Trío de ases

Una Q y dos K. Una reina y dos reyes, como en los dados, en el juego del póker.

La reina es Elvira que remata el año con más 1.600 Km. en sus botas acompañada de Torres y Moisés, dos de los más andariegos de Los lunes al Sol.

En esta última jornada del 2021 solamente esos tres se han despojado de la modorra y resaca de los fastos navideños.

Entre pinares y caseríos han llegado hasta la iglesia de Santa María de Sanza que fundó el arzobispo Gelmírez allá por el siglo XII. Sigue la marcha hasta la de San Miguel, en el Camino Portugués que discurre paralelo al río Valga hasta poco antes del lugar de Pedrafita en cuyos aledaños les esperan los preciosos parajes que forma O Rego do Ferreño en su encuentro con el río Valga.

Un viejo muiño marca el inicio de un cuadro de portentosa hermosura en donde las aguas de ambos ríos galopan entre los saltos y rápidos coronados por la  impresionante fervenza de Raxoi, una cola de caballo de refulgente blancura que se precipita desde lo alto en un escenario que evoca ensueños de trasnos y meigas ocultos en la arboleda, los muiños y las inquietas aguas.

Sigue la ruta por los bosques que jalonan el curso del Valga desviándose a la altura de la localidad de Martores para continuar por la zona recreativa de As Laceiras.

El trío de ases sigue su camino hasta Ponte Valga y desde allí a la tierra de La Bella Otero, inicio y fin de la caminata de este lunes, la postrera de este año.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,010 Km. 5 h. 14 min. Media Chubascos 

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Espejo oscuro

Cuando hicimos esta ruta en el verano de 2015 solo éramos seis y todos varones. En este lunes de diciembre del 2021 eran doce los caminantes, la mitad mujeres. El elemento femenino aporta frescura y alegría a este grupo de veteranos andarines.

Castrelo de Miño es un municipio ourensano ubicado en el corazón del Ribeiro en la margen izquierda de río Miño. Es conocido sobre todo por el inmenso embalse que allí se construyó y que provocó la pérdida para muchos agricultores de sus mejores tierras.

La caminata parte del aparcamiento del Club Náutico de Castrelo de MIño y continúa por la orilla del embalse que a estas horas tempranas, cuando aún está amaneciendo, se extiende como un espejo oscuro bajo un cielo gris que amenaza lluvia.

Se desvía la ruta de la orilla para centrarse en el lugar de O Pazo, un solitario núcleo rural en el que llama la atención O Pazo da Casa da Capela, un caserón cuya antigua grandeza queda reflejada en los blasones que adornan su fachada.

De regreso a la orilla del embalse, llegados al lugar de Pedreios, hay que atravesar la carretera para meterse en los pinares monte arriba hasta dar con O Rego de Nogueiredo alcanzando poco después el  punto más alto de la ruta a unos 500 m. de altitud. A partir de ahí se acaban las cuestas y continúa una cómoda andanza entre viñedos, alguna que otra carballeira y típicos lugares de O Ribeiro como Nogueiredo, Foxo, Noallo de Abaixo y Parada hasta dar con San Estevo,  en la parroquia de Ponte Castrelo, con su monumental iglesia,  casa rectoral y cementerio, ubicados  en un lugar alto y dominante con vistas a la ribera del río Miño.

Vuelve la ruta a la orilla del embalse que bordea durante un par de kilómetros hasta el lugar en el que se encuentra el Club Náutico en cuyo restaurante se reponen fuerzas y se remata esta bonita y cómoda caminata.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,130 Km. 5 h. 22 min. Baja Nubes y lluvia 

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Un convento, tres capillas y en el medio un castillo

En el siglo XV Pedro Madruga se cargó el monasterio que allí había. Un par de siglos después se construyó un palacio que más tarde fue cedido a la orden franciscana que lo convirtió en el convento que hoy conocemos como San Diego de Canedo, muy cerca del casco urbano de la villa de Ponteareas.

De allí parte la ruta que, a través de pinares y pistas forestales, después de salvar un desnivel de más de 400 m.,  conduce hasta el Castro de Troña, situado sobre un cerro que alberga los restos de un poblado castrexo que fue abandonado con la llegada de los romanos y cristiniazado más tarde con la capilla allí construida y dedicada al Dulce Nombre de Jesús. Desde la amplia explanada que hay en la cima se contempla una hermosa panorámica del valle del Tea.

A unos 700 m. del Castro. se encuentra  la ermita de Santa Trega, un vieja capilla en la ladera del monte Landín  en donde se celebra una típica romería en el mes de agosto.

