Gigantesco menhir

La primera vez que visitamos el Monumento Natural de Pena Corneira fue en junio de 2007 quedando testimonio de aquello aquí, en Sendereando, con el título de 300 millones de años y un cuerno.

Volvimos después, en varias ocasiones, la última en el 2019, por lo que poco se puede contar que no haya quedado dicho en estas crónicas pero, aún así, hemos vuelto en este último día del invierno, en una mañana soleada y luminosa, antesala de la primavera que comienza mañana.

Y es que por más veces que se  recorran estos lugares siempre tienen algo distinto que ofrecer al caminante.

En cada estación el paisaje cambia. El sol, la lluvia, el viento o la niebla conforman diferentes escenarios, cada uno con su encanto.

En el de este lunes el cielo despejado ilumina el incipiente verdor de las copas de los árboles y hace brillar el musgo en los «bolos» y rocas que rodean el gran cuerno y jalonan la ascensión al espléndido mirador de Pena Corneira a cuyos pies se extiende el exuberante valle del Avia.

Paredes, Nogueira, O Coto, Corneira, son los lugares habitados por los que pasa esta ruta, núcleos  rurales aislados y tranquilos, con sus viejas casas, algunas abandonadas, hórreos que ya no almacenan grano y algún que otro can despistado que nos acompaña un trecho.

Cuando abandonamos Paredes, inicio y fin de esta caminata, la gran roca se yergue en la lejanía como un gigantesco menhir que emerge, a casi 700 m. de altitud, del macizo granítico de Pena Corneira.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
17,060 Km. 5 h. 40 min. Media Soleado 

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O Gaiteiro de Soutelo

Soutelo de Montes es un pueblo del Concello de Forcarei cuyo personaje más co¡es Avelino Cachafeiiro, el gaiteiro más famoso de su época. Fue proclamado el mejor gaiteiro de Galicia en un concurso celebrado en Santiago allá por 1922.

Junto con sus dos hermanos fundó el grupo Gaiteiros de Soutelo con el que recorrió toda Galicia, Buenos, Aires, Montevideo y Barcelona.

Fue poeta y empresario y en Soutelo le han dedicado un monumento.

Pues ahí, en el restaurante Milenium, hemos rematado la jornada de este lunes después de haber pateado los montes y poblaciones cercanas como son Lebozán, Alvite, Beariz y Garfián, en los aledaños de la Sierra del Candán.

La caminata comenzó muy bien en la Iglesia de Lebozán con un estupendo desayuno propiciado por las ricas empanadillas elaboradas, cómo no, por Elvira con los excedentes del Bacalhao com Broa que nos sirvieron el lunes pasado en Castro Laboreiro.

Pero la cosa se torció un poco cuando comenzó a llover, al principio suavemente pero más tarde con fuertes rachas de viento y gotas más gordas, lo que obligó a estos caminantes a  desplegar toda la artillería antichaparrones.

Gran parte del recorrido discurre por pistas forestales y bastante asfalto por los alrededores de las localidades citadas, algunas como Alvite, una aldea muy bonita considerada como un ejemplo de rehabilitación rural.

Llega la hora del refrigerio, a media mañana, que coincide con un palco  abandonado que nos sirve de refugio en el que, una vez más, Elvira nos regala el paladar con un delicioso bizcocho relleno de piñones, nueces y frutas.

El viento y la lluvia no nos abandonan por lo que la marcha se hace más laboriosa  sobre todo al emprender la fuerte rampa que hay que salvar en pleno temporal para enlazar con la pista  que nos llevará al lugar de inicio, Lebozán, en donde, una vez revestidos con ropa y calzado secos, los 14 caminantes que somos este lunes nos dirigimos a Soutelo para disfrutar  del menú del día que, a un módico precio, nos ofrece el restaurante Milenium.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
18,290 Km. 64h. 48 min. Media Lluvia y viento 

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Por las alturas

No ha sido en globo ni en parapente sino caminando a más de un kilómetro de altura sobre el nivel del mar por donde ha transcurrido la mayor parte de la caminata de este lunes.

Comienza la marcha a unos pocos metros del rústico puentecillo medieval sobre el río Mouro que hay en el extremo oeste de A Porta de Lamas de Mouro, una de las cinco Portas de acceso  al Parque Nacional pene Gerês.

Sigue la ruta cuesta arriba hasta la parroquia  de Lamas de Mouro, silenciosa y solitaria a estas horas de la la mañana.

Ya metidos en pleno monte no tardamos en recorrer los 5 Km. que nos separan de  A Porteliña, el único lugar habitado que encontraremos  hasta el final de la ruta pues,  a partir de ahí , ya  inmersos de lleno en el Parque Nacional Peneda-Gerês , caminaremos por los estrechos senderos que serpentean entre las enormes formaciones de granito en las que la erosión ha esculpido, a lo largo de millones de años, extrañas y sugerentes figuras que la imaginación identifica con las más diversas i y fantásticas imágenes.

Son tierras agrestes y solitarias por donde, hasta no hace mucho, merodeaba el temido lobo que da nombre a la ruta.

Una gran parte del suelo aparece ennegrecida por los incendios, al parecer recientes, que han arrasado  estos lugares.

Después de caminata, casi toda la mañana entre por altos riscos, toca bajar por empinadas pendientes al fondo de la sierra, hasta el  Carbalhal de Tieiras desde donde accedemos al hermoso valle que nos lleva hasta el Portal del Parque por cuyas inmediaciones se desliza, silencioso y transparente, el río Mouro con su ya citado puente, muy cerca del lugar en el que hemos iniciado y finalizamos la hermosa caminata de este lunes.

Rematamos la jornada en Castro Laboreiro en cuyo restaurante Miradouro do Castelo, del cual somos fieles y antiguos parroquianos, disfrutamos del su excelente Bacalhao com Broa acompañados de ricos caldos de viño verde y maduro.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
17,520 Km. 5 h. 28 min. Media Sol y gotas 

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