Del Tripes al Louro

El cielo anuncia tronada:
saco paraguas…; no hay nada.
No lo saco, y aquel día
un diluvio nos envía
la Divina omnipotencia.
¡Paciencia! (Bretón de los Herreros).

Pues sí. Paciencia necesitó más de uno de los 13 que componían la cuadrilla de intrépidos caminantes que en este lunes que comenzó nublado pero sereno en las primeras horas de la mañana, siguió con una suave calima y antes de que dieran las doce devino en una pertinaz llovizna, chirimiri o calabobos que no cesó hasta la noche y que empapaba a quien no llevase paraguas o chubasquero.

Mientras ascendíamos por la larga la pista de tierra que saliendo de Ribadelouro sube hasta el Aloia la cosa prometía, pero cuando atacamos el sendero «rompepiernas» que conduce hasta la ermita de San Xiao, un estrecho carreiriño, bastante cerrado de maleza y de pronunciada pendiente, más que la lluvia lo que de verdad mojaba  era el roce con aquella espesa  vegetación ya bien empapada a esas horas.

Suerte tuvimos de que el restaurante Aloia que allí se encuentra estuviese abierto lo que nos permitió disfrutar de una café caliente y prepararnos adecuadamente para continuar el resto de la mañana ya seguros de que había lluvia para rato.

A continuación bajamos por la preciosa Senda botánica que discurre casi en su totalidad paralela a una larguísima y estrecha canalización de piedra que discurre entre acebos, sauces, alcornoques, brezo, madroños y muchas otras especies florales y arbóreas brillantes por la lluvia que caía mansamente resaltando su hermosura.

Siempre en descenso llegamos al lugar de Circos cabecera de la ruta del Tripes o Rego Cotarel que es  su nombre geográfico. Jalonan la ruta los los típicos muiños donde hace casi 200 años discurría una parte importante de la vida de los moradores del valle hasta que la aparición de la energía eléctrica los dejó en meros elementos etnográficos para disfrute de senderistas y amantes de la naturaleza.

Termina el hermoso sendero en las afueras de la capital tudense cuyo casco urbano rodeamos para alcanzar en, uno de los extremos del paseo de La Corredera,  el lugar que alberga el restaurante de nombre «La de Manu», un cuidado establecimiento con excelente servicio y espléndido menú que nos sorprende por su variedad y calidad.

Las mesa muy bien puesta, con elegante mantel de lino sobre el que nos van sirviendo brochetas de rape, tacos de ternera, solomillo a la pimienta, revueltos varios y un etcetera de deliciosos platos y postres, todo por el módico precio del menú del día. No es de extrañar que el comedor estuviese a rebosar.

Después de tan agradable refección recogemos los  bártulos del oficio y reemprendemos la marcha bajo la persistente lluvia dejando atrás las ultimas calles de ciudad para desviarnos por San Bartolomé al puente romano sobre el Louro por cuya margen izquierda caminamos los primeros cinco kilómetros hasta dar con el su afluente, el San Simón, que es el que nos lleva a lo largo de deliciosos parajes, bajo la luz oscura de sus frondosa arboleda hasta Santa Comba de Ribadelouro, inicio y fin de  la  lluviosa y entretenida jornada de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
25,950 Km. 7 h. 42 min. Media Lluvioso 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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