Lunes, 17 de noviembre de 2008 Adrián, Ángel, Carlos, Isidoro, Javier, José y César. Recorrido: 18 Km. Dificultad: Media. Duración: 4 h. |
Repetimos esta ruta de la que ya dimos noticia en la entrada titulada Fornelos de Montes, de marzo de este año. Aquella fue a comienzo de la primavera y ésta es a finales de otoño lo cual supone muy claras diferencias en el paisaje, más acusadas en este día tan claro y soleado que nos tocó en suerte en el que los colores de la estación brillan con más fuerza y esplendor.
El primer tramo del recorrido discurre por el GR 58 o Sendeiro das greas con el cual nos encontramos a poco de abandonar la plaza de la iglesia en Fornelos. A unos pocos cientos de metros nos topamos con la desagradable novedad de que el sendero que comienza al lado del molino ha quedado intransitable debido a la falta de mantenimiento, esa especie de plaga que afecta a los numerosos PR Gs que por esa causa han sido descatalogados por la Federación Gallega de Montañismo. Pues a éste, como no le pongan remedio, no tardará en ocurrirle lo mismo.
Por tal motivo, nos vimos en la necesidad de pasarnos a la carretera hasta que pudimos recuperar la senda un poco más adelante. Otra novedad es que, ya de vuelta, comprobamos con satisfacción que el basurero que había a pocos kilómetros antes de llegar a Fornelos ha sido transformado en una hermosa y verde pradera.
Completados los 18 km.de esta ruta, nos trasladamos a la parroquia de Estacas en donde, gracias a la generosidad de una amiga de estos senderistas, nos cobijamos en una vieja casita de su propiedad en la que pudimos cocinar huevos fritos con patas y chorizo y una fideoise que, acompañados de un buen Somontano y mazapanes de postre, nos devolvieron con creces las energías consumidas durante la marcha.
Con unas fotos tiradas durante el recorrido ilustramos esta jornada.
Este es el molino al comienzo de la marcha, en donde el sendero cegado por los tojos, se hace instransitable. A la derecha, la casita de Estacas.
Vista panorámica de Ventín, una de las parroquias de Fornelos. A su lado, Javier contemplando el paisaje.
A la salida de Bustelo, el monte nos ofrece este hermoso lienzo de la arboleda en otoño. En los aledaños del Coto de Eiras, nos sorprende esta imagen de los picos flotando en la niebla.
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