Ya que estamos en tiempo del comienzo de la estación oscura, Samaín o Jalopín (adaptación enxebre del Halloween americano) se nos ocurrió celebrarlo en este sábado recorriendo los numerosos túmulos megalíticos que con el nombre de mámoas jalonan la ruta que serpea entre los montes Vixiador y Penide, colindantes y situados en los municipios de Vigo y Redondela, respectivamente.
Son más de sesenta los monumentos funerarios que nuestros antepasados elevaron en estos lares hace más de 2.000 años. El primero, A Mámoa da Casa Moura, se encuentra a pocos metros del cementerio de Candeán, no lejos del Vigozoo que es en donde iniciamos esta ruta. Se ven numerosos devotos y familiares ajetreados entre las tumbas, limpíándolas y adornándolas con flores en recuerdos de sus muertos. No muy diferente de lo que hacían, hace poco más de un par de milenios, aquellos que, moviendo grandes piedras, construían los dólmenes en los que enterraban a sus difuntos, amontonando tierra a su alrededor, formando un pequeño montículo en forma de mama, de ahí lo de mámoa, su nombre en Galicia.
Muchos de ellos apenas si son reconocibles, pues la maleza los ha hecho casi invisibles, pero otros destacan claramente sobre la limpia superficie del pinar. Llama la atención la gran cantidad de estos túmulos que hay en estos montes. O había mucha población en aquella época en esta zona o alguna epidemia fue la causa de tantas tumbas y tan juntas.
También se encuentran por aquí unas cuantas estaciones arqueológicas, A Porteliña, Poza da Lagoa, Chan da Cruz, rocas en las que hay grabadas pictografías e ideogramas del neolítico, el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura, así como figuras del arte rupestre, la más antigua expresión del genio artístico del ser humano.
Tanto desde el Vixiador como desde el monte Penide se pueden contemplar espléndidas panorámicas de la ría de Vigo gracias a la clara visibilidad de esta mañana, en la que algún esporádico chubasco ha limpiado el aire haciéndolo transparente y embellecido el bosque que luce, abrillantados, los hermosos colores del otoño.
- Cementerio de Candeán
- Mámoa da Casa da Moura
- Mámoa do Chan do Labrador
- Mámoa do Chan dos Touciños
- Restos del dolmen en el «cono de violación» de la mámoa.
- Caballos en el parque forestal del Vixiador
- Mámoa. Una más entre las sesenta y pico que hay en el recorrido.
- Mámoa do Rei
- En la Mámoa do Rei
- La bahía de Vigo desde los petroglifos de A Poza da Lagoa
- Un detalle de la roca de Chan da Cruz.
- Los artistas presididos por el chamán
- Reproducción de los petroglifos de A Porteliña
- Estampa otoñal
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
15,300 Km. | 4 h. 13 min. | Fácil | Chubascos |
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