Escondida en O Candán

La Sierra do Candán se extiende por las provincias de Pontevedra y Orense abarcando tres municipios de la primera y otros tres de la ourensana. A su paso por el concello pontevedrés de Lalín encierra dentro de sus pliegues la pequeña aldea de Zobra que ya conocen los chicos de Los Lunes al Sol desde su primera incursión en 2011 pero que es, a pesar de haber sido premiada con el título de Aldea Singular 2017, desconocida para muchos.

El concello de Lalín le concedió la mencionada distinción porque  «el tribunal valoró de manera muy positiva la conservación arquitectónica de la parroquia y, en especial, su integración con el paisaje» según dicen las crónicas. Lo más destacable es la labor de su Comunidad de Montes que es la que mantiene el «Sendeiro de Zobra», ahora en trámites para conseguir su homologación por la federación Gallega de Montañismo.

El sendero se inicia en esta pequeña aldea que, como las de A Trigueira, Ameixedo, Cabana y Porto Martín, salen al encuentro del caminante a lo largo de los más de 20 Km. de su recorrido.

No lejos se Zobra se encuentran los restos de la antigua central hidroeléctrica que suministraba energía a las cercanas minas de estaño que parece ser que podrían llegar a ser abiertas de nuevo.  Después de visitar los enclaves de aquellas viejas explotaciones emprendemos la larga marcha por las estribaciones de la sierra que en estos lugares están dominadas por la imponente mole de O Alto do Coco, casi a 1000 m. de altitud. Pero antes aún hemos de pasar por A Ponte de os Medos, un delicioso paraje a las orillas del río Deza en el que nos detenemos para dar cuenta del refrigerio que buena falta nos hará para llegar a la cima del Coco, una ascensión de más de 3 Km. que habrá que tomarse con calma.

Sigue el sendero rodeando la montaña por la curva de mínima pendiente. Dicen que, antiguamente, para hacer estas pistas construidas a base de pico y pala soltaban un burro por el monte y siguiendo su rastro  diseñaban su trazado. Sube y baja el camino cruzando profundos arroyos por puentes y pasarelas hasta que de repente, en un recodo, la larga pista se interrumpe abriéndose antes nosotros una enorme rampa de fuerte desnivel que saliéndose del trazado del burro nos invita a escalarla si queremos alcanzar el hito más importante de la ruta, O Alto do Coco.

Aunque la mañana transcurrió entre nubes y claros, ahora que toca subir, el cielo se ha cubierto de negros nubarrones y una fuerte lluvia acompañada de viento nos obliga a desplegar chubasqueros y paraguas. La ascensión de va haciendo lenta y trabajosa. La fila de los doce se va estirando más y más y cuando los primeros alcanzan el vértice geodésico que  certifica los 968 m. de altitud aún transcurrirá un buen rato hasta que aparecen los últimos de la cordada.

Una vez allí parece como si el Coco mostrase su satisfacción cesando la lluvia y calmando el viento. En la larga bajada hacia A Trigueira reaparece el sol y se retira el agua. Llegados a Ameixedo el camino nos lleva por frondosas carballeiras y húmedos senderos cubiertos por la espesa hojarasca que el sol y la reciente lluvia han tornado en una oscura alfombra de brillantes destellos.

En la casa Rural de A Trigueira la eficiente Avelina nos ha preparado un Pito de Curral asado con patatas que después de los 20 Km. de esta mañana buena falta nos hacía.

Solamente quedan 3 Km. para regresar al punto de partida que, después de esfuerzo tributado al Coco, llegan y sobran para culminar esta bonita jornada.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,020 Km. 7 h. 52 min. Alta Sol y chubascos 

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Rodeando O Castelo

Bico do Patelo, Entre brandas e inverneiras, Los 5 puentes del Castro Laboreiro, Tsunami de piedra son los títulos de las crónicas que desde hace siete años vienen ilustrando nuestras andanzas por las tierras que rodean a Castro Laboreiro, una de las principales atracciones del Parque Nacional Peneda-Gerés.

Hoy hemos vuelto a visitar  aquellos lugares y poco más nos queda por contar que ya no esté en las citadas reseñas de Sendereando si no es que en esta ocasión se han superado todos los registros de asistencia a las caminatas de Los Lunes al Sol pues  15 fuimos los que nos apuntamos a esta jornada.

