Entre las villas de O Rosal y la de A Guarda hay un lugar llamado Tabagón, ribereño del Miño ya en su último tramo, que es un auténtico jardín. Su privilegiada situación en el estuario del padre de los ríos gallegos, resguardada de vientos y fríos, crea un espacio de tierra fértil en la que frutales y flores surgen por doquier llenando de color y hermosura este precioso enclave.
Tres son las parroquias, cada una con su santo protector, que se encuentran en Tabagón: San Miguel, San Xoan y As Eiras, ésta bajo la advocación de San Barlomeu. Llama la atención lo cerca que están unas de otras y lo monumental de sus templos.
La caminata de este lunes se inicia en la explanada de la iglesia San Miguel envuelta a estas horas en una espesa niebla. Desde aquí nos allegamos al centro urbano para, atravesando la PO 552, bajar al Parque do Tamuxe, muy cerca del puente su su mismo nombre que vadea el río poco antes de que entregue sus aguas al padre Miño. Siguiendo por la margen izquierda del Tamuxe, que más adelante adquiere la denominación de río Tambre o Carballas, alcanzamos otro parque, el de As Aceñas, presidido por el gran molino construido en el siglo XIX, restaurado en el 2011 y convertido en un centro de interpretación llamado Área da Natureza do Muíño das Aceñas.
Hace unos años un colosal viaducto de hormigón fue construido sobre este idílico paraje sobre cuyo antiguo silencio retumban ahora los ruidos del tráfico rodado sobre la enorme estructura.
Continuamos por el sendero de pescadores disfrutando de la agradable sombra de la floresta ribereña, ahora que la niebla va dejando sitio a la luz y calor del sol hasta llegar al lugar de Valdemiñotos cuyo núcleo urbano hemos de cruzar bajo un sol que ya comienza a calentar sin sombra ni cobijo, pasando por sus extensos viñedos, también a pleno sol, hasta que nos reencontramos con las casas de Tabagón, muy floridas y de gran porte muchas de ellas, amparándonos en la sombra de sus estrechas calles.
No tardamos llegar a la iglesia de San Xoan, construida en el XIX a petición de los feligreses a los que la de San Miguel les quedaba escasa y lejos. Aquí, en San Xoan, levantan en el mes de febrero un enorme arco florido, costumbre ancestral que data desde la fundación del templo en 1926.
Dejamos atrás San Xoan para adentrarnos en los montes cercanos hasta dar con el Castro de Eiras sobre el que se eleva la ermita de A Magdalena, rodeada de unos enormes alcornoques bajo cuya sombra de celebra en este mes de julio la tradicional romería.
Un poco más abajo nos espera la tercera iglesia de esta ruta, la de San Bartolomeu, de estilo manuelino de clara influencia portuguesa dada la proximidad con la tierra lusitana.
Muy poco queda para bajar la bosque que se extiende a la orilla del gran Miño en cuya explanada se encuentra el restaurante Eiras, viejo conocido de estos andarines, en donde en una mesa al aire libre damos cuenta su palometa a la plancha o su cordero asado que aplacan gustosamente nuestro apetito.
Aún está muy alto el sol cuyos rigores suaviza la fresca brisa que sopla a lo largo del PRG 112 que discurre paralelo a la ribera hasta regresar, al cabo de un par de horas, al punto de inicio y fin de esta caminata en el atrio de la iglesia de San Miguel.
- San Miguel
- Hilos de agua
- Puente sobre el Tamuxe
- Detrás, el puente
- Chimenea de un antiguo horno
- Paseo por el río
- Otra vista del Tamuxe
- Parecen pintadas
- Río Tamuxe
- Viñedos en Valdemiñotos
- Otro peto de ánimas
- Otro peto de ánimas
- Bodegas de Santiago Ruiz
- San Bastolomeu
- El monte de Santa Tegra al fondo
- Rodeando una «sobreira».
- Ermita de la Magdalena
- San Xoan
- Indicador del PRG
- En As Eiras
- Río Miño
- A lado del Miño
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
22,210 Km. | 5 h. 43 min. | Media | Niebla/Sol |
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