No hace mucho, en el pasado noviembre, hicimos la ruta llamada de Las pozas de Loureza cuyo punto de retorno fue el Alto da Pedra para regresar al de origen bajando por las mencionadas pozas. De aquella el río bajaba hermoso y más bien bajo debido al largo período de sequía.
Por eso ahora, después de tantos días de lluvia, hemos querido ver cómo estaba el Tamuxe y sus pozas. La verdad es que no nos ha decepcionado. A lo largo de sus orillas aún pueden verse las huellas de sus crecidas que han superado con creces las márgenes de su cauce de hoy bastante alto aún. El estrecho sendero que inicia la marcha río arriba no tarda en desaparecer obligándonos a caminar sobre las grandes rocas que bordean la corriente, muchas veces mojadas con gran riesgo de resbalón y con peligro de caer en las alocadas aguas del Tamuxe que bajan verdes y transparentes de poza en poza.
Llegados a donde el terreno se hace intransitable nos desviamos monte arriba hasta las pista forestales que entre pinares y monte bajo, parte transformada en los los extensos viñedos de albariño, caiño y treixadura ya en plena sierra de O Argallo, nos llevan hasta Figueiró, en donde se yergue el conocido Santuario de San Campio. Nos desviamos hasta la carretera Tui-A Guarda para reponer fuerzas en el restaurante Los Pedregales.
El regreso entre pinos y eucaliptos, también por monte bajo cubierto con las flores amarillas del tojo que brillan en este día de espléndida luz primaveral, nos devuelve a la la aldea de Loureza, medio perdida en la estribaciones de la sierra de A Grova, cuando la luz del ocaso va menguando sobre los verdes campos y las viviendas, cubriéndolas con un manto de paz y quietud.
- Frente al Santuario de San Campio.
- Viñedos de Vilachán.
- Por los pinares del la sierra de O Argallo.
- Vieja «levada» que llevaba el agua a los «muiños».
- El río va manso en este tramo.
- Una de las pozas del Río Tamuxe en Loureza.
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Lindo, saudades da Espanhã.