O Caminho dos mortos

Las aldeas que poblaban las laderas de la sierra de Anta (Monçao, Portugal), Arado, Bouças, Estrica, Cernades y otras, solamente podían comunicarse entre sí por caminos de tierra hasta que, a mediados el pasado siglo, comenzó a construirse la red de carreteras.

La parroquia más cercana era la de Merufe y hasta allí se desplazaban desde las alturas de la sierra para enterrar a sus difuntos transportando los ataúdes en carros del país cuyas rodelas aún se aprecian en la grandes lajas que constituían el pavimento de aquellos caminos.

Desde la aldea de Arado parte una preciosa congostra, esos caminos estrechos y profundos que discurren entre muros de cachote tapizados de verde por el musgo que fue cubriéndolos durante siglos.

Baja el camino siguiendo el curso del río Sucrasto desde  Portela de Alvite hasta la ermita de Noso Senhor dos Passos que es donde comienza la ruta denominada Caminho dos Mortos.

Nosotros la hemos iniciado en Portela de Alvite haciendo una desviación por Sistelo, Padrâo y Paço, lugares que se asientan en el llamado Pequeno Tibete Portugués por sus numerosos bancales que bajan escalonados desde las alturas de la sierra emulando los famosos arrozales del Tibet o Nepal.

Vueltos a Sistelo nos adentramos en la ruta propiamente dicha subiendo hasta la Mámoa do Cotinho, un enclave funerario de hace cuatro o cinco mil años, para después de atravesar un hermoso bosque de coníferas y descender a una amplia explanada de tierra quemada, A Châ dos Fiais, que el fuego convirtió en un paraje desolador hasta llegar a la aldea de Cernadas y de allí a la Corga das Valoucas, un profunda garganta de espesa vegetación que atravesamos para llegar en poco menos de una hora a Merufe, la principal población de estos contornos, en cuyo restaurante Dias reponemos fuerzas a la vez que celebramos el nacimiento del primer nieto de nuestros amigos caminantes y compañeros de fatigas Carmen y Antonio.

Aún quedan un par de horas para, bajando de Merufe, llegar a las proximidades del campo en el que se encuentra la ermita de O Nosso Senhor dos Pasos desde donde sube el hermoso camino que que nos lleva hasta Arado, mientras la tarde va cayendo y la luz ya mortecina del sol se filtra por el ramaje del bosque ribereño embellecido por los colores del otoño, entre el ocre y el dorado.

Cuando llegamos a Arado, allá en lo alto, un rumoroso silencio nos envuelve, la paz se extiende sobre el valle.

Dejamos atrás la callada aldea para meternos  en la carretera y encontrarnos de nuevo con el lugar de Portela de Alvite, inicio y fin de la jornada de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,690 Km. 6 h. 45 min. Media Soleado 

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A Casa do Patrón

Codesedo es un lugar de la parroquia de Doade, en Lalín. Es un pequeño núcleo rural con tan solo dos docenas de habitantes pero con la peculiaridad de que cada casa muestra en su portada el nombre de sus dueños y el modo en que la adquirieron.

En la mayoría de los casos se trata de oficios tradicionales y antiguos como los de zoqueiro, carpinteiro, ferreiro, etc. pero lo que más llama la atención es lo bien cuidado que está el sitio que, en realidad, ha sido convertido en uno de los museos etnográficos más importantes de Galicia con el nombre de A Casa do Patrón.

El museo atesora más de 4.000 piezas que, distribuidas en tres edificios, han sido recogidas a lo ancho y largo de la tierra gallega, restauradas y expuestas, desde tres escuelas de los años cuarenta, franquista, republicana y monárquica, hasta los más variados aperos de labranza y herramientas de todos los oficios antiguos.

Han sido reconstruidas la típica taberna de hace unas cuantas décadas así como una vivienda de la época preeléctrica. En resumen, una muestra de lo que era la vida en la Galicia rural de los primeros años del siglo XX y anteriores.

