Cuchipanda en Tebra

Desde cuando en las Bodas de Caná la falta de vino que iba a significar la vergúenza de la familia fue solucionada por el milagro del Divino Maestro, en este país siempre sobra.

Sobra marisco, sobra pescado, sobra carne, sobran pasteles y tarta.Lo único que no sobra es el vino. Eso es lo que acontece en el Restaurante de Las Colinas, en Tebra en donde,  sobre todo ahora en verano, es raro el sábado o domingo en el que no se celebre en sus salones el típico banquete que exigen unos esponsales como Dios manda.

Y como sobra de todo, el lunes siguiente se llena de parroquianos y foráneos que allí acuden, nosotros entre ellos, a disfrutar de las delicias que los invitados del suculento festín del día anterior no fueron capaces de agotar.

Así que, por el modesto precio del menú del día, tuvimos de primero centollo y buey, después rodaballo o cordero, pasteles y tarta, todo bien acompañado de rioja y albariño con denominación de origen, esto último invitación de Elvira a cuenta del tesorito que  encontró hace un par de semanas en los caminos de la Groba.

El citado mesón se halla al lado de la iglesia de Santa maría de Tebra, casi escondido en lo profundo de la valle que alberga esa localidad tomiñesa conocida por su torre de origen medieval.

Hasta allí hemos llegado los caminantes de Los Lunes al Sol después de recorrer los 17 Kms. que nos separaban de Santa María de Pinzás cuyo Bar Florentiña fue el punto de inicio de la caminata.

Comenzamos atravesando la extensa campa en la que se halla en curro de San Cibrán y en la que pacen mansamente unas cuantas vacas indiferentes a nuestro paso por allí.

Continúa la marcha por pistas forestales entre pinares hasta la Fervenza do Río Pequeno, hoy bastante menguada como suele ocurrir en este tiempo de estío. Claroscuro de luces y sombras que conforman un hermosa estampa en el umbrío paraje bajo el suave rumor de la arboleda y el apagado murmullo del agua.

Cruzando lo poco que queda del río Pequeno, casi siempre entre pinares, también a veces entre umbrosos bosques de castaños, alcanzamos el valle,  siempre en descenso,  en donde hacemos un alto de un par de horas para disfrutar del mencionado festín al tiempo que descansamos v recuperamos fuerzas para el camino de regreso hasta completar los siete kilómetros que, monte arriba aunque casi siempre a la sombra de los pinos, nos llevan de nuevo a la Alpuxarra, el barrio en el que se encuentra el punto de inicio y también final de esta agradable jornada.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,900 Km. 6 h. 10 min. Media Soleado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

Entre O Cervo y O Espirito Santo

Desde la explanada de la feria de Vilanova de Cerveira, cruzando la villa hasta llegar a la Quinta das Mineirinhas ya metidos en los montes de A Serra das Gávea, nos desviamos de la carretera para subir a la Porta do Ceo que es lo que queda de las ruinas de A Capela do Espiritu Santo cuya construcción, allá por el siglo XVIII, parece ser que no llegó a terminarse.

Situada en un cerro, a unos 225 m.de altitud, constituye un espléndido mirador de la villa portuguesa con el Miño a sus pies. Bajando de la colina por el camino de subida y siguiendo un corto tramo de carretera un indicador nos dirige al Alto do Castro, otra magnífica atalaya en la que se eleva la escultura metálica de un ciervo del artista José Rodrigues que data de 1985 y desde donde se contempla la hermosa estampa del río Miño fluyendo majestuoso entre las villas de Vilanova y Goián.

Regresamos a Vilanova descendiendo por la empinada ladera que nos lleva hasta la Capela da Senhora da Encarnação, casi escondida en un frondoso bosque en un parque desde el que, por casi un centenar de escalones de piedra labrados entre la umbría arboleda, bajamos a la villa hasta el puente internacional, A Ponte da Amizade, para pasar al lado español y continuar por el agradable paseo que discurre desde Goián a Eiras no sin antes visitar lo que queda del la antigua fortaleza de San Lorenzo.

