El Xabriña en Mouriscados

Es costumbre entre los «sendereantes» de los lunes que el que esté de cumpleaños invite a un buen vino al resto de la tropa y así lo hizo nuestro amigo Torres que cumplía nadie sabe cuántos (pero pocos), regalándonos un mencía de Valdeorras, de muy rico paladar, con el sorprendente nombre de Camino de Cabras y la no menos sorprendente etiqueta que, además de los acostumbrados elogios del enólogo catador, dice cosas como ésta: A veces, y en no pocas ocasiones, tras superar un duro y largo camino repleto de dificultades se consiguen los mejores y más preciados objetivos en la vida.

Ya es causalidad que unos caminantes como nosotros nos encontremos con un vino que se llama Camino de Cabras, lo cual no anda muy alejado de la realidad como se pudo comprobar el sábado pasado en el que atacamos el Monte Arruído, sierra del Galiñeiro, por su cara sur a través de un angosto sendero, más apropiado para los citados cornúpetas que para bípedos implumes como el que suscribe, pero lo de la etiqueta que figura al dorso de la botella de Valdeorras supera cualquier expectativa. ¿Se referirá a nosotros, cuyo objetivo es alcanzar el final de nuestras andanzas venciendo caminos enzarzados, vadeando ríos, chapoteando en el barro o superando las fuertes rampas que a veces desafían nuestro resuello? Son objetivos a conseguir pero tanto como los mejores y más preciados de la vida… es mucho decir.

En fin, el vino estaba estupendo y la comida en O Rianxo de Vilasobroso también, lo cual supuso un justo premio al esfuerzo de la caminata matutina que discurrió en su primer tramo por las riberas del río Xabriña a su paso por la parroquia mondaricense de Mouriscados. A pesar de la lluvia que nos acompañó durante casi toda la jornada, pudimos disfrutar de la maravillosa estampa que nos ofrecía ese precioso río, el cual ya conocen los fieles de Sendereando en su escenario de Paraños, un poco más arriba, en el municipio de Covelo.

Muiños, pontellas y pontillones, jalonan el Xabriña que ahora, en tiempo de lluvias, baja copioso para entregar sus aguas al Tea, bordeado por la frondosa vegetación de los bosques de ribera y los viejos senderos con sus muros cubiertos por el musgo que, año tras año, los ha ido vistiendo de un verde luminoso.

Dejando atrás el río, nos metemos en los montes del Queimadelos, caminando casi todo el tiempo entre pinos y eucaliptos, hasta toparnos con la N120 que nos lleva, en un par de kilómetros, a Vilasobroso en donde nos espera la agradable pitanza de O Rianxo.

Afuera sopla el viento barriendo en rachas de lluvia el negro pavimento de la N 120 que atravesamos para adentramos en los montes de Cumiar bajo una espesa niebla que envuelve el paisaje en un halo de magia, misterio y silencio solamente roto por el rumor del viento y el repiqueteo de la lluvia hasta que, insinuada entre la bruma, aparece la iglesia parroquial de Mouriscados a unos metros del punto en que habíamos iniciado la ruta de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,050 Km. 6 h. 52 min. Media Chubascos 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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