Teníamos una deuda con esta ruta. La hicimos en el 2015 bajo un temporal de lluvia y viento que nos impidió disfrutar de la hermosura que se derrama sobre estos parajes por los que fluyen el Miño y el Arnoia en estas fechas decorados por el intenso amarillo de las mimosas que invaden sus montes y riberas. Es una planta foránea, invasora implacable que arrasa nuestros montes sin que de ella pueda sacarse nada de provecho si no es el brillante colorido con el que cubre riberas y caminos cuya intensidad va menguando en estos postreros días del invierno.
La deuda ha sido saldada en esta jornada con un cielo de un brillante azul entre nubes de algodón que nos ha permitido contemplar la extraordinaria belleza de estas tierras que riegan el padre Miño y su tributario Arnoia.
Iniciando la caminata en Remoiño, encontramos a nuestro paso numerosas aldeas en las que alternan las construcciones modernas a base de ladrillo y hormigón con las tradicionales de perpiaño, algunas en ruinas de las que solamente queda parte de los muros exteriores.
Muchas de las que antes eran cuidadas veigas, fincas dedicadas a pastos y siembras, están hoy a monte, sus bancales olvidados entre pinos y eucaliptos cubiertos de maleza.
Los tramos que discurren por las orillas de los dos ríos son en esta mañana caminos alfombrados por las flores de la Acacia dealbata, con sus innumerables botones de miel y vainilla.
Ya va pasando de la una cuando asoma en las cercanías la silueta del Balneario de Arnoia donde haremos especial parada para beneficiarnos primero de las salutíferas aguas de sus piscinas y de su restaurante después.
Potentes chorros de agua a 40 grados que masajean desde las plantas de los pies hasta las cervicales vigorizan nuestros músculos y articulaciones dejándonos listos para dar cuenta del buffet de la casa notablemente mejorado con el Abadía da Cova, un mencía de la Ribeira Sacra invitación de nuestro andarín Carlos con el que brindamos alegremente por su cumpleaños deseándole que siga acompañándonos por muchos años más en nuestras caminatas.
La tarde invita a pasear bajo un sol generoso por las orillas del río hasta alcanzar el puente que vadea el Arnoia por el parque de As Poldras en Outeiro Cruz y más adelante las pasarelas de A Ínsua en cuyas inmediaciones se encuentra un raro ejemplar muy deteriorado de una aceña, molino hidráulico de eje horizontal de grandes muelas bastante más grande y potente que los tradicionales muiños que son tan abundantes en nuestro país.
Un par de kilómetros más y ya estamos de nuevo en Remoiño, punto de partida y final de la estupenda caminata de este lunes.
- El Miño por Meréns
- En Meréns, embalse de Freira
- Plaza de Cazapedo
- Oliveira
- Muiño de Dez en A Ínsua
- Las «moas» del Muiño de Dez
- La invasión de las mimosas
- A Ínsua
- Brindando por Carlos
- Islote en el Arnoia
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
19,800 Km. | 6 h. 37 min. | Fácil | Nubes y claros |
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