El parque Peneda-Gerês es el único Parque Nacional que hay en Portugal. Su entrada turística por el este está en Lamas de Mouro, municipio de Melgaço, que es donde hemos iniciado la llamada Andaina do Lobo organizada y realizada en el año pasado por los Bombeiros Voluntarios del citado municipio. El temido depredador abundaba entre estos riscos, según parece, así como el corzo, símbolo del parque. Hemos visto algunos garranos, los pequeños equinos del país, que andan sueltos por estos montes.
Una vez abandonado el valle, comienza el ascenso por los montes de Laboreiro, enormes paredones que se alzan cortando el horizonte y ocultando el sol que no alcanza a asomarse por sus mil y pico metros de altitud.
Enormes pedruscos nos rodean y sobrecogen como una inmensa ola que se haya quedado petrificada en las alturas. Dicen los geólogos que hace 3oo millones de años que están ahí. Quizá en aquel tiempo un tremendo tsunami reventó esta parte del planeta y, cuando todo acabó, quedaron como mudo testimonio de la colosal mutación estas cumbres de piedras descomunales que a veces toman la forma de caprichosas figuras, el sapo, el escribano, que se dibujan en el horizonte como enormes seres fantasmales ajenos a nuestro paso por allí.
La ascensión no es fácil. El sol comienza a calentar y sobra impedimenta. Lentos pero incansables, los chicos de los lunes van ganando altura. Una parada aquí y otra allá para recobrar el resuello. Llegamos a lo más alto, donde las grandes rocas nos esperan impasibles, intemporales y eternas. Conscientes de la brevedad de nuestra existencia y de nuestra pequeñez ante estos monstruos de granito, grandes sí, pero sin vida, nos invade una ola de optimismo y contento por haber llegado hasta aquí, respirar el puro aire de estas soledades y disfrutar del magnífico espectáculo que nos ofrece la naturaleza en esta mañana resplandeciente.
La pendiente es tan pronunciada que la bajada es rápida y algo atropellada. No tardamos en llegar a Portelinha, a poco más de una legua de Castro Laboreiro en cuyo restaurante, O Miradouro do Castelo, hacemos alto para disfrutar del merecido premio a nuestros esfuerzos de la mañana consistente en un sabroso Bacalhau com Broa e Batatas a Murro, una de las mejores entre las mil recetas que se dice hay en este país para cocinar el bacalao.
Con las renovadas energías obtenidas en O Miradouro, emprendemos la ascensión a las ruinas del antiguo Castelo, un promontorio a 1025 m. de altitud desde el que se domina una amplia panorámica de Castro Laboreiro y sus alrededores. Aún nos quedan 9 Km. para regresar al punto de partida, ahora por terreno prácticamente llano, entre tierras de labor, corredoiras y congostras como las de aquí, alguna aldea de viejos caserones y caminos empedrados en los que el agua dificulta la marcha por el alto riesgo de pegar un resbalón.
Ya el sol comienza a esconderse tras las montañas cuando llegamos a Lamas de Mouro, al atrio de su encantadora iglesia que es donde hemos iniciado esta Andaina do Lobo.
- A partir de aquí comienza la ascensión
- El brezo y el tojo colorean el monte
- Peto de ánimas
- Dura ascensión
- Penedos en lo alto
- Todo granito
- El Escribano
- Los paredones de A Peneda
- A Portelinha
- Bacalhau com Broa
- Miradouro do Castelo
- O Castelo
- En el muro de O castelo
- Restos de la muralla
- Castro Laboreiro
- Ponte Velha en Castro Laboreiro.
- Rincón de Várcea.
- Muiño
- «Forno comunitario» en Várzea
- Iglesia de Lamas de Mouro
Datos de la ruta | Distancia | Duración | Dificultad | Tiempo |
27,840 Km. | 8 h. 49 min. | Difícil | Soleado |
Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.
Estimados senderistas , recibir mis felicitaciones por esta ruta que os habeis marcado por el país hermano , que por lo que veo tenía sus dificultades por la ascensión , sobre todo , para ciertas edades en la que ya nos encontramos los de nuestra generación , desde luego teneís una voluntad y una constancia digna de elogio
Por experiencia personal , os aconsejo tener sumo cuidado con los accidentes fuera de vuestro país – cosa bastante posible cualquier torcedura o mala caída – porque trae muchos serios problemas y que por desgracia uno ve las consecuencias cuando ya los sufre y todo es muy difícil y muy costoso , pese a la cartilla con carácter casi europeo.
Monty
Viendo el vídeo de hoy he echado en falta un Fado. Las afectuosas gentes portuguesa atesoran, con «saudade», el orgullo de la gloria perdida. Saludos de Antón.
Tienes muchísima razón así que, agradeciendo tu sugerencia, he sustituido a Enya por la gran Amália Rodrigues.
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