Este martes hemos inciado la ruta en un lugar difícil de definir, si no es por su coordenadas de latitud y longitud , ya que está en pleno monte, no lejos de la parroquia de Pinzás, como puede comprobarse examinando el mapa que acompaña a este comentario. Ha sido un recorrido todo por monte, unas veces bosque, otras paisaje desolado que, arrasado por los incendios, es casi todo pedregal del que ha desaparecido práticamente todo tipo de vegetación, salvo algunos eucaliptos jóvenes que es lo único que rebrota.
La primera parte de la ruta es una continua ascensión de casi 10 km.hasta llegar a la inmediaciones de Torroña, ya en la sierra de A Groba. Dejando esta población a nuestras espaldas, emprendemos el camino de regreso, ascendiendo de nuevo hasta cerca de a Pedra do Acordo, que marca el lugar de reunión de los límites de Gondomar, Baiona, Nigrán y Tomiño. Aquí comienza el descenso hacia el punto de inicio. El paisaje es más variado, bosques de pinos, prados y amplias extensiones de monte limpio sembradas de robles americanos, cerezos y pinos aún muy tiernos, protegidas con alambradas para impedir el paso de animales que se coman los brotes, lo cual nos obliga en ocasiones a dar grandes rodeos.
En todo el recorrido domina el silencio y la calma. No hay casas, ni aldeas ni viviendas. Solamente el monte, unas veces poblado otras desierto. De repente ua bandada de zorzales despega del suelo y nos sorpende con su revoloteo. Más tarde un pájaro carpintero pica-pino, nos llama la atención con su repiqueteo encaramado a un pino. Un poco más adelante un diminuto chochín, revolotea a nuestro alrededor.También el caminante atento, como mi compañero Eduardo, detecta una mata de tomillo de delicioso aroma o una plantación de drosoras, las plantas carnívoras con sus antenas dispuestas para capturar insectos. Parece que el silencio la calma y la soledad podrían hacer monótono este recorrido, pero para el senderista curioso, enterado y sensible, una ruta como ésta es una caja de sorpresas que la hacen entretenida e interesante.
El mapa y detalles de la ruta pueden verse haciendo clic con el ratón aquí.
Contraste entre el monte pelado y los rumorosos pinares.
Este muro, cuya construcción debió ser extremadamente laboriosa, no parece tener mucho sentido en estos parajes yermos. No lejos se encuentra este estripeiro o pereira brava que los vientos dominantes han conformado a su capricho.
Una plantación de oloroso tomillo y la rara drosera, planta carnívora que se da en terrenos húmedos y ricos en turba.
Nota: Para ampliar, hacer clic en las imágenes.
El muro del que te extraña, me parece que es Foxo Pedriño, una trampa artificial del hombre para dar caza al lobo. Se dice que puede llegar a tener unos mil años.
Gracias por enseñarnos vuestras «andainas».