Los 5 puentes del Castro Laboreiro

El Trilho Castrexo ya está descrito en la entrada de febrero del año pasado con el títuto de «Entre brandas e inverneiras». En este lunes lo hemos repetido en condiciones climáticas bien diferentes. Al hielo y al frío de aquel febrero lo sustituyó una mañana de nubes y claros muy apropiada para senderear, aunque a media tarde nos cayó un buen chaparrón  sin mayores consecuencias.

Como puede comprobarse en el mapa, la ruta es atravesada por el río Castro Laboreiro, encontrándose sobre  él y sus tributarios numerosos puentes algunos de los cuales mostramos aquí por su interés etnográfico e histórico.

Antes de que el asfalto se apoderase de los modernos viales, estas construcciones típicas de la ingeniería rural sirvieron de enlace entre las aldeas y pueblos dispersados a lo largo y ancho del valle del río, insertado en pleno Parque Nacional de Peneda-Gerês, rodeado de impresionantes formaciones rocosas que alcanzan en la parroquia de Castro Laboreiro, en Currro Gonçalo, la mayor altitud en tierra portuguesa.

La mayoría de estos puentes fueron construídos sobre otros antiguos, algunos del siglo I como A Ponte Nova, remodelados después en la Edad Media y reconstruídos en los siglos XVI y XVII, siguiendo casi siempre el estilo de los puentes medievales.

Ahora, casi sin uso, han  quedado para disfrute de senderistas y caminantes. Cubiertas de musgo sus viejas piedras sillares, las eternas lajas de sus tabuleiros, nos remiten a tiempos antiguos en los que transeúntes a pie, a caballo o en carro, se trasladaban de un pueblo a otro, de una aldea a otra, sin prisa pero sin pausa, a través de estos puentes, por los estrechos senderos monte arriba o por las amplias corredoiras entre tierras de labor, entre brandas e inverneiras como dicen aquí, en estas tierras portuguesas.

Son estampas de profunda belleza de las que hemos querido dejar constancia con las imágenes que se muestran a continuación.


A Ponte de Assueira o de S. Brás, sobre el río Barreiro, junto a la ermita que le da nombre y con un viejo molino muy cerca, está situado en la inverneira de Assureira y data de la baja Edad Media . A unos cientos de metros se encuentra A Ponte  Nova o da Cavada Velha, monumento nacional, importante nexo de unión de las aldeas de las márgenes izquierda y derecha del río Castro  Laboreiro.


A Ponte da Varciela no es de la época medieval pero ha sido construído con las características de los de aquel tiempo. Tuvo gran importancia en la organización de la población y comunicación regional.  A la derecha, A Ponte Velha, en la entrada este de Castro Laboreiro.


A Ponte da Caínheiras,  de gran solidez y equilibirio. Quizás no sea medieval pero también es del estilo de los de esa época. Hito esencial en la red viaria de Castro Laboreiro, Melgaço, Arcos de Valdevez, Bande y Galicia.

(Datos obtenidos de los paneles informativos).

Distancia Duración Dificultad Tiempo
Datos de la ruta 19,3 Km. 6 h. 48 min.
Alta Lluvia y sol

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A 2 Km. del Continente

Nosotros no dimos con él, pero teníamos noticias de que en la isla había una cartel que indicaba algo así con «Al Continente 2 Km.» lo cual es verdad desde que en 1985 fue construído el puente que les une a la Penísula  Ibérica o sea, al continente.

Los isleños tenían fama de ser muy suyos, antes de la construcción del puente pero después tal acontecimiento y de que, además, se hayan constituído en municipio, el más joven del Estado, no hemos detectado en sus gentes nada que los hagan differentes del resto de los mortales. Eso sí, habitan una preciosa isla, cuya periferia hemos recorrido a lo largo de casi 24 Km. aunque los datos oficiales la cifran la longitud de su costa en 36. Los 12 que faltan deben haberse perdido en recovecos y calas de difícil acceso.

Lo cierto es que, bajo un sol esplendoroso y un límpido cielo que reflejaba su azul intenso en el mar en calma de la ría de Arousa, hemos hecho una preciosa ruta, siempre muy cerca del mar en cuyas frescas aguas nos hemos dado un vigorizante chapuzón.

Es una ruta que no necesita marcas,  cuya única y simple guía es la orilla del mar, sin cuestas y accesos difíciles. Más que una marcha senderista es un paseo, un poco más largo de lo habitual para este tipo de ejercicio, siendo muy recomendable hacerlo con la marea baja para evitar tener que descalzarse o dar un rodeo.


El duro trabajo de mariscar. Ellas en tierra, ellos en el mar.


La mayoría de los senderos discurren pegados al mar pero hay algunos entre los abundantes pinares que pueblan la costa.


La barcas reposan sobre la azul mansedumbre del mar. A la derecha el Faro do Cabalo.


