«Sendereadores» felices

Definición:

Las endorfinas son hormonas segregadas por unas glándulas del cerebro, la hipófisis y el hipotálamo, que están presentes en muchos órganos, incluyendo el cerebro y la médula espinal en particular. Estas hormonas tienen efectos similares a la morfina utilizada como un medicamento analgésico. Se emiten en los momentos de esfuerzo físico, emoción, dolor intenso o durante el orgasmo. Las endorfinas, como la morfina, tienen la propiedad de disminuir del dolor mediante su unión a receptores morfínicos situados en el tálamo a nivel de los centros del dolor. Las endorfinas provocan una sensación de bienestar y de relajación.

Nuestra querida Cristina, además de una caminante excepcional, es una fotógrafa excelente, prueba de lo cual son las estupendas imágenes que se exponen a continuación y que son una muestra de la alegría, del goce de «senderear» que se refleja en los semblantes de nuestros andarines.

No es el dolor físico ni tampoco un orgasmo, como se dice más arriba, lo que produce en nosotros las citadas endorfinas, sino nuestra afición a senderear.

Los que no somos científicos pensamos que el aire fresco y limpio, el hermoso paisaje que nos rodea, los encantadores parajes que recorremos por corredoiras y carreiriños, los cerros y también los altos picos que superamos con nuestro alegre esfuerzo templan nuestros cuerpos y llenan nuestras almas de profundo goce y optimismo.

Por eso, en vez de la habitual crónica de nuestras andanzas, dedicamos este comentario a las esforzadas gentes de Sendereando, intrépidos caminantes, animosos andarines, incansables buscadores de oro, de ese oro que nos ofrece la privilegiada naturaleza de nuestro entorno, el oro de sus valles, sus ríos, sus montañas en las que descubrimos algo nuevo y gratificante cada vez que acometemos una de nuestras caminatas.

Nota: Para ampliar, hacer clic en las imágenes.

Fervenzas de Tourón y Codesás

En castellano se llaman cascadas o cataratas, «caídas grandes del agua de una corriente a causa de un fuerte desnivel del terreno». En gallego se dice fervenzas que, además de la acepción que se le da en castellano, también significan gran cantidade de burbullas que se forman ao precipitarse a auga dun río ou torrente por un desnivel brusco do terreo.

Ahora, en estos días de fuertes lluvias,  la corriente de los ríos se precipita en el abismo como un enorme chorro que más parece de agua hirviendo que la fría corriente que al caer forma esas espectaculares colas de caballo que es otra de las denominaciones que se les da.

Ya en el 2014 aprovechando las abundantes lluvias de aquel invierno, nos dedicamos a visitar algunas   fervenzas de las que tanto abundan en nuestros ríos.  Hemos querido repetir en este lunes diseñando un recorrido en el que pudiémos ver dos de ellas en la misma jornada, lo cual es posible en las que forma el río Cerves (Melón, Ourense)  a su paso por las aldeas de Tourón y Codesás.

Muy cerca del núcleo urbano de Melón se encuentra el inicio de la Senda de las Pozas del Cerves, que discurre río arriba, bordeándolo  hasta llegar al hermoso paraje en el que se halla la  fervenza de Tourón a donde se accede por una espectacular pasarela que nos lleva al alto de la cascada por donde se despeña, entre el fragor y la espuma, a la primera poza y de ésta a una segunda, de menos desnivel pero también impresionante en esta mañana lluviosa, de cielo encapotado.

Dejando atrás tan bella estampa, continuamos hasta la aldea Tourón, un conjunto de viejas casas rurales con alguna que otra moderna construcción, para seguir por los montes aledaños hasta alcanzar el puente que, bajo la A52, nos lleva a las orillas del río Da Cortella.

Toca caminar durante unos minutos por la autovía hasta el lugar de O Cruceiro Gordo, una bifurcación que nos lleva por una pista que, a unos cientos de metros, se transforma en una avenida festoneada por el amarillo intenso de las mimosas que, casi de repente, se abre ante la inmensa vaguada por cuya profunda garganta fluye el río Da Cortella a cuyas aguas vienen a parar desde lo alto las del Cerves que, de salto en salto, formando pequeñas cascadas, se desploma con otra fervenza espectacular en una poza  en la que sus aguas se detienen antes de entregarse al citado río. Es la fervenza de Codesás o de Santa Cruz.

Un  impresionante espectáculo de la naturaleza que deja boquiabierto a quien lo contempla.

