A vueltas por el Tecla

Cuando yo era niño teníamos a Santa Tecla como patrona de los pianistas y a San Frasquito de de Sales, de los farmacéuticos. Ahora creo que a Santa Tecla la han nombrado patrona de los informáticos, por lo de los teclados.

Santa Tecla de Iconio fue una virgen y mártir que da da  nombre a uno de los montes más famosos de Galicia por su situación en la desembocadura del Miño y por su poblado castreño el más visitado de los gallegos.

El monte que alberga no solo los restos del citado poblado sino también vestigios de la edad del bronce que se pueden visitar en su museo arqueológico, es un formidable mirador desde el que se contemplan espectaculares vistas del estuario del Miño, con la ciudad de Caminha enfrente y O Forte da Ínsua, la fortaleza portuguesa que se alza en el espacio en donde las aguas del Miño se encuentran con las del océano.

Numerosas pistas y caminos  recorren el monte en todas direcciones, casi siempre a la sombra de una frondosa vegetación hasta que, por rústicas escaleras, subimos a lo más alto, unas grandes rocas sobre las que se alza el vértice geodésico rodeado en estos días de agosto de multitud de visitantes.  Hotel, tienda de  suvenirs, autobuses, es lo que se encuentra en este lugar en época turística.

Bajamos hasta el Viacrucis y subimos al Pico de San Francisco coronado por antenas. Allí hacemos una breve parada para reponer energías y seguimos escaleras abajo hasta la citania para poco después acometer O Roteiro das 14 voltas, un caminito que serpentea entre un abigarrado bosque de acacias con muchas vueltas y revueltas para bajar a la pista que nos lleva a la huerta celta, un cercado en el que se ve una palloza, muy cerca del semiabandonado campo de fúltbol del Chans al cual rodeamos para bajar  a Camposancos pasando con sus estrechas calles y llegar al los pinares de O Muiño.

A partir de ahí, siempre por la orilla del mar, tras un paseo de unos 2 Km. alcanzamos la villa de A Guarda en cuyo puerto nos espera el restaurante O Valladeiro.

En una mesa bien preparada en el primer piso con vistas al puerto nos sirven un generoso plazo de mejillones tamaño XL a los que sigue un delicioso arroz de marisco rematado con un  flan de la casa, todo por el módico precio del menú del día.

Reconfortados con tan espléndida pitanza emprendemos el camino de vuelta, abandonando el casco urbano para seguir entre fincas y pinares hasta O Pasaxe que es en donde habíamos iniciado la caminata y en donde la rematamos frente al desvencijado y enorme antiguo colegio de los jesuitas con la portuguesa Caminha en la orilla de enfrente.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,760 Km. 6 h. 38 min. Media Soleado 

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Una siesta de car(b)allo

Cuando salimos del restaurante en que habíamos compartido un abundante y potente menú en un agradable ambiente bajo la fresca temperatura que nos deparaba un eficaz aparato de aire acondicionado, nada más abrir la puerta y salir al exterior, alrededor de esa hora lorquiana que son las cinco de la tarde, recibimos tan  tremendo bofetón de luz y calor que nos hizo dudar de si volvernos adentro o seguir adelante.

Optamos por continuar, que no se arredran fácilmente los chicos de Los Lunes al Sol ante los desafíos meteorológicos, con la esperanza de  encontrar un lugar umbroso en el que reposar aquella copiosa cuchipanda  y refugiarnos de los rigores del implacable Lorenzo. Y sí fue. No tardamos en toparnos con un apacible soto de tupida hierba amparado por la generosa sombra de un gran carballo, un poderoso quercus robur bajo cuya copa nos tumbamos cuan largos éramos disfrutando del silencio y la frescura de tan bello lugar. Hasta algún ronquido rompió, irreverente, la quietud del momento.

Es inevitable el pareado: fue una siesta de carallo, debajo de un carballo.

Para llegar hasta allí habíamos partido del torreiro de Mouriscados, una parroquia mondaricense por la que fluye el Xabriña en un tramo jalonado por muiños, casi todos restaurados, que han dado lugar a una preciosa ruta que, siguiendo el curso del río, lleva al caminante por hermosos parajes plenos de verdor y frescura en una día como éste de calor canicular que apenas si se deja notar entre su espesa arboleda de ribera.

Poco antes de llegar a la parroquia de San Andrés de Meirol abandonamos la ruta del Xabriña para dirigirnos a Vilasobroso en cuyo restaurante O Rianxo nos espera la pitanza. Aunque con más asfalto del deseado, la caminata discurre casi siempre a la sombra lo cual nos ayuda a llegar a Santa María de Queimadelos, otra parroquia mondaricense, sin grandes agobios y desde allí, con solamente dos kilómetros de marcha, nos ponemos en O Rianxo.

