A este verano le quedan dos telediarios así que, aprovechando que los rigores de Lorenzo han menguado, nos hemos ido a la villa portuguesa de Caminha para recorrer los montes que la rodean y admirar desde allá arriba la espléndida estampa que ofrece la desembocadura del río Miño en el Atlántico con O Forte da Ínsua a poco más doscientos metros de la costa resistiendo durante siglos los embates de la mar océana.
A poco de abandonar la capilla de Nosa Senhora a o Pé da Cruz en Moledo ascendiendo por sus empedradas cuestas no tardamos en alcanzar el mirador de O Sino dos Mouros, un roquedal sobre el que se alza una gran cruz conocida como O Cruzeiro do Facho pues en otros tiempos sirvió de atalaya y vigía con su antorcha o facho cuyas llamas hacían de faro en las horas oscuras.
La densa niebla que viene del litoral refresca nuestra marcha manteniendo una aceptable visibilidad que se hace total cuando desaparece en el tramo de subida al Alto da Espiga, un cortafuegos de fuerte pendiente que nos hace sudar la gota gorda hasta que alcanzamos el vértice geodésico en el que hacemos una breve pasada para recuperar el resuello.
Atrás dejamos la hermosa capilla de San Pedro de Varais, de traza neogótica, escondida en uno de los escasos pinares que se encuentran en estos montes pelados de casi nula vegetación.
Ya en pleno descenso, damos con la capilla de San Antoâo de más moderno diseño. Regresamos al asfalto, en las afueras de Caminha y bajamos al Mirador de A Fraga, a estas horas ciego por la niebla tras la que se adivinan los tejados de la villa y el mar.
Aún son las doce portuguesas (una hora más en España) cuando llegamos al centro de la villa. El pequeño restaurante A Cova da Onça está a tope y hemos de esperar a que haya sitio para dar cuenta de su menú del día muy económico, ciertamente, pero de escasa calidad en un ambiente extremadamente ruidoso por lo que lo abandonamos con premura.
Salimos por la Torre do Relogio, antigua Porta de Viana, al paseo marítimo hasta dar con la Mata de Camarido, un hermoso y extenso pinar plantado en el siglo XIII por Don Dinis, Dionisio I de Portugal, por cuyas pistas llegamos a Moledo, a la capilla de A Nosa Senhora a o Pé da Cruz que es donde habíamos iniciado y rematamos nuestra última caminata del verano.
- N.S. ao Pé da Cruz
- Outeiro da cruz
- Mirando al mar
- Arte fotográfico
- Por el camino verde
- Dura subida
- Alto da Espiga
- S. Pedro de Varais
- Santo Antâo
- Mirador da Fraga
- Torre del reloj
- Mucha precaución
- Caminho portugués
- Antigua estación
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
22,520 Km. | 6 h. 9 min. | Media | Sol y niebla |
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