Hace 5 años, cuando aún vivía nuestro inolvidable guía y amigo Adrián y conducidos por él, hicimos esta caminata. En este lunes de octubre la hemos vuelto a hacer echando de menos su presencia y liderazgo y guiándonos por la ruta previamente diseñada en el mapa topográfico y bajada a nuestro GPS, aprovechando las nuevas tecnologías que a nuestro Adri no le hacían falta. Con él las marchas eran «a capela», guiado por su excepcional sentido de la orientación y el exhaustivo conocimiento que tenía de la zona.
Aunque cuando se sale o se entra en las grandes poblaciones hay que contar con que habrá que superar largos tramos de asfalto, en el caso de Vigo sorprende que, a partir de las inmediaciones de Beade y hasta llegar a los alrededores de O Porriño, apenas si hemos tenido que caminar sobre el duro pavimento.
No deja de llamar la atención que Vigo, que es la ciudad más grande de Galicia, populosa e industrial, encierra su casco urbano entre Cabral y Samil, desparramándose hacia el mar y rindiéndose a su bellísima ría por su lado noroeste y transformándose hacia el sur en un paisaje rural salpicado de pequeños núcleos de población entre los cuales abundan bosques y ríos por los que se puede caminar hasta la villa del Louro sin apenas pisar asfalto.
Partiendo del barrio de Las Traviesas y llegando al parque de Castrelos y al siguiente barrio de Castreliño, no tardamos en llegar a Beade y, con el panorama urbano a nuestra espalda, seguimos la marcha a través de los estrechos «carreiriños» que cruzan fincas y tierras de labor, para continuar monte arriba por la senda del río Eifonso, algo recuperado después de la larga sequía de los pasados meses, precioso paraje, que recorre un tramo de su ribera hasta la ermita de San Cibrán para seguir entre pinares hasta el lugar de Marcosende y desde allí, por el GR 58, ya en pleno descenso hacia el valle del Louro, atravesando hermosos bosques de abetos azules, no tardamos en llegar a San Miguel de Pereiras, aún en el municipio de Mos donde, otra vez en el asfalto, comienza la aproximación a nuestra meta, en O Porriño.
Ya en pleno casco urbano, admiramos una vez más la atractiva estampa de su monumento principal, la Casa Consistorial, obra de su hijo predilecto Antonio Palacios y continuamos hasta la avenida de su mismo nombre. Allí detenemos nuestra marcha para disfrutar en el restaurante «Compton» de una magnífica y económica comida regada con un excelente rioja que restauran nuestras menguadas energías y alegran aún más el habitual buen humor de estos caminantes.
Son las cuatro y media cuando llega el autobús que nos llevará de regreso a la gran ciudad. Como propina a la estupenda jornada de este lunes reemprendemos la marcha por la Senda del río Lagares para llegar, al cabo de una hora escasa, al punto de partida.
- Junto al río Eifonso
- Pinares en Marcosende
- Cascada en la Senda del Eifonso
- Bosque de abetos en Roublin
- Cruz de piedra en Pereiras
- Senda del Lagares
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
26,480 Km. | 7 h. 10 min. | Fácil | Nublado |
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