Por tierras de Coura IV: Combatentes da Travanca

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Lunes, 24 de marzo de 2008
Dietmar, Isidoro, Javier, José y Manolo.
Recorrido; 24 Km.
Dificultad: Media
Duración: 5 h.

En 1662 durante la llamada Guerra de la Restauración entre Portugal y España, se desarrollaron por estas tierras duras batallas en la zonas fronterizas, siendo la de Travanca la que da nombre a esta ruta.

El recorrido es de 13,5 km., si se hace correctamente, pero en nuestro caso alcanzamos los 24 Km. debido a que en dos ocasiones nos desviamos de la ruta confundidos por la imprecisión de las marcas. La primera, a poco más de 1 km. del inicio, en donde nos encontramos con un poste que tiene grabadas las marcas en dos direcciones. Hay que tomar la de la izquierda en vez de seguir derecho. La otra confusión tuvo lugar en la ermita de San Estevâo. En este lugar hay tal cantidad de señales que nos fuimos por las que no eran y nos metimos en otra ruta, muy bonita por cierto, que se titula Lages Altas.

De todas maneras, disfrutamos de un hermoso recorrido, algo deslucido por los frecuentes chubascos y por la niebla que nos impidió contemplar las vistas del Vale do Coura y del Corno de Bico. Otra vez será.

Para conocer más detalles y ver los mapas hacer clic en combatentesdatravanca.pdf

Unas cuantas fotografías dan idea de cómo es esta ruta.

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La capilla de Nª Sª das Abróteas o das Neves es el punto de partida. La primavera hace acto de presencia llenando el bosque de colorido.

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Dietmar repone fuerzas junto al vértice geodésiso de  Travanca, a 701 m. de altitud. Cipreses Lawson en los antiguos viveros fotrestales del Estado Novo en Cerdeira.

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Terminada la Semana Santa, estas rústicas estaciones del Via Crucis cambian los lienzos morados por los blancos. A la derecha, vista de la iglesia de Cunha, parroquia en la que se inicia la ruta.

Nota: Para ampliar, hacer clic en las imágenes.

Por Tierras de Coura V: Aquilino Ribeiro

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Lunes, 17 de marzo de 2008
Ángel, Dietmar, y José.
Recorrido; 2o Km.
Dificultad: Media
Duración: 5 h.

Aquilino Ribeiro (1885-1963) fue uno de los más importantes escritores portugueses del siglo XX, propuesto en 1960 para el premio Nobel. No se lo concedieron a él si no, unos años más tarde, a su compotriota José Saramago. Aquilino Ribeiro tenía la costumbre de pasar largas temporadas en Romarigâes que es una pequeña población perteneciente a Paredes de Coura, alojándose en una casa solariega conocida en su tiempo como la Casa del Amparo. Aquilino Ribeiro la hizo famosa en su novela «A Casa Grande de Romarigâes». La novela no dejó de crear cierta polémica ya que, según se quejaba en una carta uno de sus últimos propietarios, «como romance é muito interessante e está muito bem escrito, como crónica deixa muito a desejar». El año pasado se celebró en esta casa el cincuenta aniversario de la aparición de la novela con la intervención del hijo del preclaro escritor.

Pues bien, el referido Don Aquilino solía pasear por estos sitios y es por eso que esta ruta lleva su nombre. Hay que ir con un poco de cuidado porque a veces las marcas rojas y amarillas que guían el recorrido son difíciles de encontrar, sobre todo en este lunes en el que toda la mañana estuvo diluviando, lo cual fue causa de que recorriésemos unos cuantos kilómetros más de los que se indican en la información que se adjunta. Es un hermoso recorrido, muy variado, con algunos sitios interesantes y muy rural, sin apenas asfalto.

Los detalles y mapa se pueden ver en aquilino-ribeiro.pdf

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La Casa del Amparo o Casa Grande de Romarigâes. Los molinos de Poço Cabanas, idénticos a los de aquí.