Sigue el camino como una balconada en lo alto desde la que se divisan los montes y aldeas vecinos, como la de Penavaqueira, al otro lado de la gran hondonada, para desviarse a la izquierda por un recodo que  conduce a Codesás, otro núcleo rural en el que se aprecian dos escenarios: uno diríamos que vivo, formado por casas habitadas, y otro un poco separado, de casas abandonadas, algunas de cierto porte, ahora sólo muros de piedra que aún conservan los vestigios de las antiguas viviendas.

Un par de kilómetros más y entramos en O Casal, un barrio de Quins que da nombre al restaurante en el que nos está esperando un cocido con  todas las de la ley acompañado de un mencía de la Ribeira Sacra, invitación de Cristina, que nos deja listos y preparados para rematar la jornada con la subida a la «eira» comunitaria en los altos de Quins, un conjunto de hórreos de uso común presidido por un pétreo calvario desde donde se domina una espléndida panorámica del valle.

Los chubascos han cesado y se presenta una tarde apacible cuando abandonamos Quins y nos dirigimos otra vez hacia la A 52,  en las afueras de Melón, en cuyas inmediaciones hemos iniciado la ruta de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,610 Km. 6 h.  Media Chubascos 

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As Neves-San Nomedio

Los cartógrafos de Sendereando han compuesto la ruta de este lunes uniendo otras dos: la Subida a San Nomedio de «edoarado» y la Nieves-Meder, realizada por José Otero. Unidas ambas y eliminado su tramo  común salió ésta que, con sus 22 Km., resultó ser un interesante y atractivo recorrido por las tierras del Concello de As Neves pasando por sus parroquias de Meder y Rubiós cuyos vinos son muy celebrados aquí y allende nuestras fronteras.

Precisamente hemos iniciado la ruta, en el barrio de A Lomba,  junto a las Bodegas Señorío de Rubiós, cuyo presidente ha tenido la gentileza de mostrarnos sus impresionantes instalaciones en las que se procesan los ricos caldos del Condado, tintos y blancos muy apreciados en América del Norte y en algunos países europeos también, exhibiendo en sus paredes los numerosos galardones  que, tanto dentro como fuera de la península, testimonian el aprecio del que gozan estos vinos.

No tardamos en llegar a la capilla de San Bartolomé que se eleva en un cerro desde el cual se divisa una hermosa panorámica de las tierras del Condado con la villa de Ponteareas al fondo. Bajamos al camino que, entre fincas, nos lleva a la iglesia de Santa María de Taboexa para seguir desde allí,  monte arriba ,hasta el conjunto de muiños que jalonan el primer tramo de la subida al pico de San Nomedio en cuya cima se halla la ermita del mismo nombre y de cuya altitud, de unos 700 m. , da fe el vértice geódesico que allí se eleva.

Ahora toca bajar y bajar, entre pinares y tierras de labor, hasta el centro urbano de As Neves ante cuya Casa Consistorial nos juntamos para hacer la foto de rigor después de haber parado en el conocido restaurante O Frenazo, uno de los templos de la lamprea,  que pronto estará a rebosar de fieles a este rico manjar.

Terminado el agradable condumio, reemprendemos la marcha por estas hermosas tierras para regresar a los encantadores parajes de A Lomba con sus muiños, algunos perfectamente restaurados como el de As Gándaras, muy cerca ya del punto en el que habíamos iniciado la ruta de este lunes, al lado de las citadas bodegas a las que hemos sido invitados para una cata de sus excelentes vinos la próxima vez que pasemos por aquí.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,800 Km. 7 h.  Media Chubascos 

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Guláns

El lunes pasado estuvimos sendereando por los montes que se encuentran al este de la Villa del Tea, Ponteareas, y en esta semana los hemos hecho por su banda oeste, por los pinares que rodean la parroquia ponteareana de Guláns, Gulanes en los tiempos anteriores a la resurrección de las autonomías, la cuales desde los inicios de su existencia como tales se lanzaron con denuedo a recuperar para la lengua vernácula los topónimos que con el tiempo habían sido castellanizados provocando un gran debate aún vigente de cómo denominarlos.

Aquí, en Galicia, se promulgó en 1983 la ley de Normalización Linguística y a ella nos atenemos para nombrar a las grandes y pequeñas localidades que tanto abundan en nuestro país. Así que Guláns en vez de Gulanes y Ponteareas en vez de Puenteareas.

La ruta a la que nos estamos refiriendo discurre casi todo el tiempo entre los pinares que rodean a Guláns y Cristiñade que es su parroquia vecina. Algunos pequeños núcleos de población, aldeas casi perdidas entre estos montes como Couso o Mallaferro, jalonan el recorrido, siendo el hito más destacable el cerro de San Cribrán con su ermita rodeada de enormes penedos que recuerdan a los que en la semana pasada vimos en los montes de A Picaraña.

