No más de uno

Arbutus Unedo es el nombre que Linneo le puso al conocido madroño, la más corriente entre las más de cuarenta denominaciones con las que se conoce a este arbusto de hermosas flores y coloridos frutos  que en se encuentra con frecuencia en nuestros montes.

Lo de Unedo viene de  tiempos de los romanos. Unum tamtum edo, comer solo uno, decía Plinio el Viejo. Y es que este fruto cuando está bien maduro, rojo y brillante, tiene un sabor dulzón y algo pastoso con cierto contenido de alcohol que aconseja no abusar de su ingesta.

La ruta de este lunes  discurre en gran parte por A Senda de A Boutureira, un bonito sendero que discurre durante varios kilómetros entre madroños que en esta época del año están rebosantes del rojo y brillante fruto que destaca como oscuros rubíes entre la hojarasca que cubre el camino.

Hemos comenzado la caminata en O Pontón, un pequeño núcleo poblacional que toma su nombre del puente que vadea el río Barbadás que fluye por allí cerca. Nos tardamos en pasar por As Framias, otro conjunto de casas casi perdidas entre pinares para toparnos a un par de kilómetros con el parque recreativo de A Botureira, también en la orilla del río Barbadás el cual se cruza a través  una bonita pasarela de madera. Mesas y bancos de piedra y un muiño hacen de este sitio un paraje muy apetecible para los  días soleados de primavera y verano.

Seguimos entre carballeiras y caminos rurales pasando por el lugar de Os Outeiros hasta llegar a la parroquia de Rante desde cuya iglesia nos dirigimos al camino que toma aquí el nombre de Senda de A Boutureira en una de sus variantes.

A partir de ahí el camino es un delicioso sendero que serpentea en todo su recorrido entre madroños y carballos. Los caminantes de los Lunes al Sol no se privan, olvidando el consejo de Plinio, de sus maduros frutos que nos acompañan durante toda la senda hasta dar con la carretera que nos conduce al centro urbano de  San Cibrao das Viñas en cuyas afueras se halla, en el barrio de A Farixa, el restaurante del mismo nombre en donde nos espera la necesaria pitanza con la que recuperar energías y dar al esqueleto su merecido descanso.

Arroz con marisco (es un decir),  churrasco recalentado (no estaba mal), tarta olvidable y panetone regado con con cervezas y albariño de calidad cubrieron nuestras urgencias alimenticias y nos pusieron en condiciones de reanudar la marcha, esta vez por pistas forestales y algún que otro camino de esos entre rocas que el musgo tapiza de verde para llegar en poco más de una hora al punto de inicio y también final de la jornada de este lunes.

 


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,110 Km. 6 h. 4 min. Baja Nublado 

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Abundancia en la penuria

Parecía el far-west de la Galicia profunda de los años 40.

Pululaban por las veigas de Fontao agentes de la Alemania nazi, otros de la Gran Bretaña de Churchil, intermediarios  locales y extranjeros, todos tratando de conseguir la mayor carga de wolframio posible para alimentar la industria de guerra con ese mineral indispensable para aportar dureza y consistencia al acero de los cañones y otras armas de guerra.

Alrededor de las minas de  wolframio que ya existían en esa pequeña localidad de la parroquia de Merza en el municipio estradense de Vila de Cruces en el siglo XIX y que fueron abandonadas y recuperadas varias veces se construyó un poblado para los cientos de trabajadores que de todas partes acudían al reclamo de las minas en aquellos años de la posguerra española, años de penuria y escasez que en estos parajes y mientras duró la Segunda Guerra Mundial fueron tiempos de abundancia y hasta derroche por el dinero fácil que se obtenía del codiciado mineral.

Había cine, iglesia, tiendas, tabernas y salas de baile y hasta una tómbola de alegres señoritas y campo de fútbol. Todo esto se fue a pique cuando la guerra terminó y el wolframio dejó de interesar.

En el año 2000 y siguientes la Xunta de Galicia rehabilitó el poblado  que en la actualidad ha devenido en una urbanización en la que destaca el Museo da Minería que guarda muchos detalles y recuerdos de aquella época.