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La casa señorial de Outeiro, en Agualonga, cerrada y sin actividad. A la derecha, unas cuantas ovejas campan libres por la carretera.

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Este hórreo, que recuerda al de Carnota por sus dimensiones, da idea del antiguo esplendor de la casa de Outeiro a la que pertenece.

Nota: Para ampliar, hacer clic en las imágenes.

Por Tierras de Coura VI: Miliarios y Châ da Burra

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Lunes, 10 de marzo de 2008
Ángel, Dietmar, Isidoro, Javier, y José.
Recorrido; 25 Km.
Dificultad: Baja
Duración: 6 h.

En nuestro querido y vecino Portugal, muy cerca de nosotros, hemos encontrado un verdadero filón para los amigos de caminar. Paredes de Coura es un municipio que linda con la fronteriza Valença do Minho. Está emplazado en una zona de gran riqueza paisajística, regada por el río Coura que atraviesa el municipio inundándolo de belleza y exuberancia. Solamente dentro de los límites de Paredes de Coura existen dieciéis rutas o trilhos, como se dice en portugués. De todos iremos dando cuenta aquí, en Sendereando.

Este lunes hemos hemos explorado dos rutas. Por la mañana, la de Los Miliarios. Como su nombre indica, esta senda conserva vestigios del paso de los romanos por esta zona. Un miliario -los mojones o columnas de piedra que indicaban los 1000 pasos en las vías militares romanas- aún puede verse en la ermita de Antas. Y de antes de la llegada de los romanos quedan los restos de una citania, parecida a la que hay en el monte de Santa Tegra, en la Guardia, pero con la diferencia de que ésta está fortificada. Se encuentra al inicio de la ruta, a pocos metros de la iglesia de Cossourado. Pasaremos más delante por un puente romano sobre el río Coura a lo largo de cuya ribera discurre una parte de este sendero por parajes de bucólica hermosura. Tras atravesar unos campos de cultivo y un pequeño bosque, regresamos a la escalinata de la iglesia de Cossourado, al mismo lugar donde comenzó este recorrido.

Por la tarde hicimos la ruta de Châ da Burra que parte de la Quinta da Cruz en la aldea de Linhares y discrurre por las aldeas vecinas. Recorrido entre pastizales y viñedos, no muy bien señalizado, ya que al llegar al lugar de Madorra se pierden las señales. Las volveremos a encontrar en Linhares de Cima, no lejos del Châ da Burra que es una amplia extensión de monte bajo.

Los detalles y mapas de estas dos rutas pueden verse haciendo clic en miliarios.pdf y cha-da-burra.pdf .

A continuación, unas imágenes de nuestro paso por esos sitios.

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Iglesia de Cossourado, inicio de la ruta de Los Miliarios. A la derecha, unas viviendas reconstruídas del poblado establecido aquí entre los siglos VII y II A.C.

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Javier e Isidoro vadean un difícil paso sobre un afluente del Coura, una de cuyas hermosas cascadas vemos a la derecha.

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Contraste entre el viejo canastro y el moderno hórreo, nuevo del trinqui.

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Casas muertas

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Lunes, 3 de marzo de 2008
Dietmar, Isidoro, Javier, José y Manolo
Recorrido; 27 Km.
Dificultad: Media/Alta
Duración: 6 h. 30 min.

En nuestras andaduras por los montes y valles que nos rodean, es decir por el rural, encontramos con frecuencia casas abandonadas, en ruinas o casi irrecuperables, hórreos que son un simple esqueleto de la construcción original o viejos molinos de los que solamente quedan unos trozos de pared. En esta ocasión nos hemos fijado en las casas que han sido abandonadas, casi siempre solitarias.

Las dificultades que en otros tiempos arrastraron a muchos de nuestros paisanos a la miseria y al hambre los echaron de estas casas, o sencillamente el ansia de encontrar una vida mejor y más confortable que la dura existencia del campesino pobre que eran mayoría en los habitantes del rural en tiempos aun no muy lejanos.