Fluye mansamente el gran río entre Galicia y Portugal acompañándonos por el hermoso sendero hasta el área recreativa de As Chapiñas. Allí abandonamos el río para continuar por la aldea de Eiras y meternos en los pinares por cuyas pistas y senderos llegamos a las inmediaciones de Goián en donde, ya en su casco urbano, damos con la Tapería de O Fartiñas.

Allí nos espera  una amplia mesa bajo la agradecida sombra de una parra en donde nos acomodamos los trece de la ruta más nuestros compañeros de fatigas Torres y Antón que, ausentes esta vez de la caminata, han querido acompañarnos para celebrar la incorporación de Ángel, entrañable amigo y camarada de tantos años ahora lejos pero que hoy participa en la caminata de este lunes.

Un rico albariño de la casa acompaña el agradable menú del día que, a base de ensalada mixta, filetes de merluza o albóndigas con arroz rematado con arroz con leche, cubre sobradamente las hambres de esta tropa.

Después de un buen rato de alegre convivencia recogemos los bártulos de caminar y retomamos la  andadura hasta la capilla de San Roque en las afueras de la villa goianesa para seguir, entre fincas y viñedos, hasta la pista que entronca con el puente internacional y desde  allí, por la ribera del Miño,  al campo de la feria vilanovense.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,880 Km. 6 h. 18 min. Media Sol y nubes 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

Aldea y media

A unos cientos de metros de Chan da Lagoa, en el sendero por el que discurre el PR G 62 o Ruta dos Petroglifos, se encuentra la Aldea de San Cosme. Hace unos años era un conjunto de tres o cuatro casas en ruinas que ahora han sido restauradas y forma un pequeño núcleo poblacional aunque da la impresión que se solamente está habitado de forma temporal aislado como está, solitario en medio de los pinos contiguo al seco  cauce de un regato que se hunde en las profundidades de una pronunciada vaguada.

Más adelante, en la parroquia de San Lorenzo de Belesar nos topamos con el lugar de Media Aldea que con la anterior de San Cosme podríamos decir que nos hemos encontrado con aldea y media.

Para llegar hasta allí hemos iniciado la caminata de este lunes en el parque que rodea la monumental imagen de La Virgen de la Roca que se eleva sobre el monte Sansón y desde cuya barquilla puede contemplarse la impresionante estampa del inmenso océano bañando la cercana costa con el castillo de Gondomar en primer término.

Lo que hace unos pocos años era un frondoso pinar fue transformado por los incendios en un descampado amarillento. Llega en descuidado camino hasta la carretera para, después de un corto tramo por carretera, retomar a la altura del lugar de San Antón las pistas forestales que nos llevan hasta Baredo y desde allí,  monte arriba, siempre entre pinares, hasta el área recreativa de Chan da Lagoa en donde hacemos una parada para tomar el refrigerio de las once y continuar hasta la mentada aldea de San Cosme.

Continuamos la marcha por un enrevesado camino hasta alcanzar la vaquería de As Tomadas desde donde se contemplan preciosas vistas de la ensenada de Baiona.

Seguimos por un largo camino de carro, ahora en continuo descenso, hasta  Media Aldea, poco antes de Sabarís.  Ahí nos detenemos ante el Asador O Muiño, un viejo molino restaurado a la orilla del río Groba.

Croca con patas fritas, revuelto de gulas o pimientos con tetilla son algunas de las sugerencias del menú del día que con su módico precio y alta calidad satisfacen plenamente nuestras hambres a estas horas del día cuando llevamos en la espalda los casi 20 Km. de la jornada matutina. Regado todo con un dorado condado y un rojo ribera obsequio de  los dos afortunados que tuvieron la suerte de descubrir un pequeño tesoro abandonado en uno de los caminos que serpentean por estos montes.

A partir de ahí se acaban los pinos y las alturas. Dejando atrás las calles de Sabarís nos dirigimos a Baiona por la carretera interior, casi escondida detrás de las grandes moles de pisos construidas en la época de la «burbuja». No tardamos en llegar al lugar en que se encuentra el monumental Cruceiro de la Santísima Trinidad con su baldaquino de piedra.

Atravesamos las viejas calles de la villa hasta dar con el tramo de carretera que nos conduce al monte Sansón inicio y fin de la jornada de este lunes.

 

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,550 Km. 6 h. 28 min. Media Soleado 

Fotos  de José Ortigueira.

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.