Un soplo de primavera en medio del invierno

Mientras en el sur de la península arrecian tormentas y caen diluvios, en el noroeste, aquí en las Rías Baixas, concretamente en la de Vigo, la primavera ha abierto una grieta en el invierno colándose por ella un tiempo soleado y templado que nos hace olvidar los fríos y las lluvias de los pasados días.

Un tímido sol a estas horas tempranas de la mañana, se insinúa tras las cumbres que rodean la bahía tiñendo las tranquilas aguas de la ensenada de San Simón de un gris plomizo y brillante por el que se desliza  entre los lodos de las salinas la silueta serpenteante del río Ulló que avanza por la ensenada diluyéndose en sus aguas.

Eso es lo que vemos desde el cerro que se alza sobre la villa de Pontesampaio, en las inmediaciones de A Pedra Miranda,  un par de enormes rocas, caída una sobre otra para formar una cueva que sirve de refugio para excursionistas, pastores o cualquiera que haya de abrigarse por las inclemencias del tiempo. Hasta hemos encontrado restos de una hoguera en su interior.

Hay que descender de Pedra Miranda hasta la autopista para cruzarla y acometer la larga subida que nos llevará por pistas forestales y algún que otro carreiriño hasta la aldea de Chan de Vilar, un tranquilo y solitario conjunto de casas cuyo silencio solamente se quiebra por  el rítmico pisar de nuestras botas y el balido de un rebaño de ovejas que nos sale al paso.

No tardamos en llegar al parque de Cotorredondo al que se accede a través de un hermoso bosque de jóvenes castaños. Luce el parque su césped verde y brillante sobre el que se eleva la frondosa arboleda que rodea a su famosa laguna de Castiñeiras, un oscuro espejo que  refleja en sus quietas aguas el azul impoluto de este cielo primaveral.

Desde sus casi 400 m. de altitud hemos de emprender el regreso, ahora en continuo descenso por los pinares que la rodean para, siguiendo la corriente de O Rego da Cova y O Rego Sidral, humildes riachuelos  cuyos cauces eran hace un par de meses pura piedra,   toparnos con O Rego Tuimil que se despeña desde las alturas entre muiños y levadas haciéndose sitio entre estrechas gargantas o despeñándose desde redondos penedos en una sinfonía de espuma, vigor y belleza hasta desaparecer bajo la EP-0101 por el puente de Casanova.

Seguimos hacia Vilaboa pasando de nuevo bajo la Autopista del Atlántico y después de atravesar las fincas y tierras de labor por las que fluye, casi escondido, O Rego Tuimil nos allegamos a la antigua carretera nacional en cuyo borde se encuentra el  Asador O Cañoto en donde nos tienen preparada una amplia mesa redonda en la que los diez caballeros y una dama que forman esta expedición dan cuenta del escueto pero bien elaborado menú que sirven en este mesón.

Toca regresar bajo un sol que no solo ilumina la incipiente tarde sino que también calienta permitiendo que nos despojemos de tabardos y prendas de abrigo para caminar relajados y felices por el sendero que nos lleva a través de umbríos parajes desde Vilaboa hasta las Salinas de Ulló, una antigua explotación de sal marina que es ahora un espléndido paseo por la orilla norte de la ensenada que nos conduce hasta Pontesampaio y desde allí de nuevo al parque de A Lapa inicio y fin de esta estupenda y primaveral jornada.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
22,610 Km. 6 h. 33 min. Media Soleado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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