Soubiñas, jamón y queso, pimientos de padrón y calamares fritos son el anticipo de un sabroso solomillo a la pimienta o medallones merluza en variadas versiones, todo regado con vino de la casa.

Después viene lo de la siesta, como ya está escrito, y el regreso al punto de partida, cinco kilómetros entre pinares y eucaliptos cuya sombra nos protege durante la mayoría del trayecto del fuerte calor que a estas horas se cierne sobre nuestras cabezas.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,000 Km. 6 h. 39 min. Media Soleado 

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Arte azteca en Barciademera

Después de atravesar los pinares que rodean el lugar de Corquillón, un conjunto de casas casi perdido en el municipio de Covelo, bajamos hasta cerca de la ribera izquierda del río Tea que fluye paralelo a la ruta que, entre carballeiras y fincas de labor, por caminos de carro, corredoiras y congostras, nos lleva hasta los Pasos de Lourido por los que atravesamos el río.

Desde allí no tardamos en llegar a la ermita de San José y su escuela en el lugar de Redondo a poco más de un kilómetro de los molinos de Portafurado en el río Caraño, ya en Barciademera,  cuyo conjunto abacial formado por iglesia y rectoral alcanzamos a media mañana.

Tanto la iglesia de San Martiño como su casa rectoral llaman poderosamente la atención por nu monumentalidad, sobre todo  la rectoral, cuya peculiar arquitectura la hace única por la exhuberancia barroca de su fachada que contrasta con la austeridad del resto del edificio en la que destaca  el frontón  en la parte central de su portada con detalles precolombinos, seguramente de inspiración azteca.

Dentro de este Pazo Abacial existen grandes salones y caballerizas que hemos tenido ocasión de visitar en anteriores ocasiones, lo que da una idea de la importancia que tuvo este sitio en tiempos pretéritos, allá por el siglo XVI que es cuando el abad Alberto Barreiro ordenó su construcción.

La iglesia  también es un ejemplo singular del barroco gallego con la particularidad de que en este año se celebra el décimo aniversario del Ciclo de Música Relixiosa  de Barciademera, un ciclo de música clásica que convierte el templo de San Martiño, durante la primavera y el verano, en punto de encuentro para los aficionados a la música clásica.

Después de haber admirado ambos extraordinarios monumentos en el hermoso enclave desde el que se domina el valle sobre el río Alén, volvemos sobre nuestros pasos hasta la aldea  de Redondo para seguir por la senda del Tea hasta la playa fluvial de Maceira, en donde el río ha sido convertido en una gran piscina que en estos días de calor invita al baño. Un restaurante y un camping completan las dotaciones de la playa fluvial.

Vadeamos el Tea por el cabezal del muro que retiene sus aguas para seguir hasta el lugar de Portagudiño y desde allí, ya por la carretera, hasta el centro urbano de Maceira en donde nos espera el restaurante Río Tea para colmar nuestras  hambres con una discreta ensaladilla y un muslo de pollo con patatas acompañados de un anónimo tinto que necesita gaseosa para su trasiego. Nada del otro mundo pero suficiente para reponer energías y continuar la marcha.

Media docena de kilómetros más nos llevarán al punto de inicio después de regresar a Portagudiño y pasar por estrechos caminos,  a veces ocultos bajo la verde vegetación de hierbas y helechos, casi siempre a la sombra de pinos y carballos, en esta tarde en la que  el sol comienza asomar entre las nubes que nos acompañaron durante casi toda la jornada.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
24,330 Km. 6 h. 46 min. Media Nubes y claros 

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Calientes pero no fritos

Titulares de Faro de Vigo:

Viernes 3

Ola de calor en Galicia | Vigo marca su temperatura más alta en 10 años

Sábado 4

¿Hasta cuándo va a durar la ola de calor en Galicia?

Domingo 5

La ola de calor en Galicia se va, pero no la alerta naranja

Y así fue. En este lunes la ola se fue y nos dejó un día con cierta neblina en la primeras horas de la mañana y una suave brisa el resto del del día bajo un cielo nublado pero luminoso, ideal para un recorrido por las orillas del río Tea y sus dos acólitos, el Mendres y el Canedo.

Después de esos días de calor agobiante que echó a las playas a la población costera y mantuvo fritos a los del interior, caminar bajo la sombra de la frondosa arboleda del río Tea fue un lujo del que disfrutamos con avaricia los caminantes de «Los Lunes al Sol».

Iniciamos la ruta en el Centro Cultural de Fozara, lugar de A Lomba, en Mondariz Balneario, para seguir por la margen derecha del Tea hasta Ponteareas.

El ancho río fluye mansamente, en esta época con mermado caudal, entre fincas y prados, destacando en su curso la playa fluvial de A Freixa, un hermoso paraje que en los pasados días de africano calor habrá acogido un montón de personal para refrescarse en sus tranquilas aguas, muy cerca del caso urbano de la villa de las alfombras florales el cual rodeamos para cruzar el puente sobre el río Canedo que da nombre al monumental convento franciscano a donde llegamos, tras recorrer un par de kilómetros, por el sendero que allí nos lleva.

