Después de atravesar los pinares que rodean el lugar de Corquillón, un conjunto de casas casi perdido en el municipio de Covelo, bajamos hasta cerca de la ribera izquierda del río Tea que fluye paralelo a la ruta que, entre carballeiras y fincas de labor, por caminos de carro, corredoiras y congostras, nos lleva hasta los Pasos de Lourido por los que atravesamos el río.
Desde allí no tardamos en llegar a la ermita de San José y su escuela en el lugar de Redondo a poco más de un kilómetro de los molinos de Portafurado en el río Caraño, ya en Barciademera, cuyo conjunto abacial formado por iglesia y rectoral alcanzamos a media mañana.
Tanto la iglesia de San Martiño como su casa rectoral llaman poderosamente la atención por nu monumentalidad, sobre todo la rectoral, cuya peculiar arquitectura la hace única por la exhuberancia barroca de su fachada que contrasta con la austeridad del resto del edificio en la que destaca el frontón en la parte central de su portada con detalles precolombinos, seguramente de inspiración azteca.
Dentro de este Pazo Abacial existen grandes salones y caballerizas que hemos tenido ocasión de visitar en anteriores ocasiones, lo que da una idea de la importancia que tuvo este sitio en tiempos pretéritos, allá por el siglo XVI que es cuando el abad Alberto Barreiro ordenó su construcción.
La iglesia también es un ejemplo singular del barroco gallego con la particularidad de que en este año se celebra el décimo aniversario del Ciclo de Música Relixiosa de Barciademera, un ciclo de música clásica que convierte el templo de San Martiño, durante la primavera y el verano, en punto de encuentro para los aficionados a la música clásica.
Después de haber admirado ambos extraordinarios monumentos en el hermoso enclave desde el que se domina el valle sobre el río Alén, volvemos sobre nuestros pasos hasta la aldea de Redondo para seguir por la senda del Tea hasta la playa fluvial de Maceira, en donde el río ha sido convertido en una gran piscina que en estos días de calor invita al baño. Un restaurante y un camping completan las dotaciones de la playa fluvial.
Vadeamos el Tea por el cabezal del muro que retiene sus aguas para seguir hasta el lugar de Portagudiño y desde allí, ya por la carretera, hasta el centro urbano de Maceira en donde nos espera el restaurante Río Tea para colmar nuestras hambres con una discreta ensaladilla y un muslo de pollo con patatas acompañados de un anónimo tinto que necesita gaseosa para su trasiego. Nada del otro mundo pero suficiente para reponer energías y continuar la marcha.
Media docena de kilómetros más nos llevarán al punto de inicio después de regresar a Portagudiño y pasar por estrechos caminos, a veces ocultos bajo la verde vegetación de hierbas y helechos, casi siempre a la sombra de pinos y carballos, en esta tarde en la que el sol comienza asomar entre las nubes que nos acompañaron durante casi toda la jornada.
- Ermita de San José
- Escuela al lado de la ermita
- Indicadores del PRG
- Ya se ven pocos
- Del siglo XVIII
- Pasos de Lourido
- Muiiños de Portafurado
- Iglesia y rectoral de San martiño
- Frontón de la rectoral
- Subida al campanario
- El Tea en Maceira
- O Souto
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
24,330 Km. | 6 h. 46 min. | Media | Nubes y claros |
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