Termas de Laias

En este lunes nos hemos venido muy cerca de la ruta de la pasada semana para repetir la VI Andaina del Concello de Cenlle que se celebró el pasado mes de marzo en favor de la infancia. La hemos iniciado en la parroquia de Barbantes, en las orillas del Miño para, alejándonos del río, subir por la cercana calzada romana de la que aún se conserva parte de su pavimento original hasta la ermita de San Trocado, siempre por caminos y pistas forestales desde cuyas alturas contemplamos de vez en cuando el gran río embalsado en la presa de Castrelo, bien visible desde estos parajes.

Aprovechando el abrigo que nos ofrece la capilla, paramos allí para reponernos del esfuerzo y defendernos de la repentina bajada de temperatura propiciada por el fino orballo que cae sobre la colina. Afortunadamente, una vez, iniciado el descenso, el ambiente mejora y desaparece la amenaza de lluvia y de frío.

Pasamos por una vieja mina de wolframio ahora abandonada pero que tuvo su apogeo en la 2ª guerra mundial debido a la demanda de este elemento para la fabricación de armamento para seguir cuesta abajo hasta la Cova da Moura, un túnel que parece ser que tuvo que ver con la explotación del oro que arrastraba el Miño en tiempo de los romanos.

Ya estamos en Laias.

Polas ribeiras de Laias
baixa o Miño entre viñedos
cantando unha ribeirana
con saibo de amor labrego.

Son versos de Víctor Campio Pereira, natural de esta parroquia del municipio de Cenlle, en la margen derecha del río Miño. Sus manantiales ya eran conocidos en la época romana y dice la tradición que el rey Bermudo II, apodado «El gotoso»,  vino a estas aguas para curar su dolencia. Seguramente lo consiguió porque es fama que las aguas de estas termas con casi milagrosas.

A principios del siglo XX, sobre los restos de las antiguas termas romanas, se construyó un balneario que funcionó hasta la construcción del embalse de Castrelo en los años sesenta que sepultó la vieja construcción y las surgencias. Más tarde se construyó otro edificio, un poco más arriba, para residencia geriátrica ahora transformada en un moderno balneario que fue el que escogimos para nuestra parada habitual a la hora del yantar.

Pero antes de entrar en el restaurante y como preparación para la agradable reunión que allí nos esperaba, una vez revestidos de gorro, bañador y chancletas, pudimos disfrutar de un fantástico hidromasaje a base de los variados chorros  en intensidad y dirección que en la piscina termal repasan lumbares, cervicales, rodillas y hasta la planta de los pies con el resultado de una puesta a punto espectacular que nos deja como si en vez de haber recorrido casi 20 Km. por el monte hubiésemos estado paseando por las estancias del balneario toda la mañana.

Después, en un ambiente relajado y distinguido, no por nuestra indumentaria más bien desaliñada y montaraz sino por el ambiente y el servicio, nos sentamos en la elegante mesa que nos tenían preparada para degustar un excelente menú.

Abandonamos el balneario por la senda que, bordeando la orilla del río durante unos 3 Km., nos lleva a Barbantes en cuyas inmediaciones habíamos iniciado esta especial jornada de senderismo y termalismo.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,700 Km. 6 h. 31 min. Media Nublado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.