Grandes formaciones de rocas dibujan, a más de 1000 m. de altura, el horizonte de la impresionante sierra que rodea a esta singular aldea que durante siglos se mantuvo aislada, casi perdida en estas alturas, manteniendo costumbres ancestrales como las de las «brandas e inverneiras». 

Creadora de su propia raza canina como el hermoso Cao de Castro Laboreiro, cuenta hoy con hoteles y restaurantes que ofrecen  sus servicios a los numerosos visitantes que se acercan por estos parajes para recorrer sus preciosas rutas o disfrutar de su impresionante paisaje de montaña.

Nosotros, en este lunes, hemos iniciado la marcha en el lugar de Seara desde donde, por estrechos caminos empedrados de fácil resbalón por sus lajas mojadas, no tardamos en llegar al monte ahora decorado por el rojo y amarillo del tojo, la carqueixa y el brezo, a la sombra de las inmensas moles de piedra que se elevan formando gigantescas figuras como la del Bico do Patelo que,  como una colosal cabeza de águila, se alza sobre nuestras cabezas.

Pasamos por la ladera de O Bico a través de un hermoso bosque de carballos y sobreiras para seguir monte abajo hasta A Ponte Nova, un viejo puente sobre  el río Laboreiro, arteria central de la sierra a donde fluyen multitud de regatos y de donde nacen muchas de las fuentes de la zona.

Algo más abajo nos espera un delicioso paraje, en la aldea de Assureira, con su viejo molino y su puente de piedra mucho más modesto que el anterior pero lleno de encanto.

Sigue la ruta alternando la marcha por monte raso con zonas de arbolado cuya sombra se agradece en esta mañana en la que el calor del sol ya comienza a apretar aunque atenuado por la suave brisa que corre por estas alturas.

Legados a Castro Laboreiro rodeamos el pueblo para subir a O Castelo, una fortificación medieval que se encuentra prácticamente en ruinas y que conserva parte de sus murallas y dos monumentales puertas, de las cuales destaca la de A Porta do Sapo. De difícil acceso, para llegar hasta allí hay que escalar la fuerte pendiente que lleva a la cima del monte sobre el que se eleva el antiguo castillo desde donde se obtiene una espectacular panorámica de la sierra.

Bajando por la ladera opuesta, un estrecho caminito serpentea por el monte hasta llegar a la entrada del Miradouro do Castelo, el restaurante ya conocido por los muchachos de Sendereando en cuya mesa nos esperan sus especialidades Bacalhau com broa y Cabrito no Forno, manjares típicos de la casa acompañados de viños verdes y maduros que nos dejan listos para continuar por A Ponte Velha, un precioso viaducto sobre el río Laboreiro y seguir, tras un poco de carretera, por caminos rurales hasta el lugar de Seara, inicio y fin de la ruta de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,290 Km. 6 h. 24 min. Media Soleado 

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Por los montes de San Campio

Hace mucho que los de Sendereando venimos caminando por esta sierra del Argallo a cuyos pies se eleva el santuario de San Campio de Lonxe. Desde Vilachán do Monte, en donde comienza el extenso tapiz que forman los viñedos sobre lo que antes eran pinares, hasta O Niño do Corvo, en el extremo oeste, desde donde se puede contemplar uno de los panoramas más espectaculares de los que de ven desde estas alturas, creíamos los veteranos de este grupo de andarines que ya lo habíamos pisado todo en esta sierra. Pues no, parajes como O Regato dos Bravos, O Rego da Fábrica o el Delirio de O Poderoso fueron novedades en la caminata de este lunes.

Pero vamos por partes. Comenzamos la jornada en el delicioso paraje de Os Muiños da Regueira que lucen como nuevos en la orilla derecha del Regato dos Bravos, un precioso espacio casi oculto en la espesa frondosidad de la vegetación ribereña. Los muiños deben haber sido restaurados hace poco porque muros y tejados parecen construidos recientemente. Aparentan tan nuevos que pierden ese encanto que la pátina del tiempo imprime a estas viejas construcciones de piedras ennegrecidas y cubiertas de musgo por la humedad y el paso de los años.

