Formábamos el grupo Adrián, Emilio José, Eduardo y yo.
Fue en marzo, cuando en los montes de La Groba, no lejos de O Cortelliño, nos cogió una descomunal tormenta, cuyos vientos soplaban desde el mar con tanta fuerza, que pareciera que una enorme mano empujaba nuestros pechos impidiéndonos el avance. A duras penas salimos de aquel trance y en su memoria compuse este soneto.
Sopla Eolo en los montes, furibundo,
su salvaje canción de tempestades
que no entiende de sexos ni de edades,
y en su embudo de aire más profundo
nos envuelve y arrastra en un segundo.
¿Porqué, oh viento, despliegas tus maldades,
nos empujas, nos llevas, nos invades?
¿Porqué quieres echarnos de este mundo?
Somos cuatro esforzados caminantes
que tras leguas y leguas de senderos,
la montaña escalamos anhelantes.
No creáis, elementos dominantes,
que, seáis vientos, tormentas o aguaceros,
con nosotros podréis… somos gigantes.