Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
Así hablaba de las moscas Antonio Machado, allá por los primeros años del siglo pasado en su libro «Soledades».
En la caminata de este lunes las moscas fueron las protagonistas de la jornada. Un enjambre de estos molestos insectos nos acompañó durante buena parte del día, sobre todo a nuestro paso por las zonas más boscosas, tanto en el monte como por las riberas de los ríos, así que no nos evocaban otra cosa que no fuera el deseo de que desaparecieran de una vez. A don Antonio le recordaban sus años felices de la infancia, en la escuela y en la casa familiar.
Claro que no es lo mismo una mosca que revolotea juguetona a nuestro alrededor que un montón de ellas pegadas a los ojos mientras uno va caminando casi a ciegas sin conseguir espantarlas.
Aún sí, la caminata que se inició en el Balneario de Arnoia mereció la pena.
A lo largo del río Arnoia pasamos por viñedos que aún no habían sido vendimiados por lo que pudimos disfrutar del dulce sabor de sus doradas uvas.
Aunque las recientes lluvias no tuvieron efecto alguno sobre el terreno que sigue estando seco y polvoriento, la arboleda de ribera sigue verde y frondosa. Una vez abandonado el Arnoia y desviados hacia el monte, nos topamos con encantadoras aldeas como Louredo y Meréns. Desde esta última de divisa una espléndida panorámica del valle regado por el río Miño ya convertido en la presa de Frieira.
Siguiendo por la orilla del embalse que se extiende plácido y azul como un espejo, no tardamos en alcanzar los jardines del balneario en donde finalizamos la caminata reponiendo fuerzas en su restaurante.
- OLYMPUS DIGITAL CAMERA
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
19,710 Km. | 5 h. 35 min. | Media | Nublado |
Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.