Cossourado-Torre da Silva

¡Ay Portugal! ¿Porqué te quiero tanto?
¿Porqué, porqué te envidian todos? ¡Ay! ¿porqué?

Los que ya tenemos algunos años recordamos con nostalgia el popular pasacalles del maestro Padilla que parrandeaba con desenfado nuestra tuna estudiantil. Y ahora, con unas cuantas décadas sobre nuestras espaldas, hemos sustituido los laúdes, las bandurrias y las mandolinas por nuestros bastones de senderear y en esta ocasión lo hemos hecho por las vecinas  tierras lusitanas.

Y es que a los de Sendereando, como dice la canción, nos gusta Portugal y allí nos desplazamos con frecuencia para disfrutar de los numerosos trilhos, rutas, que cruzan de norte a sur las entrañables aldeas y villas del norte del país, un paisaje muy similar al de aquí pero con la marca que le imprime la idiosincrasia de la gente portuguesa caracterizada por la suavidad de sus maneras y el cuidado y pulcritud  con que conservan su patrimonio. No se ven bloques de cemento amontonados, bidones oxidados, cierres colchoneros y cosas así con las que nos encontramos con más frecuencia de la deseada en nuestro territorio.

Hemos tomado como base de nuestra caminata la subida a wikiloc por nuestro admirado jesussimon que es uno nuestros proveedores de rutas preferidos a quien acudimos de vez en cuando. A Torre da Silva es una casa señorial del S. XVI que da nombre a la ruta que nosotros hemos ampliado completándola con un trazado que recorre parte de la parroquia de Cossourado que pertenece al distrito de paredes de Coura mientraa que la de Silva es parte de Valença do Minho.

Gran parte del recorrido discurre por el Camino de Santiago en su versión portuguesa por lo que nos hemos encontrado con numerosos peregrinos que aprovechan este período vacacional  para hacer el Camino.

Jalonan la ruta numerosos templos con la marca típica portuguesa,  sus paños blancos entre marcos de granito y sus campanarios rematados casi siempre con la torre de estilo bizantino.

Extensos viñedos cubren gran parte de la superficie rural destacando los de Edmundo Val lindando con la Torre de Silva.

El Camino de Santiago, en sentido contrario, nos lleva hasta Châ da Burra y de allí a Nogueira en cuyas inmediaciones se encuentra el Restaurante Constantino que ya conocíamos de nuestra reciente incursión por la ruta de Os Miliários y que, una vez más, nos ha dispensado un agradable trato y apetecible menú a base de sopa vegetal y bacalhau a brás.

Bajo un cielo plomizo y suave brisa emprendemos el regreso pasando por cerca del lugar de Antas con sus interesantes miliarios, su ermita y su viejo palacio abandonado para seguir monte arriba, rodeando el cerro fortificado de Cossourado alcanzando en punto de inicio que también es el final de la ruta, a los pies de la iglesia de Santa María, cuando aún el sol está bien alto intentando hacerse un hueco entre las nubes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
24,55 Km. 6 h. 42 min. Fácil Nubes y claros 

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Por tierras de Tabagón

Silencio, paz y sosiego en estas primeras horas de la mañana. Sopla una suave brisa que acaricia con frescura nuestra piel y provoca un leve temblor en las hojas de la frondosa arboleda que rodea las límpidas aguas de la poza de As Aceñas, el hermoso paraje en donde iniciamos la ruta de este lunes.

Las voces alborozadas de los primeros saludos se abren como bengalas en esta fiesta de los sentidos que es la caminata para los chicos de Sendereando, rompiendo en el aire sereno y transparente como un estallido de optimismo y alegría ante la gozosa jornada que nos espera.

Discurre el primer tramo de la ruta aguas arriba del río Tamuxe bajo la sombra semioscura y poderosa  de sus árboles añosos hasta llegar a la «pontella» que lo vadea para entrar en el lugar de Valdemiñotos en donde comienza una suave ascensión a los cerros que lo separan del gran río que fluye por el sur, el padre Miño.

Limpias pistas forestales que serpean entre los extensos viñedos en los que ya pintan las uvas que van a ser vendimiadas en el próximo setiembre. Cerros y alcores, outeiros y collados desde los que la vista se regala con la hermosa estampa del Miño fluyendo lento y majestuoso hacia el mare tenebrosum, el mar vasto y sin límites en el que los navíos no se atrevían a alejarse de la costa y que hoy es tan nuestro como el mare nostrum mediterráneo.

Hoy el padre de los ríos gallegos es un inmenso espejo plácido y solemne que se desliza casi inmóvil entre las tierras de Tabagón y Lanhelas con los islotes portugueses das Morraceiras por el medio.

Continuamos por el PG G 112 que, viniendo de Goián, sigue el curso del río por la ribera española, una preciosa senda que nos lleva hasta la playa de Eiras y desde allí a la explanada en la que se encuentra el restaurante homónimo bien conocido por los miembros de Sendereando que ya han disfrutado en anteriores ocasiones  de su  cocina que, una vez más, les ha dejado contentos y preparados para continuar su ruta hasta completar los casi 25 Km. de esta caminata.

Siguiendo por la orilla derecha del Miño, lo abandonamos en San Miguel de Tabagón regresando al Tamuxe bajo cuyo puente  retomamos el sendero de pescadores que nos lleva al mencionado lugar de As Aceñas en donde habíamos iniciado la caminata.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
24,860 Km. 6 h. 58 min. Fácil Soleado 

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Río Sarela

El río Sarela rodea la capital compostelana por su cara oeste hasta su encuentro con el Sar cuyas orillas dieron nombre a uno de sus libros de poemas de Rosalía de Castro, por cierto en castellano.

