Petroglifos de Gargamala

Fueron poco más de 300 m. pero parecieron más de 3 Km. con la dificultad añadida de caminar entre una maraña de tojos y matorral casi impenetrable, la cual tardamos más de una hora en atravesar. Y todo fue por no seguir puntualmente la ruta que jessussimon, una de nuestras referencias más fiables,  había subido a wikiloc en enero del 2009.

Pues resulta que al que esto escribe, metido a cartógrafo, se le ocurrió modificar el trazado original desviándolo por el GR 58 que se mostraba claramente en el mapa topógráfico, el Topo España V4 que se usa para estos menesteres, dándose la circunstancia de que, al llegar a ese punto el tal GR 58, un sendero de larga distancia de más de 200 Km. que recorre la comarca de Vigo desde Baiona hasta Fornelos de Montes, no aparecía por ninguna parte lo que quiere decir que el trazado del mapa es falso.

No sabiendo qué dirección tomar, optamos por seguir monte abajo, tratando de vencer el acoso de los grandes tojos y matorrales que cada vez se espesaban más y que, gracias al empeño y bravura de nuestro  amigo Manuel que con solo la ayuda de sus bastones fue desbrozando  aquella inextricable maraña, fuimos capaces de salvar hasta alcanzar de nuevo el sendero por el que jessusimon nos llevaba al punto de partida en Freaza.

Por lo demás, la ruta vale la pena. Se inicia en la Ermita de San Antonio, una diminuta capilla en lo alto de la aldea, no muy lejos de un precioso paraje por el que fluye el río Barragán, jalonado por tres muiños, el el Agosto, el de Cubo y el de O Medio. Sigue la ruta entre prados y pinares hasta llegar a un hermoso bosque de abedules y de allí a una cantera que es donde nos desviamos de la ruta trazada por nuestro amigo de wikiloc.

El resto del tiempo lo pasamos bregando contra los tojos y la maleza como ya queda dicho, Una vez puesto en el camino correcto, con un par de Km. más, llegamos cansados y rasguñados pero, como siempre, contentos a la pequeña ermita en donde habíamos iniciado esta accidentada caminata.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
16,550 Km. 5 h. 30 min. Difícil Soleado 

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El Tea con el Mendres y el Canedo

Por su longitud, cuenca y caudal el Tea es el afluente más importante del tramo bajo del río Miño.

Nace en el Alto del Moncelo, entre las sierras del Suido y Faro de Avión, en una cota superior a los 900 m.

Baja encajonado, drenando la sierra de Faro, los montes de A Graña y el Couto de Eiras recibiendo por la derecha al río Alén. Atraviesa el valle de Mondariz. Aquí recibe al Xabriña por la izquierda que procede del Alto de Montouto.

Aguas abajo, el Tea gira de repente hacia el sur aprovechando una de las viejas fracturas NS, ya recorrida por su afluente, el río Borbén, al que recibe por la derecha. Pasa frente a Ponteareas y recoge,  un poco más abajo, por su izquierda, al río Uma que nace en los montes de la Paradanta.

El Tea desemboca en el Miño, por Salvaterra, formando un amplio valle lleno de tierra de aluvión.

Sus principales afluentes son el Caraño, el Alén, Xabriña, Borbén y Uma regando las tierras de sus municipios: Covelo, Fornelos de Montes, Mondariz Balneario, Ponteareas y Salvaterra de Miño.

La variedad de paisajes fluviales del río Tea, en apenas  cincuenta kilómetros de recorrido, lo convierten en un referente ecológico de la comarca del Condado. Desde su nacimiento hasta desembocar en el río Miño mantiene importantes formaciones de bosques de ribera.

Eso es lo que dice uno de los paneles informativos que se hallan en la Senda del Tea y lo he traído aquí porque expresa de forma concisa y clara cómo es este río que tantas veces hemos recorrido los de Sendereando, aunque es ésta la primera que lo hacemos por el tramo que sale de A Lomba, en el municipio de Ponteareas para, después de atravesar un espeso pinar, toparnos con sus afluente. el Mendres, una preciosa corriente de agua que baja casi azul y rebosante de espuma entre vahos de vapor, en esta fría mañana de Noviembre.

Atravesamos la pontella que nos lleva por su margen derecha hasta su encuentro con el Tea continuando por una larga levada, una rústica acequia que antiguamente llevaba el agua a los muiños.

