Fervenza da Freixa

Cunqueiro llamaba a Galicia el país de los mil ríos. Y tenía razón porque en este país nuestro, montañoso y verde, son muchos los que bajando por sus montes y serpenteando entre sus valles llenan su geografía con tantos hermosos parajes delicia de los senderistas. Desde los más modestos regatos hasta los grandes ríos todos eran aprovechados en el pasado tanto para el riego como para la molienda sin que tales usos apenas influyeran en su cauce.

Pero llegó la electricidad y eso supuso un drástico cambio en el curso de muchos de nuestros ríos. Grandes centrales y mini centrales fueron instaladas en sus cauces reteniendo gran parte de su caudal y las grandes y  espectaculares cascadas o fervenzas que se forman en muchos de ellos reducidas a menguadas caídas de agua como la de A Freixa del río Xesta a su paso por el lugar de Liñares, en la parroquia de San Paulo de Xende, municipio de A Lama.

Hasta allí nos hemos desplazado en este primer lunes de abril, en un día soleado y de agradable temperatura iniciando la marcha en la iglesia del Santo Cristo de Xende, un monumental templo en cuyos alrededores tiene lugar una popular romería en la semana anterior al Corpus Christi.

Via Crucis, petos de ánimas y templete con artístico cruceiro además de la casa rectoral completan el conjunto. Bajamos desde allí hasta la capilla de Nº Sª de la Anunciación camino del objetivo principal de esta caminata que es la mencionada cascada a la que accedemos después de caminar un par de kilómetros por la falda del monte entre cuyas estribaciones se encuentra el impresionante escenario que alberga la cascada cuyas aguas se precipitan desde la altura en una vertiginosa cola de caballo bien menguada, como decíamos, por la instalación de la hidroeléctrica que está situada  por allí cerca.

Aún así, el lugar es de una belleza cautivadora tanto en lo que concierne al salto de agua como a su entorno.

Dejamos tan hermoso paraje para regresar al punto en que nos habíamos desviado y seguir un poco más arriba hasta el sitio donde está instalado el feo ingenio que interrumpe la corriente del río Xesta pudiendo apreciar cómo el generoso caudal es retenido por la presa para salir convertido en un descalabrado torrente.

No lejos de allí se encuentra la localidad de Liñares que puede presumir de un hermoso puente en el sitio que llaman Portela Cavadiña. Es un viejo viaducto seguramente construido por canteros de la zona.

Dejando atrás el puente, toca ahora subir y subir por monte raso casi siempre hasta sobrepasar los 700 m. de altitud y alcanzar, ya en la bajada, el lugar de Cortegada en donde se encuentra una modesta fuente, la de Seixiño, y una curiosa construcción entre peto de ánimas y capilla alzada en un solitario cruce de caminos.

Ya en plena bajada damos con el río Oitavén por cuya frondosa ribera nos dirigimos a Gaxate en cuyo Café Bar nos detenemos para lo que toca a estas horas que es  sentarse a comer. Después de dar cuenta de su merluza frita con ensalada y sus callos con garbanzos regados con tintorros como  Caiño y Barrantes emprendemos el regreso al punto de partida Gaxate arriba, lugar éste de indianos, emigrantes que retornaron a sus orígenes con fortuna como se deduce de las impresionantes mansiones y casonas que nos encontramos a nuestro paso.

Como la iglesia de Xende queda allá arriba, hay que darle duro en esta tarde soleada para salvar los 600 m. de la cota más alta que precede al lugar en que se encuentra el punto de partida al que llegamos cansados pero contentos después de una espléndida jornada.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,530 Km. 6 h.28 min. Media Soleado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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