Jugando con el agua

Una fina niebla cubría los montes de la sierra de A Grova desde Torroña a Refoxos que es el lugar en el que iniciamos la ruta de este lunes siguiendo la margen derecha del río Tamuxe también conocido con el nombre de Carballas por estos parajes. El cauce queda hundido en la vaguada por cuya ladera avanzamos paralelos a una larguísima acequia  por  la que corre veloz un agua que debe proceder de la parte alta del río.

Poco después de dar con la caseta que alberga alguna instalación de la central hidroelétrica que por allí han montado y que no parece que esté en funcionamiento, seguimos monte arriba hasta el lugar de Bonaval, un conjunto de unas cuantas casas que parecen perdidas en medio de la sierra.

Aunque la neblina  ha desaparecido el cielo se mantiene encapotado lo cual es de agradecer en estos tiempos de calor. Desandamos el camino que nos ha llevado a Bonaval para volver al río con parada en O Pozo do Arco, una zona recreativa  recuperada por la Comunidad de Montes de Burgueira con  pozas, molinos, bancos y mesas y una pasarela de madera nueva del trinqui. Un lugar ideal para pasar una agradable jornada con la familia. El río va escaso de caudal en esta época del año así que abandonamos As Pozas de Burgueira que son éstas para seguir camino y probar suerte en las otras que no quedan muy lejos.

Son las Pozas de Loureza, unas piscinas naturales que la erosión esculpió en las grandes rocas que forman el cauce del Tamuxe en este lugar. Pequeñas cascadas y hoyos grandes y pequeños invitan al baño y al disfrute de los chorros que forman encantadoras cuevas bajo las cuales puede recibirse un magnífico masaje corporal de agua fresca y cristalina.

Entre las pulidas lajas que separan unas pozas de otras gateamos para no resbalar, nadamos en pequeños círculos, jugamos como niños que se divierten chapoteando en aquellas aguas  límpidas y transparentes

Terminada la diversión reemprendemos la marcha hacia Loureza que queda a poco más de un kilómetro. Allí, a la vera del río, se encuentra el Bar El Puente a donde estos senderistas arribaron por vez primera hace más de diez años cuando, perdidos en la niebla sin comida y sin bebida, un cazador que por allí andaba los trajo hasta este bar-restaurante desde aquella ocasión entrañable refugio al que acudimos siempre que sendereamos por esta latitudes sin que nunca nos defraude.

Un arroz decorado con elegante langostino es el preludio de ternera asada con patatas seguido de frutales postres a base de piña y melocotón en almíbar. Tinto del país beneficiado con amigable gaseosa acompaña la pitanza.

Pero la cosa no termina aquí. Hay que subir a Santa Comba por una larga y empinada cuesta que, después de vadear el Carballas o Tamuxe por la pontella de Loureza, asciende, casi siempre jalonada por la umbría arboleda, hasta la ermita y pueblo que parece dormido en esta hora de la siesta.

Volvemos sobre nuestros pasos para regresar al punto del desvío que nos lleva al sitio de partida en Refoxos, también final de la ruta de este lunes.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
20,700 Km. 5 h. 46 min. Media Sol y nubes 

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