En algunas de ellas todavía se pueden encontrar vestigios de tiempos pasados, cuando había vida entre sus paredes, tales como cabeceras de camas, mesas y cocinas, artesas, un carro en una eira del que solamente queda el cabezal medio podrido, etc.

Casas sin tejado, sin puertas ni ventanas, que recuerdan los cráneos vacíos de los difuntos, por eso les llamo casas muertas. Ya no hay vida en ellas ni la habrá.

Las casas que se muestran más abajo las hemos encontrado lo largo del recorrido que hemos hecho el pasado lunes en dos rutas de las que ya hemos dado cuenta aquí, en Sendereando: el PRG 69 Sendeiro Frei Sarmiento y en la del «Foxo do lobo» en Cotobade, las cuales hemos hemos repetido y repetiremos, pues no nos canseremos de disfrutar del encanto y belleza de estos dos recorridos.

Evocan estas casas un sentimiento entre la tristeza y la nostalgia teñido tal vez de cierta optimista esperanza pensando que, posiblemente, las gentes que las abandonaron hayan conseguido un lugar mejor y más confortable para vivir. Ojalá sea así.

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En en lugar de Lourido, a poco de comenzar la ruta, se encuentra esta ruina entre otras recién restauradas. A la derecha, otra en el barrio de Revolta con Cerdedo al fondo.

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En Sobreiras, al lado de la que habitó Frei Martín Sarmiento, también abandonada, se encuentran tres o cuatro casas en estado similar. A la derecha, una en Meilice.

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En Carballas, el punto más elevado del recorrido, frío e inhóspito, hay unas cuantas casas como ésta. Bajando hacia el río Almofrey, en el lugar de Arufe, algunos de los nuestros curiosean en su interior.

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La cara y la cruz del Río da Fraga

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Sábado, 03 de Marzo de 2008
Candelas, Celia, Dietmar, Eduardo, Isidoro, Javier, María, Mercedes C., Mercedes S., José, Pilar B., Roberto y Sita.
Recorrido: 13 Km.
Dificultad: Media/Alta
Duración: 3 h. 20 min.

Hace poco menos de dos años habíamos quedado prendados de la hermosura de esta ruta que discurre práticamente paralela en todo su recorrido al río da Fraga o dos Ladróns, en Meira, Moaña. Puede verse la crónica de aquel recorrido en Río da Fraga: torrente de belleza, aquí en Sendereando.

En este sábado hemos vuelto por allí con la Caminata Sabatina y una vez más nos ha sobrecogido la profunda belleza de estos parajes cuya frondosidad y exhuberancia nos llegan a hacer creer que estamos en lo más intrincado de la selva, digamos de Birmania, por ejemplo. Nos hemos quedado gratamente sorprendidos al comprobar que el primer tramo, el de los molinos, ha sido objeto de una total recuperación. Las pasarelas, los puentes de madera, las zonas de descanso han sido restaurados dejándolos como nuevos. Queda aún por reparar el tramo de las cascadas que no dudamos volverá a recuperar en corto plazo el aspecto que tenía al principio. Hasta aquí, la cara de esta moneda que nos has mostrado su apsecto más brillante y satisfactrorio gracias a la eficaz gestión del Concello de Moaña, al cual expresamos desde aquí nuestra felicitación y gratitud.

La cruz la ponen los insensatos que, a pesar del esfuerzo de otros por cuidar este espléndido lugar para que todos podamos disfrutarlo, se empeñan en fastidiarlo y fastidiarnos, destrozando lo hecho o atentando contra natura como se verá en algunas de las imágenes que se muestran a continuación.

La cara
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Pasarelas, puentes y banrandas han sido remozados y están como nuevos. Unas muestras de antiguos aperos de labranza decoran la zona.

La cruz
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Tuberías de plástico desguando en el río. El vandalismo ya hizo acto de presencia arrancando tablas de la pasarela.

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A este roble centenario, en el cruce de Couso, alguien se lo quiere cargar, con esos cortes para que la savia no circule y se seque.

Nota: Para ampliar, hacer clic en la imágenes.