Sigue la caminata por pistas y senderos, a veces bien tupidos de crecida retama o troncos caídos que dificultan la marcha, hasta dar con el Castillo del Sobroso, una fortaleza medieval hoy museo, famosa por haber albergado a Doña Urraca que, cercada por los partidarios del su hijo y su hermana Teresa, logró escapar y volver a Compostela.  Es una preciosa construcción, cuajada de historia y emplazada en un promontorio desde el que se domina toda la comarca del Condado y el Concello de Mondaríz.

Aún queda la tercera capilla, la de La Santa Cruz, en el monte de A Picaraña, muy cerca del convento al que nos hemos referido más arriba.  De allí parte un Via Crucis  que remata en una gran cruz de piedra ubicada en lo alto del Penedo de Pedro Madruga, una excelente atalaya con la villa de Ponteareas a sus pies y el Castillo del Sobroso en la lejanía.

Monte abajo, ya camino del convento, la ruta avanza entre grandes rocas o penedos, algunos muy singulares como A Pedra do Equilibrio, una gran  roca ovoide que parece oscilar sobre otro enorme peñasco. Algunos tienen nombres curiosos, como O Penedo da Raposa, O da Banqueta, O do Sombreiro, etc.

Pasado O Penedo do Castro que es el último de la serie, no tarda en aparecer la mole de San Diego de Canedo, principio y fin de la caminata de este lunes.

La jornada se remata en  Casa Rivero, vieja conocida de los andarines de Los Lunes al Sol que celebran jubilosos el cumpleaños de Cristina a la que deseamos muchas más caminatas durante muchos años en la compañía es estos incansables caminantes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,420 Km. 6 h. 12 min. Media Soleado 

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Pulmones negros

Unos enormes pulmones negros cuya tráquea es un pequeño tronco de madera del que emergen dos ramitas. No son del color gris rosado de los pulmones sanos. Son oscuros, negros, hechos con la madera quemada del incendio que asoló Chandebrito hace cuatro años y arrasó los montes y fincas circundantes cobrándose las vidas de Máxima y Angelina cuando trataban de escapar de aquel horror.

En su nombre y en recuerdo de aquella tragedia se ha levantado alrededor de O Castro lo que será en el futuro O Bosque da Memoria. En este lunes lluvioso hemos estado allí los chicos de Sendereando, sobrecogidos ante aquellos pulmones negros. Bajo la intensa lluvia, nos sentimos agradecidos al comprobar que los nuestros aspiran y expiran con buen ritmo desde que hemos iniciado nuestra andaina, allá por los muiños de Saiáns, hasta estos parajes de triste recuerdo.

Aunque la mañana es gris y el aire no tiene la transparencia de los días claros, no hemos dejado de disfrutar de la maravillosa panorámica que nos ofrece el mirador de O Piricoto do Vilar con la ensenada de Baiona al fondo y el Valle Miñor a sus pies, no lejos el merendero de Camos, antesala de la parroquia de Chandebrito en donde nos hemos detenido al pie de O Castro para visitar el Bosque de A Memoria al que nos referíamos más arriba.

Continuamos nuestro esforzado caminar bajo la lluvia que no cesa por los bajos del Alba, rodeando el antiguo basurero de O Zondal hoy convertido en una extensa pradera de verde hierba. Entramos en Fragoselo para adentramos en el monte por estrechos carreiriños y pistas forestales de suelos brillantes por el incesante aguacero.

Nos recibe la Fraga de Gontade, un bosque casi urbano, pegado a la carretera pero ausente de sus ruidos, aislado de su tráfico, un reducto de la naturaleza con el encanto del otoño como escondido del fragor urbanita.

Continuamos por el monte, cruzando pequeños regatos, siguiendo las flechas amarillas que indican que por aquí pasa el Camino de Santiago, hasta meternos de nuevo en la floresta, un abigarrado conjunto de muiños, arboleda autóctona, lagunas y vestigios de edades más antiguas de lo que alcanza la memoria escrita, O Alto da Medoña desde donde podemos contemplar el panorama de  nuestra civilización actual, cuatro o cinco mil años después de los restos que aún se conservan en este lugar.

De ahí al sitio de donde hemos partido esta mañana queda muy poquito. Ya en Saiáns nos despojamos de lo mojado para sustituirlo por lo seco quedando en condiciones para dirigirnos a la cercana Casa Alberto en donde somos obsequiados con un abundante y sabroso menú, justa compensación a las fatigas y rigores de esta invernal jornada.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,510 Km. 5 h. 21 min. Media Soleado 

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