Para redondear tan cuidadosa organización también han diseñado una ruta homologada por la Federación Gallega de Montañismo como el PR G 210 que recorre los alrededores de la parroquia siguiendo el curso de los ríos Asneiro y Abeleda, un delicioso paseo entre carballeiras por viejas congostras, estrechos carreiriños por las márgenes de ambos ríos y extensas praderas que, en las primeras horas de la mañana, vestían la pálida blancura de la helada, mañán de xiada…

Cuando iniciamos la marcha la temperatura rondaba los 3º bajo cero pero, a medida que el sol iba asomando por detrás de las montañas de la sierra de O Cando, el blanco manto que cubría los campos fue transformándose en el verde brillante que, en un día soleado como éste, viste las extensas praderas de esta comarca ganadera.

No tardamos en llegar a una veiga en donde, al lado de una casa en ruinas, se yergue un enorme roble, carballo senlleiro, al que todos juntos somos incapaces de abrazar. Un poco más adelante pasamos por San Tomé y su solitario palomar hoy deshabitado.

Un par de kilómetros más  y  nos topamos con la iglesia de San Xoan de Vilanova en cuyo muro sur  reza una curiosa inscripción debajo de una cruz de madera que promete 10.000 años de indulgencia a quien rece un montón de padrenuestros.

Se cierra el primer bucle en el Muiño de Froiz, un caserón con triple inferno que se alza en un mágico enclave, una carballeira por la que cruza el río Asneiro en donde abandonamos el PR G210 para desviarnos por los montes de A Xesta y ampliar así el circuito original de 15 Km. que se nos queda corto a los chicos de Los Lunes al Sol.

Alcanzado el lugar de Pontenoufe, una larga ascensión nos lleva hasta al encuentro del sendero con el Camino de Santiago del que nos desviamos para seguir por la carretera que nos lleva al punto de reencuentro con el PR G210 o Ruta de A Casa do Patrón para la cual nos faltan solamente un par de kilómetros.

Siempre entre bosques de robles y castaños llegamos al lugar de Codesedo que es donde se encuentra el museo y restaurante de A Casa do Patrón.

Allí nos tienen preparado un cocido primorosamente preparado sin que falte ninguno de los ingredientes que dicta la tradición, en vajilla de barro,  cerámica de Buño,con marca de la casa, decorado el local con objetos relacionados con la vida rural de antaño, yugos, fouciños, carapuchos, corozas, polainas, y muchos otros avíos y pertrechos de uso común en aquellos tiempos.

Completan el generoso menú dulces típicos como filloas y leche frita, después de lo cual acometemos la visita a los tres edificios entre los que se reparte el fondo museístico al que nos hemos referido más arriba.

Bien empapados del ambiente rural de aquellos tiempos pretéritos, reemprendemos la marcha siguiendo la margen izquierda del río Asneiro que, aunque menguado, aún lleva caudal  suficiente para que veamos reflejada en el espejo de sus aguas la hermosa estampa de los caducifolios que jalonan sus riberas durante casi todo el trayecto hasta muy cerca del lugar en donde se inició y ahora se remata esta hermosa jornada.

 

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,880 Km. 6 h. 3 min. Baja Soleado 

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Arrieiros

O cantar do arrieiro
é un cantar moi baixiño,
cando canta en Ribadavia
resoa no Carballiño.

O Camiño dos Arrieiros es el nombre de la ruta que hicimos en este lunes. Comenzaron a prepararla en el 2007 y en el 2009 la inauguró la por aquel entonces ministra Elena Espinosa y, en contra de lo que sucede con más frecuencia que la deseable, el sendero se encuentra en buenas condiciones de señalización y mantenimiento.

Se trata de un antiguo camino real del medievo por el que, ya desde el siglo XIV, se transportaban los vinos de O Ribeiro comercializados por los monasterios cistercienses de la zona.

