Cereixo arriba

El río Cereixo es, en estos días de pleno estiaje, un pálido reflejo de aquel por cuyas riberas caminamos en abril del año pasado. Sus escasas aguas dejan su cauce casi seco. Las grandes rocas que, cuando va lleno, propician los rápidos saltos de su corriente precipitándose en preciosas cascadas son desnudas losas por cuyas hendiduras se cuela el pobre caudal sobrante de las pasadas lluvias.

Hemos comenzado nuestra andadura en la iglesia de Santa María de Pinzás, en el lugar de Alpuxarra, desviándonos del río Cereixo hacia los pinares bajo cuya agradable sombra caminamos hasta reencontrarnos con el río a su paso por la capilla de Nª Sº de Grixó en donde el 18 de agosto se celebra una encantadora romería en honor de su titular cuya imagen es llevada en procesión desde  las parroquias de Cristelo o de Santa María de Tebra, alternándose cada año. En el que corre bajaba de Cristelo para ser honrada en la romería y «dormir» en Tebra hasta la misma fecha del 2014.

Dejando la ermita a nuestras espaldas atravesamos el río y continuamos por su margen derecha, caminando por la acequia que construida hace muchos años por la veterana Sociedad Eléctrica de Tui que es la que explota sus aguas para producir electricidad cuando hay caudal, lo cual no es el caso en estas fechas.

La mencionada acequia nos lleva casi hasta el lugar de O Outeiro, coronado por la Torre de Tebra, cuyos orígenes se remontan al S. XII dominando desde lo alto lel valle del Tebra, afluente del Miño.

Atravesamos la parroquia de Santa María para allegarnos a la de San Salvador de Tebra en cuyo restaurante Hnos. Cuña, nos espera una contundente pitanza a base de huevos fritos, carne asada y macarrones con pollo, la cual nos dio fuerzas para superar la amplia decena de kilómetros que nos separaban, río arriba, del punto de partida a través de la senda fluvial que, iniciándose en el citado lugar de O Outeiro en Santa María de Tebra, sigue siempre en sentido ascendente por la ribera derecha, por estrechos senderos siempre pegados al río, a veces casi intransitables por la maleza acumulada, otras veces por su propio lecho, saltando de roca en roca, cosa imposible en tiempo de lluvias con el caudal crecido

En resumen, un regreso bastante accidentado y a ratos algo penoso, siempre con el río a nuestra izquierda, eso sí, protegidos del fuerte sol por la refrescante sombra propia de los bosques de ribera que nos acompaña durante todo el trayecto.

Ya el atardecer se va tornando rojizo ante el inminente ocaso del sol que no tardará en esconderse tras el cerro sobre el que se levanta la iglesia de Santa María de Pinzás inicio de nuestra caminata.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,610 Km. 7 h. 35 min. Alta Soleado 

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