Dejando atrás los muiños con sus puertas recién barnizadas y sus rodicios paralizados o ausentes,  entramos en los pinares que pueblan la mayor parte de la sierra cuyas laderas que se inclinan suavemente hacia el naciente son grandes extensiones de viñedos que, ahora en tiempo de poda, lucirán en el otoño ese oro del Miño que son los racimos de albariño y treixadura que penden de sus cuidadas cepas.

Innumerables pistas cruzan estos montes, pues entre tanto viñedo y pinar es intenso el tráfico de tractores y camiones para atender a las labores de corta y vendimia. Nuestros GPS  nos van marcando la ruta entre tanta pista y camino para llevarnos como primera parada al parque forestal de O Poderoso, un esmerado entorno con fuentes y mesas de piedra creado por los vecinos de Estás para esparcimiento de propios y extraños.

No falta alguna empinada cuenta que nos lleva a los niveles superiores en uno de cuyos recodos se encuentra otro interesante paraje como es el de A Pedra Furada, formación rocosa que la erosión ha perforado de forma caprichosa que atrae la atención de los que pasan por allí.

Desde ahí todo es bajada hasta dar con el famoso Santuario de San Campio de Lonxe, suntuoso  templo de cúpulas estilo bizantino y paredes con sus lienzos pintados de blanco que recuerdan a las iglesias del vecino Portugal.  San Campio fue un soldado romano martirizado por no renunciar a su fe cristiana así como su esposa Santa Arquelaida y sus tres hijos. Ambas efigies yacen en sus respectivas urnas de cristal y son multitud los fieles que se desplazan desde lejanas tierras (de ahí lo de «lonxe») para pedir al santo su intercesión.

Ya rugen algunos estómagos, pero la cosa tiene arreglo porque muy cerca se halla el restaurante Os Pedregales donde son apaciguados con caldo de berzas, ensaladilla, raya a la gallega o carne asada con vino del país, un tinto que suspira por  un poco de gaseosa que calme su recio paladar.

Dejamos la carretera para adentrarnos en los dominios de O Rego da Fábrica, un delicioso riachuelo casi escondido en la espesura por cuyas orillas caminamos a duras penas entre tan enmarañada vegetación pero agradecidos por la sombra que nos protege del fuerte sol que asoma entre las ramas.

Saliendo de O Rego da Fábrica, después de un corto  un tramo de pista abierta, entramos de nuevo en los confines del Regato dos Bravos  a cuya sombra habíamos iniciado la ruta de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,690 Km. 6 h. 50 min. Media Sol y nubes 

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Pinheiros, Trute y Cambeses

Pinheiros, Trute y Cambeses son tres freguesías (parroquias) que pertenecen al municipio portugués de Monçao, fronterizo con el gallego de Salvaterra de Miño.

La ruta se la hemos tomado prestada a Mari Carmen Moledo, gran andarina, buena conocedora de las tierras portuguesas y autora del estupendo blog Grupodeandainasriasbaixas. Le añadimos unos cuantos kilómetros que exigía el desvío para desplazarnos al restaurante pero básicamente es la misma que ella hizo en diciembre del pasado año.

Es una caminata sencilla de perfil prácticamente llano  por la planicie que forman las tres parroquias cercada de montes y pinares, bien expuesta al sol, formando como un anfiteatro orientado al poniente por donde se extienden grandes superficies de viñedos.

Iniciamos la jornada en la de Pinheiros, siguiendo la margen izquierda del río Gadanha  y pasando pos sus dos puentes medievales de Pinheiros y Sendim topándonos  poco después con el impresionante Palacio da Brejoeira construido en 1834 por orden de Luis Pereira Velho de Moscoso. Ha sido declarado Monumento Nacional. En su comedor firmaron Franco y Salazar un pacto de no agresión. Se ve que eran buenos amigos en tiempos turbulentos.

De la freguesía de Pinheiros pasamos a la de Cambeses en donde se alza el santuario de la Nossa Senhora dos Miragres, no lejos de la iglesia parroquial mucho más modesta. Entre viñedos y pequeñas poblaciones rurales llegamos a la Quinta do Carregal en cuyo entorno se encuentra un cruceiro construido encima de un «pelourinho», la picota, que era una columna de piedra a la que se amarraban y castigaban los criminales.

