Barraganes por el Barragán

Barragán es un adjetivo en desuso que, según el diccionario de la RAE, se aplica a quien es esforzado, fuerte o valiente. Como sustantivo se refiere a una tela impermeable de lana.

Este lunes hemos repetido una de la rutas más hermosas de nuestro catálogo: la del río Barragán que nace entre las aldeas de Freaza y Boente para desembocar en el río Oitavén por el embalse de Eiras que suministra el agua potable a la ciudad de Vigo y aledaños.

No veo que al río se le puedan asignar ninguna de las acepciones que se indican en el citado diccionario pero sí a los aguerridos caminantes que, lunes tras lunes, recorren las numerosas rutas que surcan nuestra hermosa geografía rural.

Esforzados, fuertes y valientes son estos andarines que no se arredran ante las inclemencias del tiempo o las dificultades de la marcha .

La del río Barragán es una preciosa ruta que no exige grandes esfuerzos, ya que transcurre en su mayoría por sus riberas, entre la frondosa arboleda, por los estrechos senderos festoneados de intenso verde, por caminos empedrados entre viejos muros de cachote bordeando largos tramos del río cuyos remansos de quietas aguas son verdaderos espejos en los que se reflejan las copas de los árboles y las siluetas de los caminantes.

Viejos muiños que en otros tiempos movían sus rodicios gracias al impulso de las bravas aguas del Barragán jalonan el curso de este río.

En el último tramo nos espera el interesante reducto del Monte da Cidade, restos de un castro, una aldea y un acueducto, todo muy deteriorado y envuelto en un aura de magia y misterio.

A partir de ahí, la ruta ya separada del río se dirige, monte arriba, hacia el punto de inicio junto a la iglesia de Sa. Salvador de Xunqueiras desde donde nos desplazamos hasta Casa Chalán, en Estacas, muy cerca del centro urbano de Fornelos de Montes.

Una vez más, Casa Chalán cumple con creces su cometido con un abundante y económico menú que deja bien contentos y satisfechos a los trece comensales que celebran alegremente el remate de tan agradable jornada.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
17,400 Km. 5 h. 36 min. Media Soleado 

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Pontevedra en la distancia

Este pasado lunes 29 de mayo partía nuestra comitiva en medio de una muy ligera bruma que no se decidía a precipitar, escapando del ruidoso trasiego de la antes tranquila capital de nuestra provincia.

Mucho ha crecido Pontevedra desde que solíamos visitar el museo provincial en tiempos del entrañable Filgueira Valverde. Resulta agobiante el cinturón de hormigón y asfalto que canaliza el incesante ir y venir de tantos conductores.

Once caminantes empezamos, trepando por detrás del Lidl y Carrefour, buscando refugio en el verde acogedor de Os Penedos y la tranquila iglesia de San Martiño de Salcedo. Un poco más adelante, junto a los Muiños do Batán sobre el río Cubela, afluente del Tomeza, nuestra compañera Cristina, tras un desafortunado traspiés, se vio en la necesidad de buscar ayuda en Pontevedra, acompañada por María.

Nueve restantes continuamos río abajo, con la ayuda de Alejandro, capaz de ver el camino empeñado en ocultarse en la exuberancia de verde y agua que las últimas lluvias han propiciado.

Atrás van quedando Outeiro da Mina, la Brilat con su campo de tiro y el mirador.

No tardamos mucho en alcanzar el río dos Gafos, o Tomeza, que seguiremos a lo largo de sus muchos meandros y en compañía de un también abultado número de peregrinos a Santiago, hasta completar nuestra caminata junto a casa Pepe.

No lejos de allí, en el Emiliano, reponemos fuerzas y brindamos por nuestra buena suerte y la de nuestras compañeras ausentes…

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
16,790 Km. 5 h. 14 min. Media Nublado 

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Texto, fotos y vídeo de Jaime Sáiz.

 

Por los alrededores del Faro Budiño

Arrancamos un nuevo lunes de buen pronóstico y mejor temperatura, sin José. Con los inevitables titubeos al principio, incluyendo una bajada de pronóstico reservado, acabamos realizando un trayecto cómodo, y de nada desdeñable belleza, por la sombra en la mayor parte de su recorrido.

La única subida, exigente en su tramo final, fue a un alto más o menos vecino del Faro Budiño que nos permitía buenas vistas de su cima y de la zona industrial de O Porriño, a nuestros pies. Al fondo, la sierra de O Galiñeiro se extendía de derecha a izquierda hasta el parque natural del monte Aloia.

