Renaciendo del fuego

Hace tres años, en julio del 2015, cuando estuvimos por estos parajes, su aspecto era desolador. Las cinco docenas de muiños que confieren a estos lugares un carácter tan especial estaban rodeadas de tierra quemada, árboles muertos, tiznados de negro, en un paisaje lúgubre y sombrío apenas aliviado por las aguas del río Folón que desde su cascada se desparramaban entre matorrales y pinos carbonizados.

En este lunes, hemos repetido la ruta de aquel año y nos hemos llevado una grata sorpresa al comprobar que aquel paisaje de desolación y tristeza había recuperado sus colores y su vida. Aunque jóvenes, los pinos pueblan las laderas de la profunda garganta que jalonan los 36 muiños del Folón y también ha mejorado el aspecto que ofrecen los 24 del Picón al otro lado de la montaña.

Hemos llegado hasta ahí partiendo del lugar de Barrio Novo, cerca de Loureza en los límites de esa joroba enorme que es la sierra de A Groba cuyas tierras descienden suavemente hacia el valle de O Rosal.  A pocos metros del inicio de la marcha  tenemos nuestro primer encuentro con el río Tambre, también llamado Carballas a su paso por estos lares aunque más adelante, en tierras de San Miguel de Tabagón, recibe el nombre de Tamuxe.

Pasado el puente encaramos una larga pista forestal que nos lleva monte arriba para bajar de nuevo al río que en el lugar de Cruces recibe al río da Cal cuyas aguas brillan en la lejanía en el monte de enfrente. Siguiendo  el cauce del río da Cal, ahora por un tramo de carretera, llegamos al lugar de Fornelos y desde allí iniciamos la ascensión entre fincas pero también por tramos de asfalto hasta el punto en que comienza el sendero que discurre entre los 24 muiños del Picón.

Los últimos del Picón se juntan en la cima con los del Folón cuya impresionante estampa admiramos desde arriba para desviarnos a nuestra derecha y continuar por una larga pista de tierra que bordea las márgenes del río da Cal que baja por un profundo desfiladero mostrando la hermosa estampa de sus rápidas aguas bajando hacia el valle entre pozas y pequeñas cascadas.

Toca ahora bajar hasta pasar el puente  para volver a subir  la empinada ladera  por una serpenteante pista que nos lleva hasta San Comba, un conjunto de casas que se eleva en aquellas soledades rodeando su ermita.

Allá abajo, está Loureza, a la orilla del río Da Cal a donde se accede por un accidentando sendero pedregoso e irregular que se suaviza en las proximidades del lugar a donde se llega por un hermoso camino entre castaños alfombrado por la hojarasca que allí dejó el pasado otoño.

Ya en Loureza, entramos en el Restaurante El Puente, viejo conocido de esta tropa, en donde disfrutamos en una caliente sopa, seguida de carne asada con patatas fritas, arroz con leche y filloas con lo cual quedamos perfectamente preparados para cubrir los cuatro kilómetros que nos separan del punto de inicio, un corto paseo que, después de subir un poco por el monte, nos vuelve a llevar a las orillas del río, muy cerca del sitio en el que comenzamos y rematamos la ruta de este lunes.

 

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,830 Km. 5 h. 50 min. Media Soleado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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