Seguimos entre viñedos y tierras de labor para desviarnos de la ruta de Mari Carmen hacia las poblaciones de Cidade y Roriz para dar, después de atravesar los pinares vecinos, con el lugar de Sande, en la parroquia de Trute, en donde se encuentra el Restaurante St. Tropez, un amplio salón lleno de parroquianos en donde nos han reservado una amplia mesa en la cabecera.

Sopa vegetal seguida de una deliciosa ternera asada rematada con flan de la casa y vinhos verdes tinto y blanco alegran el yantar y animan alegre tertulia hasta que llega la hora de reemprender la marcha regresando por donde vinimos hasta el lugar de Almoriz, muy cerca del sitio en donde habíamos iniciado la andadura de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,220 Km. 6 h. 32 min. Fácil Soleado 

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Aledaños de Santiago

«Entre o Sar e o Sarela, está Compostela».

Es un dicho popular que se refiere a los dos ríos que nacen en Santiago. El primero en el monte de O Pedroso y el otro en la parroquia de Bando. El Sar, el río rosaliano por excelencia, lo rodea por el oeste y el Sarela, su afluente, por el este.

Comienza nuestra ruta en la compostelana Rúa Sarela, muy cerca  del río a su paso por el parque que limita con la ciudad por su lado este.

No tardamos mucho en toparnos con la Selva Negra, una antigua finca hoy de uso público que fue llamada así, parece ser, por la frondosidad de su vegetación  que era tan espesa que apenas si dejaba pasar la luz del día. Eso dicen. La verdad es que de negra o de oscura hoy no tiene nada. Aún se conservan los restos de su pórtico de entrada y una fuente de dos caños. Un poco más arriba se encuentra la Granxa  do Xesto, un zona de esparcimiento con un pequeño lago desde donde se puede contemplar una estupenda panorámica de la ciudad.

Esto queda en la falda del monte Pedroso que, con sus 461 m. de altitud, constituye un excepcional mirador coronado por una cruz monumental en piedra y un par de monstruosas antenas de esas que ahora se ven con más frecuencia que la deseada.

Ahora toca bajar por pistas forestales hasta llegar al lugar de Fontecova, unas cuantas casas en un solitario paraje para seguir entre fincas y pinares hasta otro sitio parecido llamado O Bargo, a poco más de un kilómetro del río Sarela cuyo nacimiento se sitúa por allí cerca. A partir de aquí la caminata discurre casi siempre pegada a la orilla izquierda del pequeño río cuyo cauce apenas si se deja ver a causa de la espesa frondosidad de la vegetación que crece a uno y otro lado.

Debido a las recientes aunque escasas lluvias de hace unos días el senderito que acompaña al río en casi todo su  recorrido conserva su humedad y hace muy agradable la marcha a la sombra de la generosa arboleda.

Casi sin darnos cuenta pasamos por Ponte Romaño, un viaducto que atraviesas la CP 7804 muy cerca del A Ponte dos Tres Ollos, un encantador puente en un delicioso paraje al lado de la antigua fábrica de curtidos del S. XVIII hoy en proceso de restauración para albergar un  Centro de rehabilitación.

Desde ahí nos desviamos a la carretera, ya en la zona urbana de Santiago, en cuyo restaurante O Bo Xantar nos detenemos para reponer fuerzas. Por un módico precio  disfrutamos de un generoso aperitivo, carnes y pescados a elegir y postres varios.

Aún está el sol bien alto cuando regresamos al paseo del Sarela que nos llevará al punto de inicio. Este paseo que corre paralelo al río en plena zona urbana aunque ajeno a ella es ahora un lugar de esparcimiento para los santiagueses pero en otros tiempos hubo más ajetreo. Puentes, acequias, muiños y varias curtidurías tuvieron un importante papel en en desarrollo económico de la urbe.

Ya muy próximo al sitio en donde comenzamos la ruta de este lunes se encuentra el barrio de Carme de Abaixo que se junta aquí con el Pombal. En el primero había un convento de oblatas que albergaban a mujeres descarriadas y en el segundo ejercían éstas si no iban a parar al citado convento.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,220 Km. 6 h. 11 min. Fácil Soleado 

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