Pues ahí, en Fontao, hemos iniciado la ruta que, saliendo del poblado, nos lleva después de un corto tramo de carretera por caminos entre fincas y carballeiras hasta el cercano y archiconocido monasterio de San Lorenzo de Carboeiro, un antiguo cenobio  benedictino actualmente abandonado y en restauración situado a orillas del río Deza, en la parroquia de Santa María de Carboeiro, perteneciente a Silleda.

Seguimos por la orilla del río abandonándolo por las cercanías de San Pedro de Ansemil, una de las varias iglesias que encontramos en el    camino hacia el  río Toxa, afluente del Deza con el que se encuentra un poco más abajo después de despeñarse desde las alturas del monte de Pazos en una caída de 60 m. formando una catarata del tipo cola de caballo que convierte el lugar en un paraje  de mágica y misteriosa belleza.

Contemplamos la cabeza de la cascada desde el mirador que allí existe desde el que se contempla la profundísima garganta por la que se despeña el río. Dejando atrás el mirador hay que descender por un corto tramo de carretera para llegar al sitio en el que el río sigue su curso hacia el Deza después de precipitarse desde  allá arriba.

Seguimos por el río hasta su desembocadura  vadeando un largo puente metálico que nos mete de nuevo en el monte por un estrecho sendero que va a dar al barrio de A Carrixa que es donde se encuentra el restaurante O Refuxio.

Allí hacemos un alto para reponer fuerzas y descansar. Un menú del día variado que a unos, pimiento relleno de marisco y secreto con patatas fritas, satisfizo pero que a otros, empanada de bacalao y arroz de marisco disgustó, poco hecha la primera, frío y pastoso el segundo.

Poco más de tres kilómetros nos separan del antiguo poblado minero de Fontao hoy un conjunto de apartamentos entre cuyas calles unas niñas juegan al escondite  entre el silencio y la paz de lo que en otros tiempos fue trajín, diversión, duro trabajo, barullo  y trapicheo.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,830 Km. 5 h. 56 min. Media Sol y nubes

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Estar o no estar

Son todos los que están pero no están todos los que son.

De todos los habituales de Los Lunes al Sol, que superan la veintena, solamente cinco desoyeron las voces de alarma de los agoreros (antes hombres del tiempo) que pronosticaban furiosos vendavales y tremendas borrascas y se plantaron ajenos al miedo y confiados en su buena estrella en la Aldea de Casas, una pequeña localidad casi perdida en los aledaños de ls Sierra del Barbanza.

Todos los andarines de Los Lunes al Sol son excelentes caminantes, avezados correcaminos, veteranos conocedores de los montes y valles que nos rodean, inasequibles al desaliento, temerarios a veces, que suelen poner buena cara al mal tiempo pero los años no pasan en balde, es temporada de gripes y resfriados y hay que tener «sentidiño» y no arriesgarse.

Los echamos de menos y desde aquí les reiteramos nuestro afecto y el deseo que de nos acompañen en la próxima jornada.

La primera hora es de suave ascenso en dirección hacia Alto das Torres que por cierto sí está alto (649 m.) pero sin otras torres que no sean las columnas que soportan los generadores eólicos. Discurre bajo lluvia persistente y monótona sin viento hasta que de pronto sale el sol cesa la lluvia y ya no regresa hasta la tarde en puntuales y débiles chaparrones.

Pasado A Ponte das Taras  sobre el río Lérez, homónimo del más conocido de los ríos pontevedreses, alcanzamos las primeras alturas por las  que nos acompaña durante largos tramos la hermosa vista de la ría de Arousa con A Pobra do Caramiñal a los pies de la montaña. Desde los extensos pastos nos contempla el pacífico vacuno con su mirada húmeda e indiferente. Un camino empedrado de pronunciada pendiente nos lleva al Alto da Lagoa coronado por A Lagoa das Lamas, gran criadero de ranas y abrevadero de caballos y vacas.

Un poco más arriba se encuentra A Torre do Inxerto un magnífico mirador de la ría, los montes de la sierra y en días claros hasta el cabo Finisterre. Ahí nace O Rego de San Xoan que más abajo formará unas preciosas cataratas.

Ahora el camino es una cuesta abajo que no tarda en encontrarse con el citado Rego de san Xoan  que se desliza sobre enormes losas de piedra formando espectaculares cascadas.

