Es sabido que cuando Dios creó el mundo quiso hacerle un regalo a los gallegos y, posando su mano sobre la costa, formó las rías bajas cuya belleza fue es y será causa de admiración para propios y extraños.
Parece ser que, acabada esta maravilla, detectó cierto recelo en el interior y para contentarlos, allá por donde hoy se yerguen los montes que separan España de Portugal, hizo con su índice una hendidura y creó el río Miño, padre de los ríos gallegos, regalándoles otra estampa de inigualable hermosura.
Después de tan ardua tarea, cuando volvía su mirada hacia otras partes del humano mundo, una gota de sudor se deslizó de su divino rostro y fue a caer entre las sierras de A Grova y del Argallo formándose el río Tamuxe o Carballas que, debido a lo accidentado del terreno, se precipita hacia el río paterno formando preciosas cascadas y refrescantes pozas.
Pues hasta allí nos hemos ido los chicos de Los Lunes al Sol y a fe nuestra que no hemos sido decepcionados, ya que de las tres maravillas hemos disfrutado. Desde Loureza, parroquia enclavada en lo profundo de la sierra de A Grova, no lejos de la preciosa villa de O Rosal, hemos ascendido hasta el Alto da Pedrada, estupendo mirador desde el que, en un día claro y soleado como el de este lunes, puede contemplarse el valle en todo su esplendor, con el río Miño fluyendo lento y solemne como una larga y ancha serpiente azul hacia el Atlántico.
Después de una breve parada para disfrutar de tan bella estampa y reponer fuerzas tras la dura ascensión, iniciamos la bajada al río Tamuxe caminando por estrechos senderos de pescadores, a lo largo de su orilla entre la vegetación propia de los bosques de ribera, disfrutando del fragor de sus cascadas y de la transparencia de sus aguas hasta llegar al puente de Refoxos, aldea próxima a Loureza que es donde se inicia y termina esta preciosa ruta.
Rematamos la jornada dándonos un homenaje gastronómico en la famosa y bien conocida por estos senderistas Casa Paco, en Torroña, donde degustamos su excelente cabrito precedido de sus tradicionales percebes aunque hubo quien se inclinó por sus habas con almejas o con carne de potro que tampoco estaban mal ni mucho menos.
Ya de vuelta a casa y con la noche encima, no pudimos resistir el detenernos en O Cortelliño desde cuya explanada pudimos contemplar extasiados la increíble hermosura de la ría iluminada por el lucerío de la costa en la plena oscuridad.
Desde el monte de Santa Tegra hasta la sierra de A Grova.
Los viñedos de Vilachán en Tomiño y el Miño en su curso hacia el océano.
Sobre el vértice geodésico del Alto da Pedrada. Detalle de río Carballas o Tamuxe.
Levada por la orilla del río. La legendaria Casa Paco.
Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.
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