Hacemos un alto frente a la impresionante fachada de su iglesia para tomar «las once» y emprender la marcha hacia el Alto de A Picaraña y desde allí, a través de los montes que lo separan de Mondariz, entre mucho pino y eucalipto quemado, por terreno pedregoso, damos con la ermita de Santa Tegra, muy cerca del Castro de Troña que en esta ocasión dejamos a un lado para bajar al casco urbano de Mondariz Balneario, el más pequeño municipio de Galicia, segregado de Mondariz en 1920 y nombrado como «Muy hospitalaria villa» por Alfonso XIII en 1925. Parecer ser que la cosa no les hizo mucha gracia a los de Mondariz, hoy llamado Mondariz Pueblo para distinguirlo del otro. Sus poco más 600 habitantes se multiplican por 12 en la temporada alta con el número de vips por metro  cuadrado más elevado de la península.

Nosotros, recios caminantes, pasamos de su spa y su campo de golf y después de reponer fuerzas en el Restaurante Rivero, como hacemos siempre que pasamos por aquí, continuamos nuestra marcha por la ribera del Tea, pasando casi sin darnos cuenta por su afluente el Mendres, para después de media docena de kilómetros de agradable paseo, regresar al lugar de A Lomba que fue donde comenzó y termina la apacible jornada de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,610 Km. 5 h. 54 min. Media Nublado

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Del Tripes al Louro

El cielo anuncia tronada:
saco paraguas…; no hay nada.
No lo saco, y aquel día
un diluvio nos envía
la Divina omnipotencia.
¡Paciencia! (Bretón de los Herreros).

Pues sí. Paciencia necesitó más de uno de los 13 que componían la cuadrilla de intrépidos caminantes que en este lunes que comenzó nublado pero sereno en las primeras horas de la mañana, siguió con una suave calima y antes de que dieran las doce devino en una pertinaz llovizna, chirimiri o calabobos que no cesó hasta la noche y que empapaba a quien no llevase paraguas o chubasquero.

Mientras ascendíamos por la larga la pista de tierra que saliendo de Ribadelouro sube hasta el Aloia la cosa prometía, pero cuando atacamos el sendero «rompepiernas» que conduce hasta la ermita de San Xiao, un estrecho carreiriño, bastante cerrado de maleza y de pronunciada pendiente, más que la lluvia lo que de verdad mojaba  era el roce con aquella espesa  vegetación ya bien empapada a esas horas.

Suerte tuvimos de que el restaurante Aloia que allí se encuentra estuviese abierto lo que nos permitió disfrutar de una café caliente y prepararnos adecuadamente para continuar el resto de la mañana ya seguros de que había lluvia para rato.

A continuación bajamos por la preciosa Senda botánica que discurre casi en su totalidad paralela a una larguísima y estrecha canalización de piedra que discurre entre acebos, sauces, alcornoques, brezo, madroños y muchas otras especies florales y arbóreas brillantes por la lluvia que caía mansamente resaltando su hermosura.

Siempre en descenso llegamos al lugar de Circos cabecera de la ruta del Tripes o Rego Cotarel que es  su nombre geográfico. Jalonan la ruta los los típicos muiños donde hace casi 200 años discurría una parte importante de la vida de los moradores del valle hasta que la aparición de la energía eléctrica los dejó en meros elementos etnográficos para disfrute de senderistas y amantes de la naturaleza.

Termina el hermoso sendero en las afueras de la capital tudense cuyo casco urbano rodeamos para alcanzar en, uno de los extremos del paseo de La Corredera,  el lugar que alberga el restaurante de nombre «La de Manu», un cuidado establecimiento con excelente servicio y espléndido menú que nos sorprende por su variedad y calidad.

Las mesa muy bien puesta, con elegante mantel de lino sobre el que nos van sirviendo brochetas de rape, tacos de ternera, solomillo a la pimienta, revueltos varios y un etcetera de deliciosos platos y postres, todo por el módico precio del menú del día. No es de extrañar que el comedor estuviese a rebosar.

Después de tan agradable refección recogemos los  bártulos del oficio y reemprendemos la marcha bajo la persistente lluvia dejando atrás las ultimas calles de ciudad para desviarnos por San Bartolomé al puente romano sobre el Louro por cuya margen izquierda caminamos los primeros cinco kilómetros hasta dar con el su afluente, el San Simón, que es el que nos lleva a lo largo de deliciosos parajes, bajo la luz oscura de sus frondosa arboleda hasta Santa Comba de Ribadelouro, inicio y fin de  la  lluviosa y entretenida jornada de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
25,950 Km. 7 h. 42 min. Media Lluvioso 

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