Pasado A Ponte da Miserela el San Xoan se entrega al río Pedras que fluye potente y pletórico hacia el mar formando sus famosas piscinas. No tardamos en llegar a Campomuiños a tiro de piedra de A Pobra do Caramiñal, la hermosa villa en la que nos detenemos para reponer energías y disfrutar del necesario descanso y amena convivencia.

Salvo el excelente rioja al que Humberto nos invita para celebrar su reciente incorporación al grupo no hay mucho bueno que contar del resto. Luras con patatas casí frío, macarrones que se quedaron en el plato, postres de supermercercado….Para no volver.

Poco nos queda para la tarde. Unos cuatro kilómetros pasando por la capilla de Nª Sª de Guadalupe por viejos caminos y algún pinar hasta rematar la jornada en la Aldea de As Casas inicio y fin de la ruta.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
24,170 Km. 7 h. 4 min. Media Lluvia y sol 

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La más pequeña del mundo

Es la vaca cachena, cuyo nombre deriva de cacheno, pequeño en gallego.

Habita desde tiempos inmemoriales en el norte de Portugal y está considerada como la vaca más pequeña del planeta. Es huidiza y desconfiada, siempre pendiente de su descendencia como si temiera el ataque de un depredador. Se distingue por sus cuernos en forma de lira de grandes proporciones.*

Nos ha acompañado durante casi todo nuestro recorrido por la Serra da Anta. Pasta tranquilamente en los verdes campos entre pinares que encontramos a nuestro paso manteniéndote un poco alejada y mirándonos mansamente aunque con cierto recelo.

Desde Leiradelo, una pequeña localidad perteneciente al municipio de Monçao situada a unos 400 m de altitud, arranca la marcha de este primer lunes de octubre con el otoño ya definitivamente instalado por estos pagos. Los caducifolios van desnudando sus copas llenando los caminos de hojarasca. Es tiempo de castañas y sus erizos ya vacíos cubren el suelo.

Desde la altura, mientras caminamos por la sierra, contemplamos como la niebla se ha posado sobre el valle ocultando aldeas y villas. Solo las cimas de los cerros y colinas que rodean la sierra  emergen como si flotaran  en ese mar irreal.

Hasta que bajamos a Anhôes la ruta discurre por monte alto entre mucho tojo y algunos pinares. Anhôes es una parroquia de Monçao cruzada por el río Gadanha que en este tiempo pasa casi desapercibido.

A partir de ahí abandonamos las alturas para caminar entre fincas y pequeñas poblaciones hasta llegar a Portal, una localidad de la parroquia de Luzio, en donde se encuentra el Café da Luzia viejo conocido de los andarines de Los Lunes al Sol.

El tradicional cabrito preparado según la exclusiva y original receta de Dona Vitalina hace, como era de esperar, las delicias de los catorce comensales que allí se reúnen para tan agradable cometido. Un vino del Alentejo con el que brindamos por una larga vida para Miguel, postres y licores e infusiones completan el excelente condumio.

Tras larga y amena sobremesa abandonamos el lugar para continuar la marcha vadeando de nuevo el río Gadanha a través de un rústico puente en un paraje umbrío y lleno de encanto no muy lejos del sitio en el que iniciamos la caminata de este lunes que, después de tan copiosa pitanza y con el sol aún fuerte sobre nuestras cabezas, conviene  un tramo más corto que  largo para rematar la jornada.

* Fuente: infoCarne.com

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,300 Km. 6 h. 10 min. Media Soleado 

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Castro de Pedra Moura

A poco más de 2 Km. de La Casa del Cura se encuentra el Castro de Pedra Moura, un cerro de casi 200 m de altitud que alberga los restos de un poblado que allí se asentó hace unos 3.000 años.

La primera vez que lo visitamos en el 2008 estaba recién rehabilitado con paneles informativos, restos de las viviendas al descubierto, parte del muro, etc. En la actualidad está totalmente abandonado, cubierto por las zarzas y el matorral.

Aún así vale la pena acercarse y disfrutar de las magníficas vistas de la ensenada de Baiona. También es un enclave perfecto para contemplar el fenómeno de las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo que tiene lugar entre los meses de julio y agosto.

La ruta continúa por caminos y pistas forestales hasta un viejo muiño y sigue por los llanos de A Portavedra para continuar por los pinares que rodean el curro de San Cibrán, ya muy cerca de Oliveira y el punto de inicio.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
13,92 Km. 3 h. 30 min. Media Soleado 

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