A muy pocas millas, la penísula de O Grove y su puente a la Isla de La Toja. A la derecha, los senderistas una vez finalizada la ruta de este lunes.

Distancia Duración Dificultad Tiempo
Datos de la ruta 23,5 Km. 7 h.
Baja Soleado

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Circular de O Grove

Meu pai deixoime a dorniña
miña nai deixoume o mare,
non tiñan máis que deixarme
nin eu máis que che deixare.

Estos versos que ilustran unos de los paneles informativos instalados en el puerto de O Grove, expresan la dependencia que las gentes de aquí tenían y aún tienen del mar que les rodea.

El mar lo es todo o casi todo en esta pequeña península de O Grove. Lo acreditan los numerosos restaurantes cuya principal oferta es el marisco y pescado de la ría y las no pocas industrias de la conserva instaladas en esta zona, así como cantidad de embarcaciones grandes y pequeñas amarradas en sus puertos o faenando en la ría.

La ruta parte de la plaza de la lonja y discurre a lo largo de la costa atravesando algún que otro pinar pero casi siempre por senderos que bordean el mar. En su primer tramo  caminamos  con la costa del Barbanza enfrente, con Rianxo, Boiro, A Pobra do Caramiñal y Ribeira en la lejanía.

A medida que avanzamos hacia el este aparecen ante nosotros el islote de Areoso, al norte de la isla de Arousa, la de Sálvora que nos recuerda la popular copla: Ai Sálvora, ai San Vicente, as nenas bonitas hainas  en Mourente… , la isla de Ons y, ya en La Lanzada, las Cíes en la ría de Vigo.

Aquí, en La Lanzada, cambiamos de rumbo, damos la espalda al mar y nos adentramos en la península para subir al mirador de O Con de Edra que nos devuelve la impresionante panorámica de las dos rías.

Ya no queda mucho para regresar al punto de partida. El día ha sido espléndido, ideal para caminar,  soleado y fresco gracias a la brisa marinera que nos ha acompañado durante todo el recorrido.


Hermosa estampa marinera en Porto Meloxo, antiguo puerto de pescadores de O Grove. El hórreo con el mar de fondo, síntesis de las tareas del campo y del mar.


Las islas de Sálvora y Ons nos acompañan a lo largo de una gran parte del recorrido.


Restos de la antigua batería de costa cuyo recinto aún sigue teniendo carácter militar por lo que está prohibido el paso. Una larga pasarela de madera serpentea entre enormes rocas y termina en el puerto de San Vicente do Mar.


Casi siempre pegados al mar, hay tramos en los que es necesario andar casi a saltos entre las rocas.


En el muelle de San Vicente do Mar. A la derecha, vista de la playa de La Lanzada.

Distancia Duración Dificultad Tiempo
Datos de la ruta 26,7 Km. 7 h. 43 min. Baja Soleado

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Chan da Lagoa

Subiendo por la carretera que va de Baiona a la Virgen de la Roca se llega a una zona de esparcimiento con sus mesas y asadores de piedra que se llama Chan da Lagoa, siendo éste el punto de partida de la mayoría de nuestras rutas por estos montes de la sierra de A Groba.

Aquí en Chan da Lagoa, hemos plantado un arbolito en el sitio donde fueron depositadas las cenizas de Adrián,  nuestro querido e inolvidable guía y fundador.

Este sábado nos hemos acercado hasta aquí para recordar a nuestro amigo  y comprobar el estado del joven pino. El arbolito crece erguido y fuerte. Sus verdes acículas testimonian su buena salud.

Seguimos la marcha por por un corto tramo del GR-58 para desviarnos hacia la pista que discurre paralela al mar, dejando Cabo Silleiro a nuestras espaldas. Es un hermoso recorrido por caminos alfombrados de hierba y jalonados por fentos y eucaliptos.

A la altura de  Pedra Rubia el sendero asciende por larga y empinada rampa que hemos titulado el Alpe Duez, remedando la conocida etapa de la Vuelta a Francia. Rematada la ascensión, queda el mar detrás de nosotros e iniciamos en camino de regreso, ahora por monte bajo sin apenas arboleda hasta un par de kilómetros antes de Chan de Lagoa . Nos reencontramos con el bosque.  Un estrecho camino entre pinos nos lleva al punto de partida.


Área recreativa de Chan da Lagoa.


La costa de Cabo Silleiro con el faro al fondo y la de Pedra Rubia  en la imagen de la derecha.


El sendero avanza entre fentos y eucaliptos. Alguien fue dejando hitos de piedras marcando su particular recorrido.


De espaldas al mar el paisaje va perdiendo arbolado y aparece el monte bajo.


Ya en plena primavera florecen los asfódelos. Cerca del punto de inicio aparece de nuevo el mar con las islas Cíes en primer plano.

Distancia Duración Dificultad Tiempo
Datos de la ruta 15,8 Km. 3 h. 27 min. Media Lluvia

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