Lloviendo en el paraíso

A Airoa es una pequeña aldea de la parroquia de A Laxe, municipio de Fornelos de Montes. A poco de comenzar la ruta de este lunes nos topamos con  un panel informativo colocado por la Comunidad de montes que pone: Airoa, paraíso natural.

La lluvia, la niebla y el frío impiden que podamos disfrutar plenamente de los bellísimos parajes que iremos encontrando a lo largo del recorrido.

Cuando llegamos a la Fervenza de Casariños sopla un viento helado y cubre la sierra una densa niebla tras la cual se insinúa el formidable salto formado por O Barraqueira de Fonte Uceira y O Barranqueira do Rego de Casariños, dos torrentes que se unen en estos montes  de la Sierra del Suído para caer al fondo de la vaguada y unirse allí en un solo caudal.

Dejando atrás aquel solitario lugar envuelto en la magia de la niebla y la fervenza, encaminamos nuestros pasos hacia A Airoa para lo cual hemos de vadear O Rego do Ceño de Reixa Grande, ahora un ruidoso caudal que cubre los pasos que dan acceso al camino que sigue al otro lado del río, así que no nos queda más remedio que dar vuelta atrás y regresar a la aldea y modificar el recorrido.

Por las verdes praderas brillantes bajo la lluvia entre los estrechos caminitos que forman los cierres de las diminutas fincas, buen ejemplo del tan denostado minifundio, llegamos al puente Silvares en el río Valdohome y seguimos hasta el puente Rocín, siempre por la orilla de este río, hoy pletórico, con su cauce casi rebosante y sus aguas agitadas entre la hermosura de la arboleda que  jalona sus riberas, con mucho cuidado de no resbalar sobre las mojadas  piedras que forman los caminos bien encharcados en esta lluviosa mañana

Puentes y pontellas  cruzan este río y los otros que fluyen por esta comarca como el Couñago cuyos pasos o poldras también hundidos bajo la corriente nos obligan por segunda vez a cambiar de rumbo hasta que llegamos al restaurante casa Chalán, en As Estacas, en  donde podemos descansar del laborioso andar entre piedras y charcos por antiguas congostras que, más que caminos de carro, parecen en esta mañana torrentes paralelos al curso del río.

En este lunes hemos alcanzado el minimum minimorum de asistencia, pues solamente cuatro formamos la animosa tropa que se ha atrevido a desafiar a los elementos en esta mañana de lluvia y niebla. Un mencía Via Apia, de la Ribeira Sacra, con que el brindamos por el cumpleaños de Moisés que sigue la norma no escrita  que no obliga pero prescribe que los cumpleañeros inviten, es lo mejor del rutinario menú con el que recomponemos nuestros baqueteados esqueletos

De nuevo en  la ruta, la lluvia nos da un respiro y hasta el sol parece que asoma tímidamente entre las nubes.  Después de atravesar el monumental y hermoso puente de Anceu, en otros tiempos importante paso de hombres y mercancías y hoy prácticamente abandonado, nos acercamos a la Fervenza de A Feixa, en Verducido, otra magnífica estampa del río Parada precipitándose sobre las rocas. Ahora nos toca volver sobre nuestros pasos y regresar al gran meandro del río Couñago desde donde nos dirigimos hacia el final en nuestra ruta en O Casal.

Una ruta preciosa, cuajada de muiños, puentes, fervenzas y ríos que fluyen entre frondosas riberas que el otoño tiñe de oro antes de que el sol se esconda para dar paso a la tempranas noches de la estación.

 

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
19,780 Km. 6 h. 54 min. Media Lluvia 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

3 pensamientos en “Lloviendo en el paraíso

  1. Hola José , me hizo mucho recuerdo el genitivo plural de minimus minimorun , grato recuerdo de un tiempo en que uno de nuestros profes nos lo hacia notar en nuestra formación técnica

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