La gran lampreada

La lamprea: el vampiro del mar que se alimenta succionando la sangre de otros peces, sangre que servirá después para cocinarla a ella misma resultando ese sabroso plato que se llama Lamprea a la bordelesa. No es bocado de medias tintas: o levanta pasiones o produce rechazos. Su aspecto de ofidio sin dientes repele a quien no la quiere pero su sabor conquista a sus amantes.

En Arbo está su paraíso. Y ahora es el tiempo en el que la reina del Miño vuelve  a su río y se convierte en la emperatriz de los fogones que  la ofrecen como el manjar más apreciado por estos lares desde hace cientos de años.

Ahora, en plena temporada de este milenario ciclóstomo, los de Sendereando la hemos fijado como objetivo de la caminata de este lunes en la que la ruta ha pasado a un segundo término cediendo todo el protagonismo de la jornada al festín que nos espera en O Mesón da Lamprea, en Cabeiras, parroquia de Arbo, su capital en el bajo Miño.

Iniciamos la caminata en el lugar de Espedregada, en la estribaciones de San Fins, un alto desde el que se domina una amplia panorámica del valle con Arbo a la vera del Miño, en la lejanía. Entre pinares y por pistas forestales llegamos a Cerdeira en donde paramos para tomar un refrigerio.

El sol reverbera con fuerza y una tibia brisa nos acompaña haciendo de nuestro caminar una tarea grata y apacible. A partir de Cerdeira todo es bajar hacia Cabeiras que ya se dibuja en el fondo del valle.

El tojo que cubre la mayor parte de estos montes y las mimosas lucen sus flores amarillas y brillantes como un anticipo de la inminente primavera.

Ya estamos en O Mesón de A Lamprea. Para empezar, un aperitivo a base de jamón curado del país regado con vino del Condado, en la bodega. No tarda en aparecer la experta Flora que extrae del vivero un par de lampreas, que con su inquietantes bocas succionadoras se revuelven y resisten a ser metidas en la nasa que las llevará a la cocina para ser inmoladas en beneficio de nuestros paladares. Ya en la mesa, después de saborear unos trozos de empanada del pez ventosa, unos con  lamprea otros con cabrito, acometen ese rito tan pagano de la gula disfrutando del placer que enloquece las papilas gustativas.

Entre chanzas y jolgorios transcurre la cuchipanda. Llegan los postres a base de requesón y filloas con miel, tarta de chocolate y pudding, siempre presente el blanco vino del Condado seguido por licores de café, naranja y ruda. Café e infusiones, cánticos y desafinos para llegar a casi a las cinco de la tarde con lo que urge abandonar los manteles, cargar mochilas, izar bastones y reemprender la marcha no sin antes celebrar con los mesoneros  la calidad y excelencia de los manjares que han preparado para nosotros.

Otra vez monte arriba, con el humor alegre y los estómagos agradecidos, no tardamos en alcanzar el punto de partida cuando la dorada luz del ardiente Febo comienza a teñirse con los colores del crepúsculo.


Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,310 Km. 6 h. 20 min. Fácil Soleado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

Un pensamiento en “La gran lampreada

  1. «…sacó tres gallinas y dos gansos, y dijo a Sancho: Comed amigo, y desayunaos con esta espuma en tanto que se llaga la hora de yantar». Saludos de Antón.

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