Los arrieros locales transportaban y vendían vino en las distintas ferias existentes a su paso. Asimismo, estos esforzados de la ruta emprendían su camino de vuelta cargados con productos del mar conservados en salazón o ahumados pero la demanda de aquellos caldos fue tan grande que atravesó fronteras haciendo que esta vía adquiriese una enorme importancia.

No era fácil el oficio de arrieiro. Largas jornadas a pie o en mula, angostos senderos, peligro de emboscadas, las inclemencias del tiempo, la soledad…

Non te cases co arrieiro
que leva a vida penada.
Nin oe misa no domingo,
nin durme só na cama.

Pero hoy en día ya no hay arrieiros en esta ruta sino que somos nosotros, los senderistas, los  que ahora disfrutamos de los hermosos parajes por donde discurría la dura senda de aquellos sufridos mercaderes.

El camino consta de un bucle principal de nueve kilómetros que une Mesego con Fonteantiga y seis ramales que parten de Mesego a Porto de Eguas, de Partovia hasta As Caldas pasando por Refoxo y desde Arenteiro, Fraga y Penedo. Aldeas casi abandonadas como las de A Fraga  o totalmente en ruinas como la de  Sona son un callado testimonio de lo que fue la vida rural hace unas cuantas décadas.

El camino que hemos hecho los de Los Lunes al Sol  se inició el O Penedo do Varón y fue de poco más de 21 Km. complementando los 15 o 16 de los arrieiros con unos cuantos más que nos hacían falta para llegar hasta el Parque Etnográfico do Arenteiro, en O Carballiño, que es donde se encuentra el restaurante A Maquía en el que degustamos un apetitoso menú que colmó nuestra demanda energética y sirvió de marco para una agradable convivencia.

Regresamos cruzando el Parque por el tramo que discurre por la margen derecha del río Arenteiro, dramáticamente menguado en su caudal, para retomar  la preciosa ruta de los arrieiros, bajo la arboleda de bosques y ríos que lucen los hermosos colores del otoño en una jornada soleada y luminosa, acariciados siempre por una brisa fresca y suave que hizo de esta caminata un profundo placer para la mente y los sentidos.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,23 Km. 6 h. 23 min. Baja Soleado 

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Una jornada tranquila

Visantoña en una parroquia del municipio de Mesía, al norte de Santiago de Compostela, lindando con el ayuntamiento de Ordes.

Sus extensos pastizales revelan la condición ganadera y agrícola de esta zona en la que abundan los pequeños ríos con sus riberas jalonadas de muiños, algunos bien restaurados, otros ruinosos entre los que destaca O Muiño Grande de Baltares, una auténtica industria molinera en sus tiempos de actividad.

Hemos iniciado la jornada en la localidad de A Calzada siguiendo el curso del río Traveso, pasando por los muiños de A Ribeira, Queiroa y A Cubela para legar al lugar de Leborís topándonos, un poco más adelante, con el citado Muiño Grande dos Baltares a la orilla de río Samos. Aún se puede observar a la entrada de este muiño el gran tanque que almacenaba agua para varios días alimentado por un ancha levada separada por una compuerta de torno que allí sigue, oxidada e inactiva.

Sigue la ruta, siempre entre grandes extensiones de hierba o de maíz ahora segado, sin cuestas ni rampas abruptas, siempre por pista limpia y seca, como de paseo, hasta el centro de Visantoña, unas cuantas edificaciones a ambos lados de la carretera entre las que destacan las enormes naves de una antigua cerámica cuya actividad cesó en 1970.

El gran agujero creado por la extracciones de barro dio lugar a un par de lagunas, A Lagoa Pequena y A Lagoa Grande hoy convertida en  Aula de Natureza de Brañas de Valga.

Un par de elegantes cisnes paseaban su majestuosa silueta por las azules y tranquilas aguas del pequeño lago.

