Adrián, Eduardo, Isidoro y José.
Recorrido: 37 Km.
Dificultad: Alta (debido a la temperatura).
Duración: 9 h.
Este recorrido no tiene nada que ver con el que hicimos en la semana pasada, por el Caminho Português do Interior. Aquel discurría entre corredoiras y carreiriños, entre quintas y viñedos o entre pinares, siempre portegidos por su benéfica sombra.
No fue así en nuestra etapa de ayer. En sus 37 kilómetros de recorrido apenas si pudimos contabilizar media docena de ellos en los hayamos caminado a la sombra. Caía un sol de justicia sobre nuestras cabezas. El asfalto, que fue el pavimento casi constante en toda la ruta, despedía un negro calor que reventaba nuestros pies.
En fin, una durísima jornada que hemos superado gracias a nuestro buen humor y aficción a senderear.
Mientras caminábamos, hubo un trecho en el que el sol me calentó la sesera y de allí salió el siguiente soneto que dedico a mis esforzados compañeros de ruta:
Pedazo de titanes
No es la lluvia ni son los huracanes.
Es el sol que en toda su potencia
desafía la fuerza y la paciencia
de estos cuatro pedazo de titanes.
Y a tal extremo llegan sus desmanes,
que en su dura y cruel malevolencia
intenta derretir nuestra conciencia
y dejar nuestras cabezas como flanes.
Mas no sabe el astro incandescente
que estos cuatro andantes caballeros
dura tienen la piel, alta la frente.
Sea el frío, el agua o el sol ardiente,
por más duros que ataquen y severos,
contra ellos lucharán inutilmente.
A continuación, unas imágenes de esta inolvidable jornada.
Vista desde el puente sobre el río Lima, en la villa de Prado. Hay fiesta en Santiago de Francelos. El paragüas, pensado para la luvia, sirve hoy para protegerse del sol implacable.
Un hito bien historiado en el Camino de Santiago a su paso por Vila Verde. También se ven por aquí petos de ánimas como los que abundan en Galicia.
Una buena samaritana ofrece agua al sediento Adrián y moja con su manguera al sudoroso Isidoro.
Estais hechos unos machotes!!! 😉