Santa Teresa en A Franqueira

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

En pleno 2015, en el primer cuarto del siglo XXI, en el que la llamada sociedad de consumo ha alcanzado su plenitud, la expectativa de vida alcanza valores impensables en el siglo XVI ¿Habrá alguien que suspire por abandonar esta vida  para alcanzar cuanto antes los místicos  deseos de Teresa de Ávila?

En este año en el que se cumplen 500 años de su nacimiento, la antiquísima romería de «As pascuillas» que se celebra en A Franqueira el lunes de Pentecostés ha tenido un carácter fuertemente teresiano propiciado  por la comunidad carmelitana de Vigo, en cuyo convento y parroquia de Nª Sª del Carmen nacieron hace más de 20 años los grupos que  dan vida a Sendereando en sus dos versiones de los sábados y los lunes.

Por eso, los chicos de los lunes nos hemos apuntado, una vez más, a esta bellísima celebración de la que ya hay noticia aquí, en Sendereando, con el título de Senderos de Fe, desde 2006.

Miles de romeros acuden a esta mezcla de procesión y fiesta popular portando las imágenes de las «santas» desde las parroquias de la comarca de A Paradanta, algunas a 15 o 20 Km. del santuario. Se reúnen por grupos en las parroquias anfitrionas que las reciben mediante un ritual de salutaciones y reverencias que data de tiempos inmemoriales. Una vez recibidas, siguen en procesión, monte arriba, hasta el santuario de Nª Sª da Franqueira. En este año se juntaron 74 tallas que son recibidas allá arriba con el mismo ritual.

A continuación se celebra la misa solemne presidida por el Sr. Obispo y a continuación los romeros se dispersan entre la infinidad de puestos y chiringuitos en los que se vende de todo, especialmente  comida a base de pulpo, churrasco y empanada.

A eso de las cuatro de la tarde, las imágenes abandonan el recinto y desfilan de nuevo en procesión hasta sus parroquias siguiendo a su anfitriona que las despide con el mismo ritual con el que las recibió por la mañana y desde  allí regresan a sus puntos de partida.

Nosotros, los de Sendereando, asimilados a la del Carmen de Paraños, hemos hecho el recorrido con ella habiendo disfrutado de una jornada inolvidable en este espléndido día de primavera.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
9,000 Km. 4 h.30 min. Fácil Soleado 

Lila y amarillo

Lila y amarillo: son los colores de los montes de la Tierra de Montes, la comarca que se extiende sobre los municipios de Cerdero y Forcarei, en la provincia de Pontevedra  y Beariz en la de Ourense. En esta comarca nacen cuatro de los más importantes ríos de Galicia, a saber: el Avia, el Umia, el Verdugo y el Lérez, éste muy cerca del monasterio de Acibeiro, del siglo XII, hoy hotel y hasta el XIX motor económico, social y religioso de esta comarca.

El lila, color de la flores del brezo y el amarillo de las del tojo, cubren como un inmenso tapíz gran parte de la superficie de este monte raso regalando nuestros sentidos no solo con los matices del lila al amarillo que conforman tan preciosa estampa sino con el aroma del brezo fresco y penetrante que nos acompaña en nuestra travesía por estos parajes hermosos y solitarios.

Hemos iniciado la marcha en la Devesa de Arriba, una diminuta aldea que parece perdida entre estos campos de hierba, para seguir bajo la benéfica sombra de las carballeiras que abundan por aquí atravesando algún que otro regato para llegar a Pardesoa, una población de mayor entidad y comenzar después la ascensión rodeados casi siempre del brezo y el tojo que jalonan las pistas forestales por las que caminamos extendiéndose monte arriba y abajo y transformándose en el verde intenso del valle a donde descendemos hasta la iglesia del Divino Salvador en Alén, en cuyo atrio se eleva un crucero construido por el cantero Cerviño, autor del famoso crucero de Hío, en la ría del Aldán.

No lejos de Alén, el camino nos lleva por una frondosa carballeira a cuyo término se encuentra Doade en cuya cafetería Lamas entramos para reponer energías con el menú de la casa: revuelto de champiñones y espaguetis con carne regados con un vino anónimo solamente trasegable con gaseosa.

Dejamos Doade para volver a ascender al jardín de los lilas y los amarillos no sin cierto esfuerzo compensado por la belleza del monte ahora exultante en plena explosión primaveral. Llegados a la ermita de Santo Domingo, un hermosa capilla casi escondida entre estos cerros, toca bajar para llegar en poco tiempo al sitio en donde habíamos comenzado.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,060 Km. 6 h. 38 min. Media Soleado 

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As Neves – Ribarteme

Ribarteme es una afinación del cacofónico Ribarterme, el nombre de la zona ribereña del río Termes que riega las parroquias nevenses de Santiago, San Cibrán y Santa Marta, esta última muy conocida en la comarca y fuera de ella por su famosa romería en la que los vivos hacen de muertos, en la que algunos devotos procesionan metidos en sus ataúdes, una tétrica ofrenda muy del gusto del rural gallego, como la Santa Compaña y los viajes a San Andrés de Teixido a donde  vai de morto o que non foi de vivo.

Es que a nuestras gentes del rural no les asusta la de la guadaña, hablan con ella si es necesario, la desafían metiéndose vivos en sus lúgubres cubículos sin pedirle permiso resucitando al final de la procesión para demostrarle que, gracias a la intervención de Santa Marta, le han ganado la partida.