En O Chan da Gándara, por donde el Tea fluye amplio y manso, hacemos un alto para la foto en el cruceiro que allí se yergue sobre una pequeña colina de piedra siguiendo después hasta la cascada llamada A Fervenza do Croa, un brusco desnivel de baja altura en el cauce del río que provoca  que sus tranquilas aguas se desplomen en un torrente pleno de fuerza y espuma.

Sigue el Tea majestuoso hasta tocar a la villa de Ponteareas en donde abandonamos su curso para continuar por  O Regato da Venda o río Canedo, hasta hace poco un canal subterráneo  de aguas residuales y ahora recuperado con su vegetación, pasarelas y paseo para disfrute del personal.

Dejamos atrás  el casco urbano y dirigimos hacia el convento franciscano de Canedo a cuya sombra tomamos el consabido refrigerio con la villa de Ponteareas en el horizonte recortándose bajo las algodonadas nubes flotando en el cielo azul.

Sigue la marcha hacia A Picaraña, sitio bien conocido por los senderistas de este grupo  para continuar hacia Troña sin parar en su interesante castro, ya que nos hace falta el tiempo para llegar a Mondaríz Balneario.

Allí, en nuestro ya familiar Restaurante Ribero. disfrutamos de una agradable comida para reemprender el camino, de nuevo por la  orilla derecha del Tea, que nos conduce aún con el sol alto en el oeste a nuestro punto de partida.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,830 Km. 6 h. 48 min. Fácil Soleado 

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Muiños de Taboadelo

Nuestros «compas» de Pontevedra, que aparte de los lunes senderean los jueves a jornada completa, hicieron esta ruta en abril del año pasado y nosotros la hemos repetido en la mañana de este sábado recorriendo casi los mismos kilómetros con alguna variante como fue el inicio, el cual tuvo lugar en la carretera de Ponte Caldelas, cerca del cruce con la pista que va al monumento a Cristo Rey en Baltar.

Es una bonita senda que se dirige en continua bajada, después de cruzar O Rego do Porto, hacia la parroquia de Taboadelo, casi siempre por estrechos carreiriños y corredoiras, frecuentemente encharcados por las recientes lluvias a veces difíciles de vadear.

Llegados a Taboadelo, nos detenemos unos minutos para contemplar su iglesia y hacer la foto del grupo. Siguiendo por los encantadores caminos que serpean entre veigas y pinares, no tardamos en llegar al puente de Canedo, una construcción de grandes losas de granito sobre el río Verdugo, espléndido en esta espléndida mañana de noviembre.

Rodeando el Muiño de Abaixo, a la orilla del ríoseguimos durante unos cientos de metros el curso del Verdugo para desviarnos monte arriba hasta alcanzar la aldea de Verduxo y de allí,  otra vez entre pinares y tierras de labor, por esos entrañables caminos que tanto abundan en nuestro entorno rural, llegamos a la ermita de San Vicente do Lugar de Parada, una  solitaria capilla con el singular detalle de que tiene su campanario en la pared de atrás y no a la entrada como suele ocurrir.

Desde allí continuamos nuestra andadura hasta O Rego de San Vicenzo a partir del cual nos esperan un par de kilómetros de duro asfalto hasta el lugar de A Aluncia, un conjunto de casas aislado y silencioso en estas horas del mediodía.

Pasado O Rego do Guisal y tras un corto tramo de carretera enteramos de nuevo en los pinares por cuyas pistas regresamos a las cercanía del polígono industrial de O Campiño en cuyas inmediaciones está el inicio y fin de esta hermosa ruta.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
16,740 Km. 4 h. 22 min. Fácil Nubes y claros 

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Por tierras de Coura X: Aquilino-Travanca-Lajes Altas

Fue en el 2008 cuando los de Sendereando descubrimos la villa portuguesa de Paredes de Coura en la que se da la excepcional circunstancia de que cuenta en su entorno con 16 rutas o trilhos que es como se llaman estos circuitos en portugués y que han sido bautizados con nombres que se refieren a personajes o acontecimientos de relevancia que han tenido lugar en sus dominios.

A lo largo de estos años las hemos recorrido en su totalidad, así que en la jornada de este lunes hemos diseñado una ruta compuesta con tramos de tres de aquellos trilhos, a saber:  el de Combatentes da Travanca, en memoria de  la batalla que aquí se produjo entre portugueses y españoles durante la Guerra de Restauración, el de Aquilino Ribeiro, un famoso escritor portugués que pasaba largas temporadas en Romarigaes, una parroquia courense, y el de Lajes Altas, un precioso rincón del río Poldras cuyas aguas se desparraman sobre unas grandes rocas, provocando una corta pero hermosa cascada en un paraje casi oculto y de gran belleza.