Otra de las edificaciones a destacar en Visantoña es el Restaurante Manteiga en donde repetimos la celebración de un cumpleaños, esta vez el de Moisés, que vistió de gala el agradable menú con escogidos vinos de la Rioja de Haro.

Continúa el descansado andar por los caminos del PRG 117, a la sombra de los frondosos carballos de la fraga y los bosques de ribera del Rego de Conxos desde donde, casi de repente, accedemos a la carretera AC 223, en el lugar de A Calzada, inicio y fin de esta cómoda y agradable caminata.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,200 Km. 6 h. 4 min. Baja Soleado 

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Cumpleaños feliz

Entre los chicos de Los lunes al sol es costumbre, que no ley, que quien cumple años invite al vino en la habitual comida que se celebra en el restaurante de turno. Esta vez le ha tocado en suerte a Manuel, nuestro querido compañero de Vilasobroso que cumple como si no cumpliese, pues los años no pasan para este siempre  animoso miembro de nuestro grupo en cuyo semblante, siempre alegre, el paso del tiempo parece no hacer mella alguna.

Por su cuenta ha corrido un generoso caldo alentejano, magnífico complemento del excelente cabrito asado que nos tenía preparado Dona Vitalina, la regidora del Cafe da Luzia, en el lugar de Fervença, freguesía de Luzio, municipio de Monçao.

Pero no nos dejemos llevar por las emociones culinarias del día y comencemos por el principio.

Iniciamos la jornada en Leiradelo, una pequeña aldea en los aledaños de la Serra da Anta. La mayor parte del recorrido discurre por pistas forestales, alguna carballeira y pequeños bosques en los que destacan los cipreses de Lawson, una hermosa conífera que recuerda al cedro y que fue plantada en muchos montes portugueses durante la repoblación forestal que tuvo lugar durante el régimen de  Salazar.

Manadas de vacuno de raza cachena, típica de Portugal, rondan por estos montes. Durante casi toda la mañana caminamos por estas alturas que apenas bajan de los 600 m. pasando por pequeñas poblaciones como las de Anhôes y Louredos, bien comunicadas en la actualidad pero que hace unas décadas serían lugares de difícil acceso aislados en estas solitarias latitudes.

Anhôes en un bonito lugar, con bastantes viviendas, hórreos y campos de cultivo dispuestos en bancales o terrazas, lo cual es bastante frecuente en esta sierra. Pasamos por Louredos, otro núcleo rural similar al anterior y desde ahí comienza el descenso hacia la parroquia de Luzio, ya en el valle, en donde comienzan a verse viñedos,  frutales y cultivos propios de las tierras bajas.

Casi sin darnos cuenta van allá casi 20 Km. andados a buen ritmo cuando estamos entrando en el lugar de Fervença que es en donde se encuentra el Cafe da Luzia, bien a la vista el bar pero casi escondido el comedor, un entrañable habitáculo ambientado en los cincuenta que nos trae a la memoria aquellos reservados en los que se reunían unos cuantos amigos para disfrutar de un cocido, un lacón o un cabrito como en esta ocasión, cocinado con su particular receta por Dona Vitalina  y, como se dice al principio, regado con el Alentejo de Manuel con el que felices brindamos por su feliz aniversario haciendo votos por que le caigan muchos más.

La caminata post meridiem fue corta y agradable. Nada que ver con las tierras altas por las que transcurrió la jornada matinal. Ahora  caminamos por umbrías congostras y corredoiras, viejos caminos de carro en cuyas lajas han quedado insculpidas las rodelas, huellas de las miles de veces que, uncidos a los bueyes cachenos, han rodado por estos angostos parajes.

Pasado el río Gadanha que en estos tiempos de dura sequía aun lleva agua en su cauce no falta ni un kilómetro  para llegar, entre pinares, a la carretera de Leiradelos, inicio y fin de la gozosa caminata de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,090 Km. 6 h. 24 min. Media Soleado 

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