Ya estaba anunciado que la borrasca, de nombre Bruno, haría su aparición por estos lares el día de Navidad y que asentaría sus reales con fuerza el martes 26, día que en esta ocasión sustituyó a los habituales lunes. Y en verdad que lo hizo con fuerza y decisión.
Iniciamos la ruta en la ermita de San Roque, en la canguesa parroquia de Darbo. Se alza sobre un promontorio que es un espléndido mirador de la ría de Vigo y de la villa de Cangas extendida a sus pies. Continuamos por O Camiño Vello de San Roque hasta dar con la iglesia parroquial de Santa María, un templo barroco del S. XVII, para seguir ascendiendo hasta otro estupendo mirador, el de O Balcón do Rei, en la cima del monte Carrasco, ya en las estribaciones de A Serra da Magdalena.
Esta pequeña sierra, incrustada en el centro del municipio y rodeada de lugares habitados, constituye un magnífico pulmón vegetal surcado de estrechos caminitos y pistas forestales que nos llevan, en continua ascensión, hasta su cima en O Alto do Carballiño desde donde, en un día más claro que del de hoy, pueden contemplarse botitas panorámicas de la ría.
Sopla el viento con fuerza obligándonos a manejar con habilidad los paraguas para mantenerlos derechos mientras iniciamos el descenso entre chubascos intermitentes, cada vez más intensos, hasta tocar el Corredor do Morrazo bajo cuyo viaducto pasamos para toparnos con la ermita de San Cosme desde donde comienza otra subida a la Cruz de Hermelo, una pétrea cruz de Santiago que se eleva sobre el Monte da Esculca, ya en el municipio de Bueu.
También esta sería una magnífica atalaya para disfrutar de las vistas pero los eucaliptos que la rodean no lo permiten aunque en un día como el de hoy la niebla y la lluvia no dejan ver nada.
Lindando con este monte se encuentra la Fraga de Coiro que en esta mañana de niebla y lluvia ofrece a nuestros ojos una estampa de indescriptible belleza.
Los ocres de la hojarasca que cubre los caminos, los verdes oscuros y los verdes claros de los helechos, las anémonas, las digitales que en este tiempo invernal esconden sus colores, brillan bajo la lluvia y sus pequeñas hojas tiemblan como encogidas por el viento que a su vez ruge entre las copas de los castaños, los robles, los abedules y los pinos mientras que estos aguerridos caminantes tantean con cuidado donde ponen los pies, trastabillando a veces sobre las resbaladizas rocas, patinando en el mojado suelo de los carreiriños que serpentean a lo ancho y largo de la fraga.
Algo de bruma, la persistente lluvia y el sordo bramido del amenazante viento revisten a la fraga de un aura mágica que nos hace olvidar las inclemencias de esta mañana tormentosa, del frío y de la humedad, sumergidos en este fascinante universo de colores, brillos y mágicas sensaciones hasta que, casi de repente, se cierra la fraga a nuestras espaldas y nos topamos, casi de bruces, con la iglesia de San Salvador de Coiro, a pocos metros de la Taberna do Pan de Millo en donde nos han reservado mesa y mantel.
Allí, mientras secamos nuestras ropas y alimentamos el cuerpo, oímos como la borrasca golpea con fuerza los ventanales del mesón.
Puestos de nuevo en la cruda realidad, reemprendemos la marcha bien pertrechados con chubasqueros y paraguas, bajando por las rúas empedradas y brillantes hasta el centro de Cangas para regresar al monte de San Roque sin que la tormenta dé siquiera un respiro en este último lunes del año.
- Fraga de Coiro
- Alto do Carballiño
- Entrada a la fraga
- Reivindicando el topónimo
- Ermita de San Cosme
- Cruz de Hermelo
- La ría a través de la bruma
- Bruno avanza
- Sierra da Magdalena
- Camino de Hermelo
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
22,290 Km. | 6 h. 25 min. | Media | Borrasca |
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