Carlos, Eduardo, José, Luis y Fernando
Recorrido: 13 Km.
Difilcultad: Baja
Duración: 3,5 h.
Saliendo de Oliveira y tirando al nordeste, después de una corto tramo de carretera asfaltada, nos adentramos, ya en la parroquia de Donas, en un paraje de excepcional belleza, hoy casi abandonado, casi escondido, en el que aún se pueden apreciar restos de la vida rural de tiempos no muy lejanos, como un muiño en ruinas con su rústica levada de agua, castaños, carballos, un mullido y verde césped que alfombra los umbríos senderos que en esta mañana estival hemos recorrido felices, protegidos del calor de la estación.
Eduardo reclama nuestra atención para mostrarnos dos excepcionales ejemplares de la población vegetal: un par de avellanos de enorme tamaño, seguramente con más de cien años a sus espaldas, rarísimos de encontrar ya que, como es conocido, los que solemos hallar suelen ser de escaso tronco, casi como varas no pasando de la categoría de arbustos. También hemos visto un espino blanco de gran envergadura, que extiende su hermoso ramaje como un abanico sobre un campo de ruscos.
En una entrada anterior titulada Árboles y arbustos se daba detallada información sobre algunas de estas especies, la cual esperamos sea ampliada en breve por nuestro especialista en estos temas.
Dejamos atrás la fraga y seguimos ascendiendo hasta llegar a Portavedra, pequeño núcleo rural en el que destaca un acebo de inusitadas proporciones. Aquí en Portavedra, enlazamos con el GR-58 o Sendeiro das Greas que nos lleva hasta la misma Oliveira.
El tamaño del enorme avellano puede apreciarse comparando su tronco con el de Eduardo.
Este ejemplar de espino blanco es excepcional también por su inusitado tamaño.
Un estripeiro o pereira brava repleto de fruto. En Portavedra nos encontramos con este acebo grande y solitario.
Poco antes de llegar a Oliveira, se nos ofrece esta espléndida vista de las Islas Cíes.
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