No hace muchos años cuando uno quería saber el tiempo que iba a hacer al día siguiente miraba al cielo y si tenía cerca un campesino o un marinero recibía un pronóstico seguro. Si ya próximo el fin del verano se quería conocer la fecha del inicio de la vendimia, había que examinar el grado de maduración de la uva y si,uno era profano en el tema mejor preguntaba a un paisano de los que viven cerca de los viñedos.
Pero ahora, con la hiperinformación que tenemos sobre cualquier tema, basta acercarse a internet y allí se encuentra respuesta para todo pero no siempre la correcta. Por ejemplo, en uno de los muchos adivinadores del tiempo que hay en la red se afirmaba categóricamente que el lunes llovería a partir de las 12 del mediodía. Probabilidad 100%, ponía en la tabla.
Por otro lado, el periódico del sábado informaba de que la vendimia en O Ribeiro comenzaría el lunes 8. Ambas informaciones resultaron ser falsas. Ni hubo vendimia ni cayó una gota en todo el día.
Así que por una parte nos llevamos un chasco, ya que habíamos elegido la zona de Leiro en pleno Ribeiro para nuestra caminata con la intención de vivir de cerca las tareas de la vendimia y por otra quedamos encantados porque el tiempo soleado y algo fresco, sobre todo por la mañana, hizo innecesario el uso de los paraguas que previsoramente habíamos cargado en nuestras mochilas.
La verdad es que, en nuestra opinión, las uvas aún necesitan algo más de maduración por lo que no nos sorprendió ver que no había nadie en la faena. De todas maneras, esta ruta por los aledaños de Pena Corneira, monumento natural que domina todo el Ribeiro y al que hemos hecho referencia repetidas veces en Sendereando, por muchas veces que la repitamos no deja nunca de sorprendernos por su belleza y variedad.
El enorme penedo que se alza sobre el valle del Avia, ese descomunal cuerno de piedra que enseñorea O Ribeiro, está rodeado de un frondoso bosque, en su mayoría carballos, entre cuya espesura se hallan los grandes bolos, enormes rocas redondas que como silenciosos monstruos cubiertos de musgo acechan agazapados en la espesura, inmóviles y misteriosos.
Sigue la ruta entre los extensos viñedos, pasando por aldeas perdidas y abandonadas como la de Uviedo, pazos arruinados y solitarios como el de Vieite, eiras comunales como la de Paredes, más viña, más fincas, corredoiras y congostras entre muros añosos franqueados por la umbría arboleda hasta llegar a San Breixo de Berán y quedarnos pasmados ante su monumental iglesia barroca, acompañados en todo momento, desde Pena Corneira hasta el final de la ruta, por un tropel de moscas, no aquellas a las que aludía Antonio Machado en su conocido poema: «Vosotras las familiares/ inevitables golosas,/ vosotras moscas vulgares/ me evocáis todas las cosas/… Éstas no nos evocaban nada más que el fastidio y su incómoda compañía, la cual tuvimos que soportar con paciencia apenas aliviados con unas ramitas de fentos o de carballo para espantarlas sin apenas conseguirlo.
Unos kilómetros más, ahora casi siempre monte arriba, hasta regresar al punto de partida en Orega, una diminuta población rural escondida en esta hermosa comarca, a un tiro de piedra de Ribadavia.
- Subiendo al mirador
- Pena Corneira
- La «Pena» a lo lejos
- Esperando la vendimia
- Casi maduras
- El «cuerno» entre la niebla
- En el mirador
- «Eira comunitaria» de Paredes
- El Avia a su paso por Leiro
- Cruceiro en el Paseo de O Salgueiral
- Vivienda en Puente San Clocio
- San Breixo de Berán
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
25,890 Km. | 7 h. 27 min. | Media | Soleado |
Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.
Maravilloso el otoño y la vendimia: más con el ruiseñor de Toselli. Saludos. Anton.