Nidos, niños y cuervos

A Serra do Argallo comienza en A Pedra da Gata (Baiona) y finaliza en O Niño do Corvo en O Rosal. Está separada de la Serra da Groba por los cauces de los ríos Groba y Tamuxe. Por ambas sierras discurren las rutas más frecuentadas por los chicos de Sendereando desde que iniciaron sus andanzas hace casi treinta años.

En este lunes nos hemos ido a recordar tiempos por la Serra do Argallo cuyos puntos más destacados son O alto da pedrada, A Pedra furada y O Niño do Corvo.

O Niño do corvo es un espléndido mirador desde el que se contempla una extraordinaria panorámica de estuario del Miño a su paso entre  A Guarda y Caminha con el monte de Santa Tegra y la inmensidad del océano al fondo.

El citado  topónimo de O Niño dio lugar a divertidas situaciones derivadas de la pretendida castellanización de las toponimias regionales sobre todo de la gallega y la catalana. La cosa se inició el el siglo XVII con la victoria borbónica en Cataluña con  «Una instrucción secreta de algunas cosas que deben tener presentes los corregidores del Principado de Cataluña para el exercicio de sus empleos, de 1727, de una obligación explícita: «Pondrá el mayor cuidado en introducir la lengua castellana, a cuyo fin dará las providencias más templadas y dissimuladas, para que se consiga el efecto sin que se note el cuydado.» (Gay Escoda, 1997: 919).»

Tal fervor pusieron los funcionarios en cambiar al castellano los topónimos locales que en ocasiones llegaron al rídiculo como en conocido caso de «El Niño de la guía» versión castellizada de O Niñodaguia, El nido del águila. O niño do corvo devendría en «El niño del cuervo» pero la cosa no llegó hasta ahí.

Aún hoy, a pesar de los esfuerzos por normalizar las lenguas vernáculas se pueden leer en internet, wikipedia y afines muchos topónimos en versión castellanizada que a veces sonrojan.

Dejando a un lado digresiones semánticas sigamos con la jornada senderista de este lunes.

Bajo una suave llovizna en las primeras horas partimos del lugar de Tollo en la tomiñesa parroquia  Goián para acometer las pistas forestales que serpentean por la sierra para en continuo ascenso, salvar los trescientos y pico de metros sobre los que se alza la terraza-mirador de O Niño do corvo.

Después de contemplar ensimismados la maravillosa estampa que nos ofrece tan extraordinaria atalaya emprendemos, en continuo descenso, la marcha hacia el peculiar paraje conocido como A Pedra furada, un conjunto de oscuras rocas de caprichosas formas entre las que destaca una en la que la erosión ha formado dos grandes huecos que le presentan al contraluz una apariencia espectral.

Cuatro kilómetros más y ya estamos en Figueiró, emblemático lugar en el que se eleva el imponente Santuario de San Campio de Lonxe, soldado romano que, convertido al cristianismo, sufrió martirio y es patrón de los soldados que acudían a él para pedirle protección antes de entrar en el Servicio Militar.

Allí, al ladito de la iglesia, se encuentra Casa Telleiro un moderno restaurante renacido el antiguo bar en el que disfrutamos de un económico y elaborado menú que incluye salpicón marinero y guiso de aguja de ternera, por poner un ejemplo, seguido de exquisitos postres en un ambiente agradable y con esmerado servicio.

Después de la inevitable visita al santuario y sus instalaciones continuamos la marcha para alcanzar, en poco más de una hora, la hermosa villa de Goián en cuyas afueras habíamos iniciado y finalizamos, cuando aún el sol brilla en lo alto, la estupenda jornada de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,720 Km. 6 h. 8 min. Media Llovizna y sol 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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