su dueño Eduardo es capaz de hacerla pasar por delante del animal muerto. La muerte de nuevo nos sale al encuentro en nuestra caminata de hoy. ¡Qué contraste! Nosotros tan vivos, disfrutando del placer de andar, caminar es vivir, es nuestro lema, y la muerte empeñada en recordarnos que anda por ahí entre cruces y caballos muertos. Pues sí, no lo olvidamos. Morir habemos, ya lo sabemos, se decían los cartujos entre sí, pero mientras vivimos y disfrutamos de la vida, los que tenemos el privilegio de hacerlo mientras caminamos, le pedimos a la Dama de la guadaña que no nos amargue nuestras andaduras con tan tristes estampas.
Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo | Datos de la ruta | 14 Km. | 3 h. | Media | Soleado |
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