De camino pudimos disfrutar de algún monumento y unos cuantos molinos en diferente estado de conservación.

Con bastante calor rematamos la faena y, tras un acicalado superficial, nos recogimos en el agradabilísimo restaurante “Río tinto”, donde brindamos a la salud de Teresa.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
17,470 Km. 6 h. 24 min. Media Soleado 

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Texto, fotos y vídeo de Jaime Sáiz.

Caminando entre Coles

Coles es un municipio ourensano que se encuentra muy cerca de la capital, tanto que desde  algunos puntos puede contemplarse el casco urbano de la ciudad allá abajo.

Hemos iniciado la andaina al lado de la iglesia de San Xoan de Coles  para seguir hasta Belesar  con el río Miño a nuestra derecha hasta encontrarnos con el  Barra que es uno de sus afluentes y que desemboca en el lugar que lleva el nombre de los dos ríos: Barra de Miño.

En nuestro recorrido nos encontramos con unas cuantas poblaciones rurales algunas de las cuales llaman la atención por sus espléndidas viviendas de piedra, algunas casi suntuosas.

También entre las densas carballeiras que abundan por estos lares se encuentran los restos de antiguas aldeas de las que solo quedan los muros de piedra como esqueletos de lo que fueron casas habitadas.

Entre praderas, bosques y extensas fincas cruzadas por estrechos caminos. a veces con la hierba hasta las rodillas, transcurre esta hermosa caminata.

Rematamos la jornada en el Mesón O Viso, un restaurante de carretera encima del casco urbano de la capital ourensana, en el que damos cuenta de sus variado menú del día con el que aplacamos nuestras hambres, mientras disfrutamos del placer de la convivencia entre estos viejos amigos a los que une esta sana afición del sendereo.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
18,470 Km. 5 h. 15 min. Media Nubes y claros

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Un cabrito para olvidar

No es la primera vez que recorremos los montes de A Serra D´Arga.

Ya estuvimos por aquí en mayo y noviembre de hace dos años por la parte que toca a los aledaños de la parroquia de Sâo Lourenzo de Montaria desde donde acometemos la ascensión que, después de 5 Km., nos lleva hasta el Outeiro Grande, una amplia explanada en donde se encuentra el Santuario de Nª Sª do Miño.

Es una laboriosa subida que es compensada con el largo descenso que, siguiendo la ruta llamada Trilho dos Pastores, nos conduce hasta el punto de inicio.

Son montes de escasa vegetación, de suelo granítico en el que abundan grandes losas entre las que crecen solitarios pinos.

Ahora, en primavera los colores rosa y amarillo del brezo y del tojo decoran la montaña.

Las anchas pistas empedradas con grandes rocas alternan con estrechos caminitos casi escondidos entre el tojo que bordean las laderas de estos montes desde las que se contemplan, en un día claro como el de este lunes, espléndidas panorámicas de los valles que riegan los ríos Áncora y Miño.

Por estos espacios merodean los caballos garranos, el pequeño equino autóctono de los montes del norte ibérico, y pastan los cabritos que constituyen el principal reclamo de la gastronomía de la comarca.

Así lo hemos comprobado en el Restaurante Serra D´Arga que es en donde iniciamos y finalizamos la caminata.

La primera vez que degustamos el cabrito en el citado restaurante quedamos impresionados y encantados por la calidad del menú: un espléndido cabrito asado que hizo las delicias de nuestros paladares. La segunda vez no fue tan bueno. Quedamos algo decepcionados y se nos ocurrió intentarlo de nuevo en esta ocasión con la esperanza de que la cosa hubiese mejorado pero nada de eso. Peor que nunca. Un cabrito estofado del que sobró casi la mitad. El que tuvo más suerte fue Cristóbal que, no siendo partidario del pequeño caprino, optó por una tortilla francesa con ensalada que fue lo mejor de la mesa. Menos mal  que el vino era uno del Alentejo, de muy buen pasar.

Lo mejor de la jornada fueron la alegría y el buen humor con el que festejamos el cumpleaños de Silvia, nuestra veterana y entrañable compañera de fatigas, que nos  obsequió con unas deliciosas galletas de nata de elaboración propia acompañadas de un vino de Oporto con el que brindamos porque cumpla muchos más tan animosa y alegre caminante como lo es ahora.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
17,300 Km. 6 h. 1 min. Media Nubes y sol 

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