Por la Ribeira Sacra

Cuando se habla de alguien que ha alcanzado la fama a cuenta de los méritos de otro se dice aquello de  el Miño lleva la fama y el Sil el agua.  Es verdad. El Miño es más largo pero el Sil tiene más caudal o tenía, porque  los cuatro grandes embalses construidos en su cauce lo habrán menguado notablemente sobre todo en algunos tramos.

Aun así la zona por la que discurre la ruta que hemos hecho en este lunes, el PRG 98, es de una belleza difícil de plasmar en palabras. Hemos iniciado el recorrido en el Monasterio de San Cristina, uno de los cenobios que con el de San Estevo y San Pedro de Rochas dan nombre a la Ribeira Sacra, la impresionante garganta de origen tectónico formada por la erosión del río Sil hasta su desembocadura en el Miño.

Enormes paredes desnudas, casi sin vegetación, alternan con tierras de labor, bancales inverosímiles en los que ya los romanos plantaron los viñedos en el siglo I, siguieron los monjes y después  los propios campesinos hasta ahora en lo que dio en llamarse la viticultura heroica.

En lo más profundo de la enorme sima fluye el Sil, el río de las arenas de oro explotadas por los romanos en Las Médulas. Siempre con el río a nuestra izquierda, bajo la calima de esta mañana del incipiente otoño, caminamos entre bosques de castaños centenarios, enormes troncos mutilados por la poda y los años pero exuberantes aún en su ramaje con sus copas de verde intenso rebosantes de erizos que pronto se abrirán para desprenderse de su fruto maduro.

Abundan también los madroños con su bayas amarillas, anaranjadas y rojas  y algún  que otro roble añoso nos sale al paso en medio de esta mágica fronda que nos conduce hasta Los Balcones de Madrid, el más famoso mirador de la Ribeira Sacra, un balcón de vértigo a 300 m. del altura sobre el lecho del río, lugar en donde las mujeres despedían a sus hombres en busca de una vida mejor. La mayor parte de ellos parece ser que iban de barquilleiros a Madrid y de ello da fe el monumento que a ese personaje han elevado en la plaza frente al consistorio de Parada de Sil.

Desde Los Balcones seguimos, ya en pleno descenso, hasta Ravacallos, casi al nivel del río, para volver a subir por corredoiras y carreiriños  entre  viejas aldeas abandonadas y  muiños en ruinas hasta alcanzar Parada en donde hacemos alto para reponer fuerzas y recuperar energías   con una comida manifiestamente mejorable pero suficiente.

El regreso a Santa Cristina es cómodo y agradable, siempre por los viejos caminos entre los castaños centenarios, hasta llegar a la aldea de Castro muy cerca ya del precioso enclave en el que se alza el monasterio.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,980 Km. 7 h. 21 min. Media Niebla/Sol

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

2 pensamientos en “Por la Ribeira Sacra

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