Las fuertes lluvias que se están produciendo en estos días anegan fincas y regatos dejando algunos caminos impracticables, obligándonos a desviarnos de la ruta, como nos ocurrió al llegar al núcleo urbano de Guláns al cual tuvimos que acceder por carretera para llegar hasta O cocho do río, la tapería en la que nos aposentamos para disfrutar, al calor de su hermosa chimenea, del generoso y reconfortante menú que nos ofreció Pepe, su propietario y anfitrión.

Satisfechas nuestras hambres y repuestas las energías, reemprendemos la marcha dejando atrás las casas y fincas de Guláns para adentrarnos de nuevo en la espesura de los pinares, con algún que otro chubasco, para regresar de día y sin contratiempos al punto en que habíamos iniciado la andadura de esta jornada.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,690 Km. 5 h. 58 min. Fácil Chubascos 

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Ruta «Dos penedos» pasando por Ponteareas

En mayo del 2008 los comuneros de Arcos, parroquia de Ponteareas, crearon con ayuda de la Xunta de Galicia un sendero de unos 8 Km. de recorrido que titularon Os Penedos da Picaraña y que los chicos de los  Sendereando conocen bien por haber andado por allí en varias ocasiones.

Los penedos siguen en su sitio lo mismo que hace no se sabe cuánto miles de años pero la ruta, como suele por desgracia suceder, ha sufrido un grave deterioro en los años posterioes a su inauguración. Limpiaron su entorno, prepararon accesos, pusieron nombres a los penedos de Fonte Santa, Orencio, Escorregadoiro, Coellos, Raposa, Sombreiro, Monxe o de Pedro Madruga entre otros, se gastaron una pasta….

Poco a poco los paneles van desapareciendo, las marcas cel sendero también y algunos caminos, si alguien no lo remedia, acabarán cerrados por la maleza. Y es que es la copla de siempre: gran inauguración, repercusión mediática y después…si te he visto no me acuerdo.

En este primer lunes del año hemos iniciado nuestra caminata en los aledaños de la capilla de la Santa Cruz, en lo alto del monte de A Picaraña. Arrancamos con una lluvia copiosa y pertinaz que no nos abandonaría en toda la mañana.

Siempre bajo nuestros paraguas, vamos rodeando cada uno de los pelouros que jalonan la mencionada ruta de los penedos hasta bajar al barrio de A Serra, en Arcos, en donde tenemos la fortuna de encontrar un cobertizo medio abandonado en el que nos detenemos para tomar la consabida fruta y seguir camino, otra vez monte arriba, para visitar la famosa Pedra do equilibrio, un enorme huevo de piedra que se sostiene sobre otro inmenso pedrusco formando un conjunto cuya inverosímil estabilidad parece desafiar las leyes de la gravedad.

Un poco más abajo se encuentra otro descomunal monumento natural que llaman A pedra dos namorados, y también Penedo da pena, un enorme pedrusco apoyado sobre otro.

Una antigua leyenda que habla de amores prohibidos es la que da nombre a esta roca a la que acuden muchas parejas para efectuar el ritual de las tres piedras que ya hemos visto en otros parajes similares.

De espalda a la roca se lanzarán tres pequeñas piedras. Si las tres se quedan arriba, el matrimonio será en menos de un año, si quedan dos, en dos años y una sólo el matrimonio tardará en unirse más tiempo. Si ninguna de las piedras quedara arriba el enlace nunca se realizará. (www.galiciamaxica.eu).

Ya se va acercando la hora de alimentarse, así que enfilamos nuestros pasos hacia San Mateo de Oliveira, población próxima a Ponteareas, la Villa del Tea y Capital del Condado, tierra de excelentes vinos.

Siempre bajo la lluvia que no cesa, recorremos su casco urbano para llegar a La Finca de Parrulo, un atractivo restaurante, muy cerca del río Tea, en la que damos cuenta de una espléndida dorada al horno como plato fuerte con su prólogo y epílogo, crema de zanahorias y tarta de queso nada desdeñables, todo acompañado de un prestigioso mencía con trazas clericales pues se llama Crego e monaguillo.

A la hora de regresar la lluvia nos da un respiro. Después de atravesar el hermoso puente romano sobre el Tea, dejando atrás la villa ponteareana, nos dirigimos a las inmediaciones del monasterio de Canedo a cuyos pies se inicia el sendero que nos lleva,  monte arriba, hasta el punto en que habíamos iniciado la ruta de hoy justo en el momento en que comienza a llover de nuevo.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,880 Km. 6 h. 35 min. Media Lluvia 

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