Hace poco más de siete años, en marzo de 2003, los andariegos de la Caminata Sabatina habíamos pasado un fin de semana en el Núcleo Rural de Rabacallos, un par de casas rurales situadas casi en la orilla del río Sil. En aquella ocasión hicimos un recorrido por los alrededores de Parada de Sil, sin ruta definida, disfrutando de los hermosos paisajes que las riberas del Sil nos ofrecían en aquella incipiente primavera. Ahora hemos hecho la ruta del PRG 98, inaugurado en 2008, por lo que aún está en perfecto estado tanto en lo que concierne a la señalización como a su mantenimiento.
Es esta una de las rutas más atractivas y hermosas que hemos hecho hasta la fecha y ya van unas cuantas. Aunque la niebla veló durante algún tiempo la espectacular panorámica del cañón del Sil a su paso por estos parajes, revistió a estos bosques, de inmensos castaños y abundantes madroños, de un ambiente casi mágico, lleno de encanto, en esta mañana otoñal en la que los rayos del sol se filtraban tímidamente entre las copas doradas y ocres de los viejos castineiros.
El camino es, en su primer tramo, una continua ascensión por senderos y carreiriños, alfombrados con la hermosa hojarasca caída de los castaños, frecuentemente coloreada con los rojos frutos de los madroños. Culmina la subida en los llamados Balcones de Madrid, un mirador sobre el Sil cuya vista llega hasta las tierras de Monforte.
Según he oído contar, el nombre de este sitio se debe a que era aquí en donde despedían a los muchachos que, iban a pie hasta la villa de los Lemos para tomar allí el tren a Madrid donde se ganaban la vida vendiendo barquillos en los parques y alamedas. Parece ser que la mayor parte de estos barquilleiros procedían de Parada de Sil, a pocos kilómetros de este lugar.
A poco más de 6 Km. , zigzagueando por monte bajo al principio y volviendo a los frondosos bosques de castaños después, llegamos al monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, un precioso cenobio que con el de San Pedro de Rochas y el de San Estebo compone el extraordinario trío de monasterios de la Ribeira Sacra.
Ya de vuelta, pasamos por la capital del concello de Parada de Sil en cuya Plaza del Barquilleiro se levanta el monumento construido a la memoria de aquellos sufridos emigrantes. Ya quedan pocos kilómetros para regresar entre pequeñas aldeas y bosques encantados a nuestro punto de partida en Rabacallos, donde nos espera un contundente cocido que devolverá a nuestros cansados esqueletos las energías gastadas durante este precioso recorrido.
- La obligada foto de familia antes de arrancar.
- Es como si caminásemos sobre la paleta en la que un inspirado pintor hubiese plasmado todos los colores del otoño.
- Un mar de niebla cubre los cañones del Sil a su paso por Los balcones de Madrid
- El Sil encañonado
- Al fondo, el monasterio de Santa Cristina.
- En el claustro del monasterio de Santa Cristina
- El monumento al barquilleiro en la plaza de Parada de Sil
Bonita caminata pater!! «Saudades» de la niebla…