La verdad es que en un día como el de hoy, luminoso y radiante, caminando entre estos campos de alta hierba que la brisa torna en un suave oleaje de un verde exultante, entre  cerezos cuyos frutos se van encendiendo en un rojo brillante y dulce que los pájaros esperan como su manjar favorito, por las riberas del padre Miño henchido como una  arteria colosal a punto de reventar de brío y de vida, no es el mejor momento para pensar en la muerte, pues todo lo que nos rodea  invita a gozar del placer de vivir.

Iniciamos la marcha en la capilla del Cristo, no lejos del centro urbano de As Neves, no tardando en llegar a la iglesia de Santiago de Ribarteme y desde allí, siguiendo el río Termes, a un precioso puente romano en cuyo extremo oeste se eleva un interesante peto de ánimas en cuyo retablo aparece, a la izquierda de Cristo crucificado, el Papa y el rey de España y a la derecha la Virgen y un obispo.

Por aquí pasa el Sendeiro dos Frades, camino que recorrió la reina Isabel de Portugal en su peregrinación a Santiago en el siglo XII, pasando por A Franqueira y que aún se puede hacer hoy aunque el sendero se encuentra en pésimo estado de conservación. Nosotros lo hicimos en el 2007 y de ello dejamos constancia aquí, en Sendereando,  bajo el título de Si lo vieran los frades.

Dejando atrás  los maravillosos parajes que nos ofrecen las riberas del Termes, llegamos a Santa María de Vide encontrándonos con la sorpresa de que la entrada al atrio de su monumental iglesia nos está vedada por sólida cancela con la cerradura echada.

A poco más de un kilómetro, ya en franco descenso, tocamos las orillas del ancho Miño cuyas aguas bajan pletóricas de fuerza y velocidad. La espesa vegetación cubre todo el camino. Robles, fresnos, chopos, olmos, abedules y laureles, también las invasoras acacias, jalonan estos senderos de pescadores por los que caminamos bajo su generosa sombra hasta que se acerca la hora del bien merecido descanso con parada en el restaurante O Frenazo, en el centro de As Neves, uno de los templos gastronómicos de la lamprea servida aquí en variadas especialidades, desde la clásica bordelesa hasta la lamprea con tirabeques, no aptas para el módico presupuesto de estos caminantes para los que  Emerita, la gran sacerdotisa de esta casa, preparó un excelente menú a base de pimientos del piquillo rellenos de ensaladilla, merluza a la gallega con ajada acompañada de deliciosas patatas al horno y brazo de gitano de postre, todo ello regado con blanco del Condado y tinto de Rubiós. ¿Puede pedirse más a cambio de un billete colorado?

Reconfortados con tan agradable colación, nos enfrentamos al último tramo de la jornada abandonando el urbano asfalto de la villa para adentrarnos de nuevo en la espesura cuya benéfica sombra nos libera del fuerte calor precursor de los del ya cercano estío. Un poco más de camino a cielo descubierto y ya estamos de nuevo en el atrio de la capilla del Cristo, lugar de inicio y remate de nuestra caminata.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,550 Km. 7 h. 13 min. Media Soleado 

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Monte do Ceo

No pasa de los 700 m de altitud pero le llaman O Monte de Ceo, el Monte del Cielo pero, como ya va siendo habitual en nuestros montes, en vez de ángeles lo habitan esos modernos generadores eólicos a los que no llegaría la adarga del Ingenioso Hidalgo. Así que lo del Cielo será porque no muy lejos de allí se encuentra el monumental santuario del Santo Cristo, en la parroquia de San Paulo de Xende, municipio de A lama.

Allí hemos comenzado la caminata de este lunes. En este santuario se celebra en el domingo anterior al Corpus la fiesta del Santo Cristo de la Agonía en cuya procesión se ofrecen almas piadosas que, metidas en sus ataúdes, como en Santa Marta de Ribarteme, agradecen al Cristo mercedes habidas por su intercesión.

La marcha se inicia bajo un potente aguacero que será el primero de unos cuantos chaparrones que irán cayendo a lo largo de la jornada, el más intenso durante casi una hora, antes de llegar a la obligada parada para comer.

A poco de abandonar el santuario entramos en el monte coloreado de un intenso amarillo por la flor del tojo. Por pistas forestales y algún que otro sendero rural llegamos a la carballeira que rodea la capilla de Nosa Sª das Ermidas, un hermoso paraje dotado de mesas y bancos así como de un palco, ya que aquí se celebra, el 8 de setiembre, la romería en honor de la Virgen.

Seguimos por caminos encharcados y, en continua ascensión, alcanzamos el citado Monte do Ceo, un estupendo mirador en tiempos de bonanza pero hoy un promontorio rematado por una caseta rodeada de unos cuantos generadores. Ahora toca bajar hasta Forzáns a donde llegamos bajo un auténtico diluvio que pone a prueba todas nuestras protecciones contra este tremendo chaparrón: paraguas, chubasqueros, polainas y botas.

Desde Fozáns, una vez alimentados,  emprendemos el regreso al punto de partida por la carretera que nos lleva al puente sobre el río Xesta, justo en el punto donde éste se transforma en el río Oitavén muy conocido por los vigueses, pues es en el que se ha construido  la presa de Eiras para el suministro de agua potable a la ciudad de Vigo y su entorno.

Una carreiriña de can y ya estamos de nuevo en los aledaños del santuario, punto de partida de nuestra marcha.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,670 Km. 6 h. 37 min. Media Chubascos 

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