Un poco después del hiperfamoso «Ser o no ser» arranca el dubitativo Hamlet con aquello de «¡Morir…, dormir! ¡Dormir!…¡Tal vez soñar!» Mientras caminamos por las tierras que circundan el ourensano municipio de Barbadás, se me ocurre remedar las profundas reflexiones hamletianas exclamando : ¡Vivir…, caminar! ¡Vivir!…¡Tal vez soñar!
También sueña Machado cuando pasea por sus campos de Soria. «Yo voy soñando caminos de la tarde, las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas…»
No hay colinas doradas en nuestro camino ni polvorientas encinas, pero mientras nuestras botas marcan sobre la senda incierta su ritmo cadencioso y el esfuerzo silencia la alegre charla, el caminante sueña bajo el radiante esplendor de ese cielo impoluto.
Sueña caminos imposibles, lejanas andaduras, puentes colgantes de vertiginoso andar, inmensos ríos como mares inmensos, enormes arboledas…¡Vivir…, caminar! ¡Vivir!…¡Tal vez soñar!
Sueña otros espacios y los espacios nuestros en esta ruta huérfana de los bulliciosos bosques de otros entornos, las verdes veigas, los ríos cantarines, las fresca sombra de sus riberas, las aguas que se precipitan en sus angostas fervenzas…¡Vivir…, caminar! ¡Vivir!…¡Tal vez soñar!
En esta ruta hay poco de eso, grandes espacios de monte raso, algún pinar invadido de mimosas que desde hace unas semanas han perdido el brillante amarillo de sus flores que ahora se derraman mustias sobre el suelo. No faltan caminos, algún que otro carreiriño, amparados por la benévola sombra de pinos o carballos. También salen a nuestro paso pequeñas aldeas, viejos poblados que alternan los ruinosos vestigios de antaño con las modernas construcciones de ladrillo y hormigón.
Algunas viejas casas con sus solainas de madera carcomidas por el tiempo y sus piedras envejecidas por los años también hacen soñar al andarín con tiempos ya idos. Suena en su recuerdo el chirriar de los carros del país regresando al atardecer de las faenas del campo tirados por el cansino andar de los bueyes enormes. Viene a su memoria el lento repiqueteo del peón caminero machacando el morrillo en la vieja carretera…
No hay ruta fea para el caminante, ni camino que no quiera andar porque como dice nuestro lema «Caminar es vivir»...¡Vivir…, caminar! ¡Vivir!…¡Tal vez soñar!
- Capilla de O Pontón
- Casas de O Pontón
- Camiño dos muiños
- Iglesia de San Martiño
- Románico puro
- Orense al fondo
- Montes de Valenzá
- Casa en Loiro
- Los intrépidos Miguel y Marcial
- Outeirño
- Sobrado do Bispo
- Sobremesa
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
24,420 Km. | 6 h. 39 min. | Media | Soleado |
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