Inolvidable hermosura

Hay cosas que, por agradables que sean llegan a cansar. Esa comida que tanto nos gusta pero de que, de tanto repetirla, nos deja hartos. Esa película vista cien veces que acaba aburriendo por buena que sea. Esa música, ese cuadro..

Pero lo que nunca cansa, lo que nunca aburre es la belleza siempre viva y cambiante de la naturaleza cuando luce su hermosura en un entorno tan especial como las tierras que bordean el río Vez  a su paso por lo que en Portugal han titulado como O Pequeno Tibete Portugués, un increíble paisaje situado a las puertas del Parque Nacional da Peneda-Gerês, el único del país lusitano.

Generación tras generación, a lo largo de siglos, han ido construyendo en las laderas de los montes cientos de hectáreas de bancales, verdes terrazas domesticando la montaña para convertirla en las fértiles veigas que durante muchísimo tiempo fueron la despensa de estos lugares y que recuerdan los exóticos campos del lejano Tibet.

Hasta las mismas riberas del río se extienden los bancales y hasta allí llegamos desde los altos de Sistelo, monte arriba, monte abajo,  caminado ora por viejos senderos empedrados en los que los carros del país han dejado sus huellas o rodelas esculpidas  en las losas a lo largo de los siglos, ora por los estrechos caminos que serpentean  entre los montes.

Va el río pleno de caudal y bravura, sus aguas inquietas rebosando blanca espuma en rápidos que se suceden a lo largo de su curso, entre la frondosa floresta de ribera. Lo seguimos  por el ancho sendero que bordea su margen derecha, salvados los desniveles por los famosos «pasadiços» del río Vez, las numerosas pasarelas de madera  que permiten disfrutar de la vista del río tanto a ras de su cauce como desde la altura, ofreciendo al caminante una estampa cuya belleza es imposible de describir y aún más de olvidar.

Ya va la lluviosa mañana entregando sus horas al mediodía cuando nos desviamos del río para entrar en Sistelo, una pintoresca  aldea presidida por el decimonónico castillo del Visconde y reconocida en 2017 como Monumento Nacional por la belleza de su entorno.

Allí, my cerca del castelo, nos espera  O Cantinho do Abade con la mesa bien puesta para los dieciocho comensales que hoy componen la expedición de Los Lunes al Sol.

Petiscos varios muy apetecibles, antesala del Lomo de porco, especialidad de la casa y un delicioso brazo de gitano, «rodo» en portugués, todo regado por un caldo alentejano, invitación de Marcial por su cumpleaños,  dejan a todos satisfechos, contentos y dispuestos para continuar la jornada abandonando Sistelo por los ciento y pico escalones que nos llevan, después de caminar unos pocos kilómetros entre chozos, viejos muiños y rústicos puentes,  hasta las alturas en donde se encuentra Porta Cova, inicio y final de este espléndida jornada.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,470 Km. 6 h. 38 min. Media Lluvioso 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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