De O Rego Fondón al río Alvedosa

Hace poco más de año y medio hicimos esta ruta que ahora repetimos con algunas variantes en su trazado y también en la estación ya que en aquella ocasión estábamos a finales del invierno y ahora en pleno otoño, lo cual supone un importante cambio en el escenario que nos presenta la naturaleza ofreciéndonos en estos días la hermosa estampa de los caducifolios desprendiéndose de sus hojas que el viento va esparciendo por el suelo del bosque.

Iniciamos nuestra marcha cerca del pazo de Torrecedeira, parroquia de Cedeira, Redondela, para seguir monte arriba entre pinares hasta el lugar de As Porteliñas, un hito en la Ruta de los Petroglifos de los Montes Penide y Mirallo en la que se encuentran hasta dos docenas de estas muestras del arte rupestre que incluyen mámoas, petroglifos y dólmenes.

Desde la roca de As Porteliñas se divisa una espléndida panorámica de la ciudad de Vigo y su bahía, con las islas Cíes al fondo y la costa del Morrazo a nuestra derecha. No tardamos en llegar al centro urbano de Trasmañó en el que destaca el monasterio de benedictinas famoso en la zona por las sabrosas galletas que allí elaboran las monjas que lo habitan.

Dejando el pueblo y el asfalto a nuestras espaldas, caminamos ahora por un estrecho sendero que nos lleva al Rego Fondón del que ya hemos dado reiterada noticia aquí, en Sendereando. No por repetirlo deja de encantarnos el precioso paisaje que nos ofrece este bonito riachuelo cuyas aguas bajan saltarinas por su irregular cauce.

Siguiendo monte arriba, abandonamos O Rego para entrar en los pinares de los montes de Penide deteniéndonos en un claro del bosque para reponer fuerzas. Ahora toca bajar y bajar hasta San Esteban de Negros y de allí a la N-550 que atravesamos ya muy cerca de Redondela a donde llegamos alrededor de las dos, hora muy adecuada para parar y degustar el agradable menú que nos espera en O Canastro regado con un excelente Rioja, invitación de uno de los nuestros  que está de aniversario.

Dejamos la Villa de los viaductos siguiendo la corriente del río Alvedosa que nos lleva por una larga pasarela de madera hasta su desembocadura en la ensenada de San Simón, el bellísimo cuadro que se contempla desde el lugar de A Portela en donde comienza la larga ascensión hasta el lugar de Cedeira en cuyas cercanías habíamos iniciado la ruta de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,980 Km. 7 h. 14 min. Media Soleado 

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Serra do Galleiro

La sierra de O Galleiro  es una cadena  montañosa situada al este de la ciudad de Vigo y que atraviesa los concellos de Pazos de Borbén, Mos y Ponteareas. Nosotros la hemos atacado por su lado sur iniciando la ruta en Mouro, una pequeña población rural que pertenece al concello de Ponteareas y que está situada en la falda de esta sierra a 114 m. de altitud, así que los primeros 8 km. de la jornada son una continua ascensión por este monte pelado, casi todo tojos y piedras hasta llegar a la altura de los 649 m. en donde se eleva una torre de vigilancia contra incendios.

La mañana está espléndida para caminar. El sol luce pero no calienta mientras que la suave brisa que corre en las alturas acaricia el rostro y alivia el esfuerzo que supone esta larga subida. Algunos caminos ha sido cerrados por la maleza lo que nos obliga a diseñar un trazado diferente sobre la marcha lo cual no nos impide llegar al restaurante a un hora adecuada para reponer fuerzas y prepararnos para la otra laboriosa ascensión que nos espera para después de los postres.

Ya en pleno descenso hacia Louredo, habiendo enlazado con el inevitable GR 58, disfrutamos de la hermosa panorámica que nos ofrece la ensenada de San Simón que aparece como un lago en la lejanía y  de la ciudad viguesa que se ve detrás del aeropuerto de Peinador con las islas Cíes al fondo.

Paramos en la antigua Casa Herminia que ha sido completamente remozada y puesta al día con las modernas instalación del ahora llamado Restaurante O Cruceiro en el que damos cuenta de una suculenta ración de callos seguida de un encomiable congrio con fideos.