Fue un río muy aprovechado en otros tiempos y de ello aún quedan abundantes huellas como algunos muiños, lavaderos, fábricas de curtidos como la de Pontepedriñas y numerosos puentes. Desgraciadamente, el río Sarela fue objeto de muchas e indeseables intervenciones: presas y acequias, muros que invaden sus orillas, carreteras que las atraviesan, deforestación, vertidos urbanos…

Parece ser que desde hace algunos años se ha iniciado un tímido proceso de recuperación con el intento de mejorar la calidad de sus aguas y la accesibilidad por ambas márgenes así como la conservación de la vegetación ribereña y de sus elementos patrimoniales. A su paso por la zona urbana se encuentran tramos bien adecentados pero aún quedan sitios en los que el río presenta un aspecto deplorable.

En estos días de pleno estiaje va muy menguado, casi sin agua en algunos lugares pero, aún así, la frondosa arboleda propia de estos parajes nos acompaña a lo largo de casi toda la jornada que discurre en su mayor parte por las riberas del Sarela.

La caminata, que se inicia en las afueras de la ciudad en la Rúa Sarela, nos lleva al cabo de pocos kilómetros a la Selva Negra, un espacio forestal en el que se alternan amplias praderas con tupidas carballeiras que no hay que confundir con la Schwarzwald, la Selva Negra del suroeste de Alemania, el famoso macizo montañoso de fama mundial.

Cerca de la Selva compostelana se encuentra a Granxa do Xesto y el Monte Pedroso con magníficas vistas de la ciudad y su catedral.

Ya nos vamos acercando a las dos de la tarde cuando llegamos a Ponte Romaño, en las afueras de Santiago, en cuyo Restaurante Triacastela, como es costumbre, nos detenemos para aliviar las hambres que han ido germinando a lo largo del camino. Pata con garbanzos, huevos escalfados con tomate, churrasco de cochino, tartas varias, vino del país de agradable pasar, chupitos, café…

Reconfortados y animados con tan abundante pitanza emprendemos el regreso siempre por las orillas del río Sarela. Nos paramos un momento en A Ponte dos Tres Ollos, un paraje idílico que, en el silencio de la tarde apenas tocado por los trinos del averío que ronda aquel paraje,  nos trae a la memoria unos versos del citado libro de Rosalía que dicen:

Un manso río, una vereda estrecha,
un campo solitario y un pinar,
y el viejo puente, rústico y sencillo,
completando tan grata soledad.

Ensimismados por la magia del lugar, continuamos la marcha bajo la sombra agradecida de las riberas del Sarela que no nos abandona hasta que llegamos a las lindes de la ciudad, muy cerca del sitio en donde iniciamos la caminata de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,310 Km. 6 h. 42 min. Fácil Soleado 

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Ponte Ulla

A casi 20 Km. de Santiago Compostela, ya casi finalizando el Camino Sanabrés que junto con el Camino Francés es una de las continuaciones del de la Vía de la Plata, se encuentra Ponte Ulla, una pequeña población del municipio de Vedra, en A Coruña, en la que el río Ulla establece el límite entre esa provincia y la de Pontevedra.

Sorprenden al peregrino y a quien visite este lugar los tres grandes puentes que en muy poco espacio atraviesan el citado río, el más importante de los gallegos después del Miño y el Sil. Es el río del Apóstol Santiago. Remontándolo desde el mar de Arousa, sus discípulos Atanasio y Teodosio consiguieron, tras grandes esfuerzos, trasladar sus restos hasta enterrarlos en el monte Libredón.

El puente más antiguo, del S.XVI, está en el mismo pueblo y le da su nombre, Ponte Ulla.  Aunque ahora en desuso,  fue la vía que durante varios siglos unió el norte con el sur de Galicia. Los otros dos grandes son los viaductos de Gundián, el antiguo que está fuera de servicio y el nuevo de reciente construcción para el paso del AVE.  Tiene  este último 640 m. de longitud y casi 117 de altura, lo que hace de él una espectacular obra de ingeniería que ha sido objeto de importantes premios.

Siendo el río Ulla el protagonista de todas estas obras y de esta comarca, también lo fue de nuestra caminata cuyo inicio tuvo lugar en el parque de Agronovo, una zona recreativa que se extiende a lo largo de su orilla derecha y que es centro de celebraciones festivas y deportivas. Caminamos, siempre por las riberas el Ulla, ya por la derecha, ya por la izquierda,  bajo la sombra de su frondosa arboleda, a veces por tramos de difícil paso debido a lo intrincado de la vegetación. El río discurre por estas tierras con mansedumbre y bajo caudal en esta época de sequía estival.

Llegados a Ponte Ulla, paramos en el Restaurante Juanito, especializado en churrasco, así que churrasco y solo churrasco es lo que allí despachan sin opción a entrantes ni salientes. Plato único que, aunque apetitoso, resulta un tanto aburrido.

Con la panza bien abastecida del churrasco de Juanito regresamos al río para continuar hasta el mirador de Gundíán en cuyo entorno se alzan los dos viaductos citados más arriba desde donde se contempla la hermosa estampa del río Ulla encajonado en la profunda vaguada.

Regresamos a Ponte Ulla para tomar la pista que nos lleva de nuevo al río y al cabo de cuatro o cinco  kilómetros, siempre a su vera,  llegamos al  punto de inicio.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
25,540 Km. 7 h. 14 min. Fácil Soleado 

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