Ruinas en el Patela y en Castrolandín

La mañana es fresca y soleada. Ya se esfumaron los amaneceres oscuros de estos recientes días invernales.

Es un placer caminar a estas horas  por las pistas forestales que, entre pinos y eucaliptos,  serpentean por estos montes, también por alguna que otra carballeira atravesando pequeños regatos como O Rego da Bandeira o  el de O Campo.

Cuando van allá poco más de una docena de Km., llegamos al río Da Patela, un afluente del Gallo que a su vez  desemboca en el Umia, uno de los grandes de los ríos gallegos.

Después de vadear el Patela por una pasarela de madera algo desvencijada, seguimos la dirección del indicador que nos señala que a unos metros se encuentra la antigua Fábrica da Luz de la cual solamente quedan las ruinas de sus muros de piedra cubiertos por la maleza y que aún albergan los restos de la maquinaria propia del negocio como turbinas y transformadores completamente oxidados y esparcidos por el suelo. Llama la atención una lareira al fondo de una de las estancias, señal de que alguien habitaba aquello en los días de actividad.

Un poco más arriba nos topamos con la espléndida cascada, Fervenza do Hervello, una hermoso caída de agua y espuma que se desparrama desde la altura sobre las aguas del Patela que se deslizan río abajo hacia la villa a la cual nos vamos acercando por el caminito que nos lleva al monte Maráns sobre el que se alza la imagen del Sagrado Corazón, obra del afamado escultor Asorey. Tras la arboleda puede contemplarse una hermosa vista de la villa termal.

Una solemne escalinata nos lleva al sendero que rodea la villa bordeando del río Patela el cual abandonamos en el punto que se desvía hacia el caso urbano, cerca de la alameda que atravesamos para entrar en A Casa do Ponte, a la vera del río Gallo, en donde nos espera la pitanza propia de estas horas. Codorniz al horno, cordero (algo insípido), ensaladilla o fabada rematadas con cuajada con miel, componen en menú del día en esta casa.

Recuperados de los esfuerzos de la mañana reemprendemos la marcha directos hacia Castrolandín en cuyo castro se encuentra un antiguo poblado fortificado que data de finales de la edad de hierro y que  fue habitado entre los siglos IV a.C. y el siglo I d.C., época en el que fue definitivamente abandonado por la llegada de los romanos.

Después de Castrolandín regresamos al monte hasta dar con la carretera que nos lleva hasta el lugar de Caeiro, principio y fin de la ruta de este lunes.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
21,990 Km. 6 h. 24 min. Media Soleado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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