Con semejantes antecedentes, la reanudación de la marcha por la tarde,  bajo  una temperatura estival impropia de la estación,  los 4 Km. de subida que nos depara el regreso al punto de origen no son moco de pavo y eso que este tramo discurre por una senda bien umbría a lo largo del cauce de O Rego Torroeira, un torrencial riachuelo que debido a las recientes  lluvias baja rebosante de agua y espuma.   Ahora es una serpenteante  y cómoda pista la que,  en continua bajada, nos lleva hasta Mouro a donde llegamos cuando el sol, en el inicio de su ocaso, ilumina con reflejos de oro esta tarde otoñal.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,320 Km. 7 h. 14min. Media Soleado

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Petroglifos de Tourón

Hace poco más de un año hicimos esta ruta con un trazado similar a la que habíamos hecho en el 2008 siendo su principal objetivo visitar el Centro Arqueológico de Tourón al que hemos vuelto en este lunes modificando un poco el recorrido. Las dos veces anteriores lo habíamos hecho en pleno verano. Ahora, ya bien entrado el otoño con un día  nublado por la mañana y lluvioso a partir del mediodía, la cosa cambia bastante.

Aunque no padecemos el agobio del calor, sobre todo en las fuertes ascensiones que abundan en esta ruta, sí nos encontramos con grandes tramos de caminos encharcados por la lluvia. Comenzamos en Tourón, una población cercana a Ponte Caldelas, para bajar hasta en río Verdugo que atraviesa una hermosa campa de verde hierba en la que destacan dos muiños, los tradicionales ingenios para moler grano tan abundantes en esta tierra.  Aún se conservan las viejas poldras o pasos de piedra que antiguamente se usaban para atravesar el río cuando su caudal lo permitía. Hoy algunas de esas piedras han desaparecido pero un poco más adelante existe un sólido puente que hace innecesario el uso de aquel viejo sistema para vadear el río.

Pasamos por un encantador bosque de avellanos para seguir nuestro camino por una hermosa pista que, bordeando el río, lo abandona para salir a la carretera cuyo asfalto pisamos a lo largo de unos cientos de metros para entrar de nuevo en el monte no tardando en llegar a la parroquia de Xustáns en donde nos detenemos para recuperar energías y contemplar su monumental iglesia.

Seguimos monte arriba hasta alcanzar la Capilla de Cristo Rey y la Cruz de Xustáns en lo alto de un cerro, lugar bastante descuidado en el que debe celebrarse alguna romería sin preocuparse de dejar aquello con aspecto presentable.

Continuando nuestra marcha por el GR 58 llegamos al restaurante O Castilla en la PO 532. Sigue lloviendo y da pereza levantarse y seguir pero los esforzados muchachos de Sendereando jamás se arredran ante los elementos y en rápida caminata llegan a los terrenos en los que se encuentra el Centro Arqueológico de Tourón que, como ya avisábamos en nuestra visita de junio del pasado año, está cada vez más descuidado.

De todas maneras vale la pena visitarlo y contemplar los variados dibujos que nuestros antepasados grabaron en las rocas como expresión de sus vivencias: ciervos, escenas de caza, espirales, esváticas, trisqueles, signos a veces indescifrables que son el testimonio de la vida de nuestros ancestros en los oscuros años de los milenios II y III de antes de nuestra era.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,900 Km. 6 h. Media Nubes/Lluvia 

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Bico do Patelo

El Parque Natural Peneda-Gerés, único de rango nacional que existe en Portugal, constituye  junto con el Parque Natural de Baixa -Serra do Xurés en Galicia la reserva de la Biosfera Gerês-Xurés abarcando un total de 268.000 Ha.  Tiene una de sus entradas en Lamas de Mouro, no lejos de la ciudad portuguesa de Melgaço y cuenta ya en su interior con la población de Castro Laboreiro, a más de 1000 m. de altitud sobre el nivel del mar.

Castro Laboreiro es bien conocido por los caminantes de Sendereando y otros muchos que disfrutan pateando los montes de esta cordillera en el  norte de Portugal. La mayoría inician la caminata en Castro Laboreiro pero nosotros, fieles a nuestra costumbre de interrumpir la marcha a la hora de comer para hacerlo confortablemente en un restaurante que quede a mano, arrancamos del lugar de Seara, a unos 6 km. de la citada capital.

Entre los montes que se elevan entre las brandas e inverneiras destaca el macizo cuyo extremo este culmina en una enorme roca con la forma de una cabeza de águila que se conoce como Bico do Patelo. Hay muchas más rocas en las que la erosión ha esculpido formas caprichosas pero ninguna llama la atención como este pico de piedra que parece querer atrapar el aire de la sierra en su inmenso gaznate.

