Un tesoro escondido

En estos tiempos de confinamiento, encerrados en los límites de nuestro municipio, no tenemos otra opción que, si queremos evitar las repeticiones, buscar nuevas rutas en el reducido entorno en el que nos podemos mover.

En la urbe viguesa es muy frecuentado el paseo que discurre por las orillas del río Lagares al cual tributan dos afluentes: el Eifonso que tiene su origen en el Monte de As Lagoas, muy cerca de la Ciudad Universitaria, y el Rego da Barxa, más modesto y menos conocido, que nace en las proximidades del Alto de  Eixón, en la parroquia de Sárdoma.

Hay que caminar unos cientos de metros por el paseo del Lagares y desviarse un poco después de pasar por el polígono de Miraflores. Seguimos   un rato más entre naves industriales para abandonar el asfalto y encaminar la ruta por un sendero que nos lleva por los aledaños del Monde da Serra hasta las orillas del Rego da Barxa que en estos días de lluvias y borrascas baja  encajonado en la vaguada  con su cauce rebosante de agua, espuma y energía entre la frondosa arboleda, a la sombra de las altas acacias que filtran la luz de la mañana arrojando un sombra semioscura sobre las aguas del río que bajan alborotadas y brillantes como ondulantes láminas de  bruñido acero.

Nos acercamos hasta O Campo da Feira, una explanada en donde en otros tiempos se mercadeaba con ganado y productos de la tierra, cerca del campo de fútbol de As Relfas, en pleno centro urbano de Sárdoma, el cual abandonamos para bajar de nuevo al río y recorrerlo de arriba abajo. La ruinas de un viejo muiño en cuyo dintel está grabado el en año de 1.777 nos contemplan silenciosas y olvidadas en su solitario rincón.

Parece ser que existe un proyecto para crear un gran parque forestal por las riberas del Barxa que sería el más grande la ciudad. De momento lo que hemos visto ha sido una máquina taladora que ha arrasado una ladera del Monte da Serra lo cual puede ser un anticipo del citado proyecto. Lo cierto que su aspecto es ahora desolador, aunque también es verdad que la población forestal de este monte está formada por las invasoras acacias que, aunque dan lugar a hermosos bosques, son letales para nuestros montes por su facilidad para propagar incendios y su dominio del terreno impidiendo el crecimiento de otras especies.

Una vez recorrida la margen izquierda del río volvemos sobre nuestros pasos por la pista forestal.  Hasta hace poco era una hermosa senda pero es ahora un barrizal que las máquinas han hecho casi intransitable.

Subimos de nuevo al monte, ya en las lindes de la parroquia de Castrelos, caminando por los estrechos senderos que serpentean entre la frondosa y oscura arboleda hasta que de nuevo damos con el asfalto que nos conduce al puente de Moledo sobre el Lagares cuyo paseo recorremos para seguir por donde hemos venido y regresar a la calle Regueiro, en pleno casco urbano, que es donde hemos comenzado la ruta de este lunes.

Es O Rego da Barxa es un pequeño río de corto recorrido que pasa casi inadvertido en tiempos de sequía pero que en estos días de invierno se convierte en un paraje de espléndida hermosura,  casi escondido en medio de la gran ciudad, un regalo para los sentidos, un tesoro para los amantes de la naturaleza.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
14,290 Km. 3 h. 45 min. Media Sol y nubes

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Soledades en la pandemia

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

Estos versos de Lope de Vega vienen que ni pintados para esta situación en la que nos obliga a vivir esta peste que nos convirtió en seres solitarios durante aquellos días que parecen lejanos en los que no nos estaba permitido ni salir de casa.

Vino después  un tiempo de cierta distensión en la que los andarines de Los Lunes al Sol y de la Caminata Sabatina podíamos disfrutar del placer de caminar juntos de nuevo hasta que, otra vez, las circunstancias adversas nos vuelven a aislar no con tanto rigor como en aquellos días pero prohibiéndonos salir en grupo de forma que, si queremos seguir caminando, hemos de hacerlos solos y con mascarilla.

Y así lo hice esta mañana por los aledaños del monte de A Guía. Parte la ruta de la ermita de Nª Sª de La Guía, obra de Manuel Gómez Román, edificada en 1951 sobre los restos de un primitivo castro. Bajo por el bosque que rodea la ermita hasta  Punta Lagoa y desde allí sigo hasta la playa de La Punta siempre al borde de las tranquilas aguas de la ría con el puente de Rande al fondo.

Mientras camino y disfruto de la suave brisa y del hermoso paisaje que me ofrece nuestra inigualable bahía me vienen a la memoria otros hermosos versos  de nuestro inolvidable Antonio Machado:

Converso con el hombre que siempre va conmigo.
Quien habla solo espera hablar a Dios un día.
Mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la melancolía.

Y que esto de andar solo tiene eso: que uno habla consigo mismo, entre el mar y el cielo, entre los árboles del monte y en medio del ajetreo urbano después de abandonar las casas del Teis rural, con la iglesia de San Salvador alzándose sobre el paisaje industrial formado por las grúas y naves de  frigoríficos y astilleros.

Poco después de pasada la iglesia, ya en en el tramo de regreso, aún queda el parque de A Riouxa como último reducto de campo y mar antes de meterme de lleno en el paisaje urbano que ya no abandonaré hasta dar con el punto de inicio en el paseo que rodea la ermita.

En resumen, un corto pero hermoso paseo que sirvió para matar el hormiguillo a los que echamos de menos las alegres caminatas con nuestros amigos andarines.

Ojalá haya suerte y pronto podamos volver a vernos caminando juntos por los hermosos valles, montes y ríos en los que es tan pródiga esta tierra nuestra.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
9,130 Km. 2h. 22 min. Baja Nublado

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