No lejos del punto de inicio se encuentran los antiguos viveros del Estado Novo, de los tiempos de Salazar. Tras una fuerte ascensión, alcanzamos el Marco Geodésico de Travanca, de 701 m. de altitud, desde donde se contemplan estupendas panorámicas del Valle del Coura y del Paisaje Protegido Corno de Bico.

Ya en el valle enlazamos con el Aquilino Ribeiro que nos lleva hasta el Largo do Beato Frei Redento da Cruz, en la parroquia de Cunha. Allí, frente a la capilla de Nª Sª das Abróteas, se alza la efigie en bronce del Beato , un militar que se hizo fraile y que murió mártir en lo que hoy es Indonesia.

Seguimos por esta ruta para dejarla cerca de Pereiros en donde enlazamos con la de As Lajes Altas.

Enlaza este sendero con la pista que nos lleva a los alrededores de la villa, ribereña con el río Coura, desde cuya playa de Taviâo y parque se sube al casco urbano. Allí, en el restaurante Miquelina, paramos para dar cuenta del menú del día que, sin ser nada del otro mundo, es suficiente para reponer las energías gastadas durante la mañana.

Por la tarde, abandonamos Paredes de Coura pasando por los lugares de Cotaleira y Amieira, entre pinares y carballeiras y grandes extensiones de praderas y tierras de cultivo, hasta llegar a Penim, una pequeña aldea que es donde tuvo comienzo y tiene su fin la ruta de hoy.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
24,38 Km. 6 h. 49 min. Media Nubes y claros 

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Río Eifonso

Tan lejos y tan cerca…

Lejos para los que, encerrados entre el hormigón y el asfalto de la metrópoli urbanita, desconocen los encantos que la naturaleza les ofrece en los alrededores de su ciudad, a poco más de cinco minutos, a unha carreiriña de can, de las lindes que separan la urbe viguesa de los montes, ríos y valles que la rodean.

Cerca para nosotros, los de Senderando, que todos los sábados abandonamos nuestro hábitat ciudadano para recorrer alguno de los preciosos lugares que se encuentran en los aledaños de esta ciudad. Uno de ellos es la Senda del río Eifonso, que  se inicia en el cruce del río y la Carretera de Bembrive, que une esta parroquia con la vecina Beade, concretamente en el lugar de Mourelle.

Este sábado, para variar pues no es la primera vez que hacemos este recorrido, nos hemos desplazado al Campus Universitario para hacerlo en sentido contrario al del habitual, es decir río abajo.  Dejando la Universidad a nuestras espaldas no tardamos en alcanzar, casi escondida entre los frondosos pinares, la aldea abandonada de A Fraga, de la que aún quedan ciertos  vestigios  de sus  antiguas viviendas.  Un poco más abajo nos topamos con la fuente de San Cibrán y la ermita en donde se celebra la la Romería Dos Ramallos que, tras décadas enterrada en el olvido, ha sido recuperada hace unos años.

Siguiendo río abajo por la empinada pendiente, bien acondicionada con escaleras y pasarelas, bajo la sombra protectora que dispensa el frondoso bosque de ribera, llegamos al misterioso «Buraco», una caverna horadada en las profundidades del monte que aloja una preciosa cascada, A Fervenza da Bouzafría, cuyas aguas lucen una luminosa blancura en la oscuridad del mágico recinto en cuyas inmediaciones se encuentra O Muiño da Pedrosa, conformando un encantador paraje que es un auténtico regalo para los sentidos.

Sigue la senda entre verdes prados y tierras de labor a ambas orillas del Eifonso para llegar hasta O Muiño do Sorrego, casi al borde de la carretera que se menciona más arriba.

Aquí se acaba el continuo descenso que nos ha traído desde allá arriba a donde hemos de regresar continuando por la carretera de Bembrive y desviándonos, al cabo de medio kilómetro, por O Camiño da Capela, otra carretera que nos lleva al pabellón  deportivo de Bembrive y vecino merendero en donde hacemos un alto para disfrutar de un breve refrigerio.

Ahora, siempre monte arriba, con algún tramo más de asfalto, nos metemos en el GR 53 que nos lleva al Parque Forestal de Beade desde donde se contemplan espléndidas vistas de la ciudad. Desde allí no llega a dos kilómetros la distancia que nos separa del lugar en donde iniciamos este recorrido, en el Campus Universitario.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
14,05 Km. 3 h. 58 min. Fácil Soleado 

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