Es esta zona del parque  bastante montañosa alternándose  las alturas con deliciosos valles que encierran diminutas aldeas en las que nos encontramos con algunas paisanas vestidas a la usanza de hace más de medio siglo, aquellas que veíamos en nuestras aldeas con su pañuelo negro en la cabeza y tamancas en los pies. A veces el ladrido de un Câo Castro Laboreiro alerta de nuestro paso. Es éste un perro portugués, de gran porte, recio y altivo pero fiel a sus amigos y muy apreciado para el pastoreo.

De O Bico do Patelo bajamos hasta A Ponte Nova sobre el río Barcia o Castro Laboreiro, uno de los muchos que que surcan las tierras del parque. Toca subir de nuevo, ahora entre lluvia y niebla para descender hacia Castro Laboreiro en donde nos espera en el restaurante Miradouro do Castelo un excelente Bacalhau a brôa que en este día brumoso y gris es como si un sol resplandeciente iluminase nuestra mesa con la felicidad que proporciona tan delicioso festín.

Sin prisas ni agobios disfrutamos largamente de una amena tertulia hasta que llega la hora de abandonar el local y agotar los poco más de 5 km. que nos distancian de Seara a donde llegamos después de atravesar un par de encantadores puentes, viejas construcciones de piedra coetáneas del medievo, entre el silencio y la bruma que envuelven este solitario lugar que parece perdido en la inmensidad del parque natural de Peneda-Gerês.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,060 Km. 6 h. 50 min. Media Lluvioso 

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Por la Ribeira Sacra

Cuando se habla de alguien que ha alcanzado la fama a cuenta de los méritos de otro se dice aquello de  el Miño lleva la fama y el Sil el agua.  Es verdad. El Miño es más largo pero el Sil tiene más caudal o tenía, porque  los cuatro grandes embalses construidos en su cauce lo habrán menguado notablemente sobre todo en algunos tramos.

Aun así la zona por la que discurre la ruta que hemos hecho en este lunes, el PRG 98, es de una belleza difícil de plasmar en palabras. Hemos iniciado el recorrido en el Monasterio de San Cristina, uno de los cenobios que con el de San Estevo y San Pedro de Rochas dan nombre a la Ribeira Sacra, la impresionante garganta de origen tectónico formada por la erosión del río Sil hasta su desembocadura en el Miño.

Enormes paredes desnudas, casi sin vegetación, alternan con tierras de labor, bancales inverosímiles en los que ya los romanos plantaron los viñedos en el siglo I, siguieron los monjes y después  los propios campesinos hasta ahora en lo que dio en llamarse la viticultura heroica.

En lo más profundo de la enorme sima fluye el Sil, el río de las arenas de oro explotadas por los romanos en Las Médulas. Siempre con el río a nuestra izquierda, bajo la calima de esta mañana del incipiente otoño, caminamos entre bosques de castaños centenarios, enormes troncos mutilados por la poda y los años pero exuberantes aún en su ramaje con sus copas de verde intenso rebosantes de erizos que pronto se abrirán para desprenderse de su fruto maduro.

Abundan también los madroños con su bayas amarillas, anaranjadas y rojas  y algún  que otro roble añoso nos sale al paso en medio de esta mágica fronda que nos conduce hasta Los Balcones de Madrid, el más famoso mirador de la Ribeira Sacra, un balcón de vértigo a 300 m. del altura sobre el lecho del río, lugar en donde las mujeres despedían a sus hombres en busca de una vida mejor. La mayor parte de ellos parece ser que iban de barquilleiros a Madrid y de ello da fe el monumento que a ese personaje han elevado en la plaza frente al consistorio de Parada de Sil.

Desde Los Balcones seguimos, ya en pleno descenso, hasta Ravacallos, casi al nivel del río, para volver a subir por corredoiras y carreiriños  entre  viejas aldeas abandonadas y  muiños en ruinas hasta alcanzar Parada en donde hacemos alto para reponer fuerzas y recuperar energías   con una comida manifiestamente mejorable pero suficiente.

El regreso a Santa Cristina es cómodo y agradable, siempre por los viejos caminos entre los castaños centenarios, hasta llegar a la aldea de Castro muy cerca ya del precioso enclave en el que se alza el monasterio.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,980 Km. 7 h. 21 min. Media Niebla/Sol

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